lunes, 12 mayo 2025
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Familiares exigen a las autoridades regionales acabar con la profanación de tumbas en Cementerio Municipal

Antisociales se dedican a abrir las urnas para extraer las cabillas estructurales que sostienen las lápidas y venderlas como chatarra. Según la directora del panteón municipal, afirman que es su método de subsistencia.

En pleno sol, una madre camina desesperadamente entre la maleza y suciedad que rodea las lápidas del Cementerio Municipal de Chirica, en San Félix. La afectada hace pausas ahogadas entre sollozos mientras relata por una llamada telefónica cómo han destrozado la lápida del féretro de su hija, fallecida hace 28 años.

Al otro lado del teléfono, su hija menor intenta calmarla y le indica que acudirán al lugar para ejecutar las reparaciones. “¿Cómo es posible que destrocen un lugar sagrado? ¿Dónde está el gobernador y el alcalde? ¿Por qué?”, vocifera indignada.

El descuido y enmontamiento es lo primero que se avizora cuando entras al Cementerio Municipal, único organismo público que ofrece este servicio en Caroní. La mayoría de las lápidas permanecen rotas y dobladas. No hay flores. Y, al acercarse, es posible mirar los cadáveres totalmente al descubierto en al menos 5 fosas del primer tramo del camposanto.

El equipo de Correo del Caroní se trasladó al lugar, apenas entrando se escuchaba el llanto de esta madre que iba acompañada de su hijo, ya que, ante el alto índice de robos en el camposanto, no siente seguridad de visitar la lápida de su hija sola.

“Toda la tumba de mi hija estaba destrozada en pedazos. Me le habían robado los floreros, las flores que ya no le pongo porque se las roban. Tú las pones y a la media hora ya no están. Aquí nadie sabe nada. Si no saben el alcalde y el gobernador que son los que deben estar pendientes de esto. Esto debe ser un sitio sagrado. Respetarse porque son nuestros familiares muertos que están aquí descansando. Por favor, aunque sea de esto, ocúpense. Ya que no se ocupan de nada porque tenemos las calles destrozadas. Al menos ocúpense de esto, que es un sitio sagrado. Allí están nuestros familiares muertos. Por favor, vean lo que está pasando. No permitan que sigan destrozando la tumba de nuestros muertos”, expresó la denunciante, quien no compartió su nombre con el equipo reporteril.

A la par, un grupo de sepultureros se encontraba haciendo arreglos a unas lápidas y comentaron a este medio que cada vez son más las tumbas profanadas, indicando que al pasar se pueden ver cadáveres totalmente descubiertos.

Robo de cabillas y urnas: un método de subsistencia

Este medio se dirigió a las oficinas administrativas y conversó con la directora del Cementerio Municipal, Elizabeth González, quien declaró que tienen activos varios planes de patrullaje, pero el espacio es demasiado grande para hacer recorridos diarios. Asimismo indicó que quienes profanan las urnas lo hacen para extraer las cabillas instaladas para sostener la estructura superior de los sepulcros y venderlas como chatarra.

“Son personas que perdieron la cultura. Hasta para pasar por encima de una tumba se debe pedir permiso. Nosotros tenemos seguridad por parte de Patrulleros de Caroní, pero por la magnitud del espacio, tenemos cuatro sectores: Francisco de Miranda, El Tubo y Ciudad Bendita. Además de otros sectores también vienen a hacer profanación. Hay adolescentes y parejas haciendo esto. Esto no es de ahora, tiene años. Pero ahora se ha intensificado porque las personas dicen que tienen que mejorar su situación económica. Uno de los materiales requeridos son las cabillas, entonces le sacan las cabillas para venderlas en las chatarreras. Tenemos denuncia en Fiscalía, Patrulleros de Caroní, Cicpc… Han agarrado a varios con lotes de cabillas, pero en la tarde esto queda solo. En la mañana no podemos hacer tantos recorridos, somos 11 funcionarios, pero es una magnitud de terreno muy amplia”, expuso González.

La directora del camposanto aseguró que hay varios operativos activados para la vigilancia del lugar. A su vez señaló que ha recibido amenazas por parte de familiares que vivieron esta situación y afirmaron que si se repetía “van a quemar el lugar”.

“Es muy desagradable venir a visitar a un difunto y encontrarse esas tumbas profanadas, pero la cultura se ha perdido. La impotencia es grande. Pero tenemos que saber manejar la situación y hacerle entender a las personas. Lo que se comenta es que es por la situación económica, que tienen que subsistir y comprarle una harina pan a sus hijos”, acotó. 

¿Cuánto cuesta enterrar a una persona?

Asimismo señaló que para dar sepultura las personas deben llevar su propio material que consta de 55 bloques, una lámina de zinc, dos sacos de cemento y 12 pedazos de cabillas. Sin embargo, explicó que se está implementando usar madera en lugar de cabillas para bajar el índice de robos.

“Se busca minimizar la profanación de las tumbas. No es el deber ser, pero es una alternativa. Deben cancelar 1 bolívar que es el impuesto municipal. Hay un grupo de sepultureros que llevan años en el cementerio y ellos cobran 600 bolívares por la construcción de la fosa si les traen el material. Antes se hacían las fosas, pero no tenemos material, entonces ubicamos el espacio”, manifestó González.

Inseguridad: robos a la orden del día

En entrevista con Correo del Caroní diferentes usuarios alegaron que han dejado de visitar el lugar debido a los altos índices de robo. Según los familiares, la semana pasada un grupo de parientes fue asaltado y despojado de sus pertenencias mientras hacían una visita al camposanto.

“Yo siento miedo. Esto es horrible. Aquí sacan a los muertos de sus tumbas. Yo no sé para qué, será para robarse el cajón. Eso ocurre mucho. Limpian hasta cierta parte, puro la entrada. Para allá abajo no pasan. Me da miedo que me vayan a robar. Mi mamá está cerca de la entrada, pero ya tenía varios meses sin venir. A veces vengo y veo esas tumbas profanadas. Vine con mis hermanos, enterraron a un muchacho el sábado y el martes ya lo habían sacado y tirado en otra parte, los familiares lloraban. Aquí yo nunca veo vigilancia”, denunció una de las usuarias que permanecía en el lugar y solicitó no revelar su identidad.