Desde el inicio de la pandemia por COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS-OPS) ha sido tajante sobre la eficacia de las desinfecciones ambientales y a domicilio para evitar los contagios por coronavirus a través de la aspersión de desinfectantes: no sirven para evitar contraer la enfermedad causada por el virus SARS-Cov-2 y sus variantes.
Y no sirven por tres razones principales:
Porque el contacto con superficies no es la principal vía de contagios por COVID-19: de acuerdo con centros de control de enfermedades en Estados Unidos, el riesgo de contagio al tocar superficies contaminadas es de uno entre 10 mil. Por lo tanto, para disminuir riesgo de contagio por contacto, basta limpiar las superficies que se utilizan con frecuencia con agua y jabón constantemente.
Gastar recursos en algo que no es el mecanismo principal de contagio es absurdo, y es un gasto innecesario de recursos, sería más importante invertir en mascarillas, en equipos de protección personal o en educación”. |
Porque las calles y aceras no se consideran puntos de infección por el SARS-Cov-2: la suciedad en estos entornos desactiva el desinfectante, y en estos espacios no es posible limpiar a mano para eliminar la materia orgánica. Incluso donde no hay suciedad, tampoco es posible que la fumigación química cubra por completo las superficies durante el tiempo necesario para inactivar los elementos infecciosos, especialmente en aceras y senderos sin pavimentar, por tener superficie porosa.
Y porque estos sistemas de desinfección públicos y privados rocían desinfectantes: con la aspersión de desinfectantes solo se consigue exponer las personas a irritación en ojos, piel y vías respiratorias.
Aunque las razones sobran para desestimar el efecto de las desinfecciones ambientales y de otros espacios a domicilio, estas desinfecciones hechas por entes gubernamentales e incluso por iniciativas privadas, continúan generando una falsa sensación de seguridad en la población.
¿Es necesario pagar por un servicio privado de desinfección?
No. Sin embargo, en el municipio Caroní del estado Bolívar, a la par de las desinfecciones ambientales organizadas por la Alcaldía y la Gobernación -como sucede en todo el país-, surgieron emprendimientos privados que ofrecen servicios de desinfección a domicilio contra la COVID-19, a tarifas entre los tres y 40 dólares o más dependiendo de la cantidad de metros cuadrados de la vivienda o negocio.
Y para desinfectar, los emprendimientos esparcen en el suelo y en las superficies hipoclorito de sodio (cloro) o amonio cuaternario, contrariando los protocolos de limpieza recomendados por la OMS, lo que no solo es un gasto innecesario para protegerse del contagio, sino que expone a quienes optan por el servicio a irritaciones en la piel, ojos y vías respiratorias.
La OMS establece que la desinfección de entornos como oficinas, gimnasios, hogares, edificios de acceso público son importantes para reducir la posibilidad de contaminación por coronavirus solo si se prioriza la limpieza de las superficies que se utilizan con más frecuencia con un paño.
“No se recomienda pulverizar desinfectantes en las superficies de los espacios interiores para destruir el virus de la COVID-19. Si hay que aplicarlos, debe hacerse con un paño o una toallita que esté empapada en el desinfectante”, dice la OMS.
¿Qué se debe limpiar constantemente? Superficies como pomos, puertas, cocinas, baños, platos, grifos, teléfonos, teclados de computadora y otras superficies de trabajo que se utilicen constantemente.
Para ello no se requiere ningún químico especial fuera de los que se utilizan convencionalmente, aunque las iniciativas privadas prometan que sí. “La limpieza debe mantenerse, pero como parte de la rutina, con agua, jabón y productos de limpieza convencionales, no es necesario pagar demás para eso…”, explicó el infectólogo y vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, Manuel Figuera.
Las probabilidades de contagio son mínimas
La limpieza de superficies es una acción complementaria que bajo ninguna circunstancia reemplaza las medidas de prevención que existen: lavado constante de manos, distanciamiento social, uso de mascarillas que cumplan con los parámetros de la OMS, y evitar la aglomeración de personas.
Figuera reiteró que es importante entender las vías de transmisión del nuevo coronavirus para evitar el contagio y para evitar incurrir en gastos innecesarios.
La principal vía de contagio de la COVID-19 es el contacto persona a persona a través de las gotas de saliva que se emiten al hablar, toser y estornudar, y las medidas más eficientes para evitar la transmisión del virus siguen siendo las básicas, no la desinfección de espacios abiertos.
“Por lo general los contagios no ocurren por tocar superficies, por tocar botones de ascensores, por tocar las bolsas de compras, ni por los zapatos u otros elementos. Mucha gente lamentablemente se obsesiona con esas medidas y se siguen infectando porque limpian la casa de pies a cabeza, pero invitan a los vecinos y amigos a tomar café”, señaló el médico.
Es imprescindible mantener la higiene de manos, y la limpieza del hogar como se haría convencionalmente.
Ni desinfección de calles ni pasillos de desinfección
Los pasillos de desinfección que la Alcaldía de Caroní pone en los mercados municipales para rociar a la gente con hipoclorito de sodio no se recomiendan bajo ninguna circunstancia. La OMS establece que estas medidas causan daños físicos y psicológicos, y no reduce la probabilidad de que la persona infectada propague el virus.
“Una persona con COVID-19 puede propagar el virus tan pronto como empiece a hablar, toser o estornudar, incluso si pasa por un túnel o una cámara de desinfección”, expone la organización en su guía digital de desinfección.
Señala que rociar a las personas con cloro u otras sustancias tóxicas puede causar broncoespasmo por inhalación, irritación ocular y en la piel, náuseas y vómito.
“Gastar recursos en algo que no es el mecanismo principal de contagio es absurdo, y es un gasto innecesario de recursos, sería más importante invertir en mascarillas, en equipos de protección personal o en educación”, reiteró el infectólogo.
Sin embargo, el accionar del Estado venezolano gira entorno precisamente a la desinfección ambiental con hipoclorito. De hecho, cada Alcaldía -como la del municipio Caroní- tiene números de teléfono disponibles para que las urbanizaciones y barriadas soliciten desinfección mientras los recintos hospitalarios carecen de desinfectantes y agua para mantener la limpieza adecuada según estándares internacionales.