La parroquia San Buenaventura, perteneciente a la Diócesis de Ciudad Guayana y adjunta a la pastoral social de Cáritas de Venezuela, requiere insumos para continuar con la jornada de alimentación que hacen todos los domingos en el Hospital Dr. Raúl Leoni, en Guaiparo, y en al menos 15 sectores vulnerables adjuntos a la parroquia con sede en El Roble, también en San Félix.
Desde marzo de 2020 la parroquia reactivó la repartición de, en promedio, 300 platos de comida principalmente para los pacientes y familiares del hospital de Guaiparo. Aunque también se comparte con personal sanitario y personal de VEN 911.
“De esa cantidad sacamos para llevar alimento a los pisos, al área COVID-19, a maternidad, traumatología… dependiendo de la cantidad de personas que estén ahí. Compartimos con el personal de enfermería, que muchas veces tiene que redoblar guardia y no tiene comida”, explicó el párroco de San Buenaventura, Jorge Carreño.
Esta jornada es clave en el hospital de Guaiparo, porque su comedor – primero responsabilidad del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) y luego de una contrata privada- no funciona desde hace al menos 18 años.
Con la dificultad para movilizarse, y el incremento de los niveles de pobreza, cada vez es más difícil que los parientes de los pacientes puedan garantizar las tres comidas diarias. A algunos familiares también les ha tocado pernoctar con el estómago vacío.
La parroquia, con apoyo de voluntarios dentro y fuera del país y algunos negocios de la localidad, igualmente reparte comida a familias con altos niveles de inseguridad alimentaria de sectores como Las Parcelas, Las Delicias, La Lucha, Roble Norte, Roble Sur y La Laja.
“En el mes también podemos compartir algunas comidas en coordinación con representantes de 15 sectores de San Félix. Por ejemplo, el mes pasado pudimos compartir 472 comidas (arroz con pollo) en caridad y solidaridad”, dijo.
El día de la Virgen del Valle, la parroquia repartió 1.100 platos de sopa con apoyo de la sociedad civil. Para continuar con la labor requieren el apoyo masivo de más voluntarios dentro y fuera del país.
Contrapeso del hambre

Las parroquias San Onofre y Nuestra Señora de Coromoto, también adjuntas a la Diócesis de Ciudad Guayana, entregan 30 bolsas de comida mensuales y 60 semanales a pacientes con COVID-19, y sus familiares, y personas en condición vulnerable desde el inicio de la pandemia.
Son las organizaciones no gubernamentales, laicas, católicas, evangélicas o que profesan otras creencias quienes, en medio de la emergencia humanitaria y la creciente inseguridad alimentaria, intentan procurar alimento semanal o mensual a sectores desasistidos.
Esto ocurre mientras todos los trabajadores humanitarios están a la espera de la entrada del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas (ONU), programa que han solicitado desde hace más de dos años sin que, hasta ahora, Nicolás Maduro manifestase voluntad política para que se materializara en el país.
El domingo finalmente David Beasley, director del PAM llegó a Venezuela, para firmar convenios con el régimen en una reunión que sostendrían este lunes. Las organizaciones humanitarias esperan que las incluyan para apoyar con el plan.