domingo, 12 enero 2025
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Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe finaliza los festejos de la virgen este 12 de diciembre

Este jueves la Iglesia Católica festejó a la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona del continente americano y de México.

Ciudad Guayana cuenta con una parroquia consagrada a la advocación mariana de Nuestra Señora de Guadalupe, la cual dirige el padre José Jesús Salcedo desde hace unos 7 años en la urbanización Villa Asia de Puerto Ordaz.

Como parroquia se instauró hace unos 20 años, cuando los fieles de la comunidad comenzaron a reunirse en torno a la devoción a la Virgen María.

La programación en honor a la virgen comenzó hace unos tres meses y finalizó este miércoles con un rosario y una misa solemne presidida por monseñor Juan Carlos Bravo.

“El día de hoy comenzamos con una actividad llamada el despertar feliz; posteriormente realizamos el rosario y la eucaristía de Aurora. Las misas y rosarios de Aurora son aquellos que se realizan en las primeras horas del día”, explicó el obispo.

Agregó que este es un día solemne para la Iglesia Católica, en especial para los fieles guayaneses venezolanos y de Latinoamérica, porque se conmemora un aniversario más de la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego en el año 1531.

Cabe destacar que esta celebración se viene realizando desde el año 1667 con la bula papal, que es un decreto hecho por el santo padre, que en ese entonces era Clemente IX.

Al ser el polo industrial de la nación, Ciudad Guayana recibió gran cantidad de migrantes. Entre esos grupos llegó una nutrida comunidad mexicana; sin embargo, por las circunstancias actuales, la presencia de ciudadanos de este país disminuyó en gran cantidad.

Varios fieles comentaron que años llegaban migrantes mexicanos, no obstante, después de que las circunstancias del país cambiaron no ha habido presencia de hermanos mejicanos.

El relato

Según señala la tradición oral, el 9 de diciembre de 1531 un indígena converso al catolicismo llamado Juan Diego caminaba a la iglesia de su comunidad para recibir clases de catecismo, cuando al pasar por el cerro Tepeyac de lo que hoy en día es la Ciudad de México escuchó una voz que le llamaba por su nombre.

Cuando llegó al lugar se encontró con una mujer que afirmaba ser la Virgen María, quien le dijo: “Hijo, soy María. Quiero que en este cerro se construya un templo para que todos mis hijos puedan venir a mí”.

Como en la mayoría de los relatos marianos, el protagonista avisó al obispo de la ciudad, entonces liderada eclesiásticamente por fray Juan de Zumarraga.

El clérigo no le creyó, por lo que le pidió prueba. Juan Diego regresó al cerro a buscar nuevamente a la virgen, entonces ella le dijo: ven mañana y te daré las pruebas que buscas.

La mañana del día 10 de diciembre, don Bernardino, tío de Juan Diego, amaneció gravemente enfermo al creer que iba a morir. Le pidió a su sobrino llamar al cura para que le diera el sacramento de la extremaunción.

Desesperado corrió camino a la iglesia, cuando entonces la virgen se le apareció nuevamente interrogándole sobre el porqué no había cumplido la promesa. Al contarle lo sucedido, le dijo.

Tu tío estará bien: ve al cerro Tepeyac y recoge las rosas blancas y rojas que se encuentran plantadas en la cima; después de eso, ve con el obispo.

Para el 12 de diciembre, al momento de entregar la encomienda, destaparon las flores y se dieron cuenta de que en la tela apareció la imagen de la virgen; sin embargo, se caracterizaba por ser de rasgos indígenas y americanos.

Al darse cuenta de lo sucedido, fray Juan afirmó que eso era un milagro, por lo que accedió a construir el templo que pedía la virgen.

En cuanto regresó a su casa, Juan encontró a su tío Bernardino muy saludable, entonces el señor afirmaba haber sido curado por la virgen, quien le dijo: “Quiero ser conocida como la Virgen de Guadalupe”.