Conductores y peatones guayaneses viven en riesgo latente por dos razones: la ausencia de semáforos operativos en avenidas y la violación de las leyes de tránsito por parte de los propios choferes.
En cuanto a los semáforos, el secretario de Gestión Urbana de la Alcaldía, Giovanni Barrios, en entrevista con Correo del Caroní reconoció que de los 120 dispositivos con los que cuenta el municipio, al menos 40 permanecen dañados. Barrios aseguró que la secretaría que preside desde 2019 está trabajando para reemplazarlos y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones del alumbrado público.
Según el artículo 44 de la Ley de Tránsito Terrestre, la municipalidad es responsable del buen estado de funcionamiento, preservación y mantenimiento de las señales y dispositivos de tránsito en las vías públicas.
Margaret Hidalgo manifestó que analizar el fenómeno con pocas variables no arrojará un resultado certero, no obstante, apuntó a la inseguridad, el daño continuo de los semáforos y la falta de vigilancia en las calles como factor determinante
La situación de los semáforos fue denunciada por el coordinador de Vente Venezuela para el período 2020-2021, Carlos Mesa, quien señaló que más de 30 semáforos estaban dañados en el municipio. Según las cifras proporcionadas por la Secretaría de Gestión Urbana se habrían dañado al menos 10 semáforos más hasta mayo de 2022.
Barrios confirmó la entrega de 50 semáforos por parte de la Gobernación y aseguró que estos serán instalados a la brevedad posible para mitigar el riesgo en las intersecciones.
“Con la dotación de la Gobernación estamos en capacidad de cubrir la necesidad de semáforos que tenemos en San Félix que es nuestra prioridad, debido a las condiciones en que se vive. Luego iremos al sector de Puerto Ordaz”, informó.
Durante el tercer cuatrimestre del 2021 la administración de Nicolás Maduro ordenó el desarrollo de un plan para dotar a todo el país de semáforos de alta tecnología, los cuales incorporarían tarjetas con mecanismos para la revisión y control de tránsito. No obstante, en Ciudad Guayana persisten los dispositivos dañados.
La autoridad ratificó que existen fallas en la semaforización; no obstante, explicó “que la anarquía y el irrespeto a las normas de tránsito son consecuencia de muchos accidentes. La desidia por parte de los conductores y el irrespeto vehicular de la señalización es una realidad en Guayana”.
– ¿Cuántos accidentes de tránsito ocurren en la municipalidad al año?
– El que te responda eso es un gran irresponsable. La estadística de estos accidentes proviene de las denuncias que se hacen. Tienes un choque, llamas a tránsito. Antes hacían eso porque las personas tenían un seguro, ahorita con la situación que tenemos pocas personas tienen asegurado su vehículo. La gente llega a acuerdos informales en los choques, la realidad cambió.
– ¿A qué se debe que los ciudadanos no cumplan las normas de tránsito?
– Desde el 2014 hubo un proceso de desinstitucionalización de la sociedad. Eso significa que no hay respeto a ningún tipo de autoridad. Las personas ya no respetan las señalizaciones y eso no es culpa de la Alcaldía.
– ¿Este proceso se debe a que los semáforos permanecieron dañados por mucho tiempo?
– No. Eso forma parte de una política de no respetar ninguna autoridad, entre ellas los semáforos. Me como la luz. ¿Y qué? Es una situación de irrespeto a la autoridad y eso se ha venido promoviendo como una forma de sentirse dueño de la calle y dueño del espacio. Por ejemplo, la época de las guarimbas. Hubo una política deliberada de hacer esto. Ahora, decir que fue tal o cual… Es un comportamiento social que se promovió y destruyó las normativas. Cuando tú colocas un caucho quemado sobre el pavimento, estás fundiendo el asfalto. Eso está descompuesto. Con cualquier lluvia que haya se va a destruir esa parte de la carretera.
Inseguridad y robos nocturnos empañan la norma
La socióloga Margaret Hidalgo, egresada de la Universidad Central de Venezuela y especialista en Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública, explicó que las normas de tránsito son conductas que dependen de la internalización que haga el ciudadano de la misma y el sentido que le encuentre a su cumplimiento. Asimismo aseguró que su acatamiento dependerá del contexto de la ciudad y agentes externos que condicionan cómo responden los ciudadanos.
“En un país con unos elevados índices delictivos, es bastante probable que una persona sienta temor de pararse en un semáforo, ya que puede venir un delincuente a mano armada para intentar robarse el vehículo o el teléfono del conductor. Eso se presentó mucho en Caracas. La tesis de que esto ocurría en medio de las guarimbas puede tener algo de certeza, pero la falta de acatamiento a las normas de tránsito viene desde mucho antes. No se desencadenó a partir de las protestas”, aclaró.
Margaret Hidalgo manifestó que analizar el fenómeno con pocas variables no arrojará un resultado certero, no obstante, apuntó a la inseguridad, el daño continuo de los semáforos y la falta de vigilancia en las calles como factor determinante.
– ¿Cree que luego de las protestas y toma de las calles, hay personas que incumplen con las normas de tránsito con fines políticos o motivados por el deseo de protesta?
– Para nada. Creer que una acción colectiva de protesta va a tener injerencia en la percepción de las normas de tránsito es hacer una conjunción sin base fundamental. No estoy de acuerdo con que las protestas tengan responsabilidad con acatar o no las normas de tránsito. La delincuencia en las avenidas tiene un efecto considerable, sobre todo, en las noches. Estar unos segundos parado en una calle oscura y sin vigilancia correcta de organismos de seguridad puede ser un riesgo. Las personas lo pueden percibir como un riesgo mayor que un accidente de tránsito. Sería importante que cada Alcaldía generara mesas de trabajo con los equipos de seguridad vial, asociaciones de vecinos… Hay que indagar qué está ocurriendo en cada sitio. No es lo mismo analizar lo que ocurre en Caracas que lo ocurre en el interior del país.
“Las causas tampoco se pueden ver desde un solo punto de vista. Hay que analizar la percepción que tiene el ciudadano de la seguridad, la promoción que le da el Estado al cumplimiento de las leyes. Influye la historia de la localidad, cómo se desarrolla e interactúa con la autoridad. No hay un discurso único que dé respuesta a problemas sociales”, adujo la socióloga.
Conductores responsabilizan al Estado
El equipo de Correo del Caroní contactó a varios choferes de Ciudad Guayana para conocer su percepción con respecto a las leyes de seguridad vial. Todos coincidieron en que no cumplen a cabalidad con las normativas, siendo las razones más repetidas el tiempo prolongado sin semáforos en la ciudad y la falta de consecuencias por cometer infracciones atribuidas a la desidia gubernamental.
Un comerciante de San Félix, quien prefirió permanecer en el anonimato, aseguró que la problemática se debe a la imperante anarquía y falta de presencia de funcionarios en las calles.
“Se han dejado de respetar las normas porque no existen funcionarios de tránsito en la calle que hagan respetar la ley. Si se deja eso a discreción de las personas, todo el mundo hará lo que le dé la gana. Antes había funcionarios que ponían multas y hacían patrullaje. Actualmente no hay presencia de tránsito en las calles. A ellos es a quienes corresponde, el Cicpc no tiene la competencia de estar al pendiente de quién se come la luz o quién se estaciona mal. Eso corresponde a los fiscales de tránsito y eso ahora está limitado a puro trabajo administrativo”.
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Esto viola los artículos 49 y 50 de la Ley de Tránsito Terrestre que establecen la responsabilidad de los fiscales de tránsito de mantener el control y la vigilancia de las vías.
Al ser consultado acerca de si considera que el irrespeto a las normas de seguridad vial tiene razones políticas, el declarante respondió que no. Afirmó que “es algo que simplemente los conductores hacen porque no hay consecuencias para quienes los irrespetan”.
Una taxista cuya ruta se centra en Puerto Ordaz aseguró que cumple con la mayoría de las normas de conducción, no obstante, admitió que por las noches comete infracciones debido a que es una medida de seguridad: cumplirlas representa un peligro para ella.
– ¿Qué cree que ha provocado que las personas irrespeten los semáforos?
– Creo que las personas no respetan los semáforos porque tuvimos mucho tiempo sin ellos. La gente se acostumbró a no usarlo. Ahora que están, hay que retomar el hábito. Además, sirven unos sí y unos no. Tuvimos años sin semáforos en toda la ciudad. Empezaron a colocarlos y siempre estaban dañados de alguna manera.
– ¿Considera que este irrespeto puede tener alguna motivación política?
– No. No creo que sea forma de protesta. Creo que la gente lo hace para ahorrar tiempo y hasta gasolina. Si mejoraran las condiciones de los semáforos y la iluminación de las calles, las personas acatarían más la norma.
Al ser consultado sobre el tema, un estudiante universitario puntualizó que los únicos que cumplen las normativas de conducción son las personas de edad avanzada. “Ellos vivieron en una Venezuela donde existía la educación vial y el que tenía licencia efectivamente sabía conducir”.
– ¿Respetas los semáforos que están en la vía?
– Hay veces que sí y veces que no. Yo manejo mucho de noche. No me voy a quedar ahí pagando la novatada de que me roben en el semáforo por estar esperando que cambie a verde. Ha pasado bastante.
Asimismo aseveró que se ha perdido toda educación vial, exigencias en las pruebas de conducción y vigilancia a los conductores y peatones.
“No hay fiscal que te detenga. Los fiscales aparecen para levantar siniestros de accidentes de tránsito. Es el único momento en que se ve un fiscal en la calle aquí en Guayana. El venezolano se acostumbró a que el fiscal no existe. En materia vial, estamos muy mal”, lamentó.
Según datos publicados en 2020 por la Organización Mundial de la Salud, Venezuela es el país de Latinoamérica en el que se contabilizan más muertes ocurridas en accidentes de tránsito. La inseguridad vial es la quinta causa más común de muerte en el país.
La escasez de gasolina suscita un aumento de ciclistas y peatones en las calles que permanecen en peligro ante la falta de señalización, rayado y la desidia de conductores por cumplir las normas de tránsito. Entre los casos en los que los accidentes han cobrado víctimas fatales, está el de Omar Apiscope, quien en 2020 fue arrollado a altas horas de la noche por un autobús en la intersección de la avenida Atlántico con el semáforo de la calle Milán que estaba dañado en el momento del accidente.