Antes de la pandemia los colegios del municipio Caroní carecían de mantenimiento y vigilancia. La cuarentena -decretada en marzo del 2020- facilitó la cancha a los delincuentes que desde entonces roban y desmantelan en completa impunidad las desprotegidas instituciones educativas.
La Unidad Educativa Ramón Isidro Montes, cercano a la avenida Centurión de San Félix, es un blanco de la embestida delictiva. Residentes cercanos a la sede y personal de la institución alertan de los hurtos que ocurren bajo total impunidad.
Una profesora de la unidad educativa señaló que el desmantelamiento data desde marzo de 2020, cuando inició la cuarentena y los niños y maestros dejaron de asistir al colegio. De la sede se han llevado parte de la infraestructura y equipos tecnológicos.
Cuando vayan a decir que tenemos que empezar las clases presenciales, nosotros no vamos a tener colegio, nosotros no vamos a poder empezar ahorita, ni mañana ni el año que viene (…) si no nos prestan una sede compartida con otra institución nosotros no vamos a poder arrancar”. |
Los antisociales iniciaron saqueando el área donde preparaban los alimentos del Programa de Alimentación Escolar (PAE). “Rompieron la parte de la cantina y la desmantelaron por completo, allí no dejaron absolutamente nada”, dijo la profesora.
Aunque formularon la denuncia en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y algunos equipos fueron recuperados, esto no ha evitado nuevos robos.
En el periodo de un año han sido sustraídos tableros eléctricos, cableado, computadoras, aires acondicionados, computadoras, herramientas de mantenimiento, filtros de agua, marcos de metal y los ángulos de hierro de los pupitres. “No he querido renunciar para no dejar a los muchachos, no tienen un colegio digno, tampoco vamos a dejarlo así, a la buena de Dios”, afirmó la educadora ante el estado de la institución.
Autoridades docentes han planteado que la infraestructura sea resguardada por algún funcionario de la milicia bolivariana o alguna familia que pueda quedarse a vivir, pero no han recibido autorización ni alternativas para garantizar el resguardo del Ramón Isidro Montes.
El colegio que fue centro de votación para las parlamentarias del 6 de diciembre recibió acondicionamiento eléctrico en dos de los salones para el proceso de electoral, pero más allá de esto, ninguna atención que garantice que los estudiantes puedan volver a los salones.
Al borde del cierre
De acuerdo con la docente, más de 600 estudiantes están en riesgo de quedar sin infraestructura para estudiar. “Cuando vayan a decir que tenemos que empezar las clases presenciales, nosotros no vamos a tener colegio, nosotros no vamos a poder empezar ahorita, ni mañana ni el año que viene (…) si no nos prestan una sede compartida con otra institución nosotros no vamos a poder arrancar”, advirtió.
Relató que, anteriormente, pese a que no recibían recursos, podían mantener el colegio en condiciones óptimas, tanto así que organizaban reuniones del ministerio y del circuito de directores. “Me siento desmoralizada, desmotivada y abandonada por la gente que pensé que podía estar de frente con esta situación, pero no tengo respuesta de nadie”, recriminó.
Richard Rodríguez, residente del sector, estima que en los últimos cuatro meses ha empeorado el desarme de la unidad educativa. Ha visto como incluso en horas de la tarde sujetos cargan con rejas y pedazos de metal de la institución. “Pasan personas con pupitres, ventanas, puertas”, recriminó.
Pese a que vecinos han llamado a funcionarios policiales cuando han notado que ocurren este tipo de hurtos, no tienen respuesta por parte de las autoridades. “Dentro de poco no va a quedar nada”, denunció el joven quien años atrás estudió en dicho colegio.
Ante las pocas atenciones y el continuado desmantelamiento de la institución no cree que pueda retomar clases presenciales cuando reciban la autorización del ministerio. “Es triste y doloroso el estado en el que está, de abandono”.