@mlclisanchez
Desde hace dos meses y medio, en la librería católica Paulinas, en Puerto Ordaz, no hay energía eléctrica. Eso porque el 6 de septiembre los dos transformadores de corriente que abastecen el Centro Comercial Moripa, en Castillito, explotaron.
Las hermanas católicas solicitan una vez más a la estatal Corpoelec que les provea una toma de corriente comunitaria independiente del centro comercial porque no tienen recursos para comprar un transformador por cuenta propia, ni una planta eléctrica.
“No podemos hacer nuestra misión del apostolado a través de nuestros libros, orientación y espiritualidad. Nosotros pedimos a Corpoelec que nos independice del centro comercial, tener nuestro medidor aparte para que podamos seguir haciendo nuestra misión de evangelizar a través de nuestra librería”, dijo Alicia Galíndez, una de las monjas.
La Librería Paulinas tiene 30 años de trayectoria en Ciudad Guayana. Es la única librería católica del oriente del país a la que acuden feligreses, y curas procedentes del sur de Bolívar y demás estados aledaños.
60% de caída de las ventas
El tiempo prolongado sin electricidad bajó drásticamente las ventas de la librería, en al menos 60%, pues los puntos de venta no funcionan, el punto inalámbrico pierde señal y en la zona no siempre hay cobertura para hacer pago móvil.
Además, no pueden trabajar la jornada completa de flexibilización por horario navideño, por el calor y la falta de ventilación del espacio. La mayoría de las trabajadoras de la librería son monjas de la tercera edad entre 82 y 56 años.
Piden que su local sea conectado a una toma de corriente comunitaria porque no reciben apoyo de los dueños del centro comercial y demás locatarios para solucionar en conjunto el tema eléctrico que, en principio, es competencia privada.
Galíndez informó que en conjunto tuvieron que pagar 110 dólares para mandar a revisar los transformadores. Quedó un solo transformador en pie, y arreglarlo cuesta casi tres mil dólares que no logran reunir porque cada locatario se rehúsa a pagar su parte.
Sin apoyo privado
“Solo a nosotras nos tocaría pagar 230 dólares, y lo haríamos con esfuerzo, pero nadie quiere arreglar esto en conjunto”, lamentó Galíndez.
De 10 locales comerciales que hay en el sitio, tres resolvieron la falla eléctrica de forma improvisada y rudimentaria, y los demás locales cerraron sus puertas y se mudaron, como el caso de Seguros Horizonte, una empresa de seguros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
“Imagínate, tenemos que enfrentar todas las regulaciones del Seniat. Nuestras cajas registradoras no están funcionando, usamos registros manuales, como si fuéramos una bodeguita. Estamos pidiendo un servicio como ciudadanas, que la solución llegue particular”, dijo la hermana Geraldine Flores.
Galíndez, por otro lado, aclaró que está consciente de que con una toma comunitaria no se podrá usar el aire acondicionado de tres toneladas que tiene la librería. “Queremos al menos corriente 220v para poner ventiladores o poner un aire acondicionado pequeño. Queremos poder continuar con nuestra misión”, dijo.
En la librería no solo hay venta de libros, sino que también organizan encuentros bíblicos y brindan asistencia espiritual. Dentro del local hay una capilla donde durante la pandemia, los creyentes iban a orar por sus familiares y amigos. “Y eso ya no podemos hacerlo porque, ¿quién aguanta este calor?”, dijo Galíndez.
Se acerca el evento de la Inmaculada Concepción, que es la bienvenida religiosa a la navidad en el calendario católico y las monjas esperan no tener que suspenderlo por la falta de electricidad.