Hace 100 años el petróleo impulsó un cambio profundo en la sociedad venezolana, especialmente desde la educación. Hoy esa transformación es necesaria, pero la palanca de empuje ya no puede ser el “oro negro”. El padre Luis Ugalde concluyó que ese trampolín es ahora la creatividad y el talento del venezolano.
Durante la presentación de su libro Educación para la transformación del país en el marco de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc), Ugalde dibujó el proceso de cómo concibió esa y otras consideraciones.
Entonces, si hace un siglo la clave de la transformación estuvo en el petróleo, esta vez es el ciudadano. Y es que hasta ahora, la educación -indica Ugalde- ha servido para cambiar y mejorar la vida individual, pero no en gran medida la de la comunidad. Plantea una formación desde niños, de productores, desde el punto de vista económico, pero también de sociedad, de ciudadanos. Debe ser un ciudadano que esté consciente de su realidad.
La semilla de Educación para la transformación del país fue sembrada en 2010, según explicó Tulio Ramírez, presidente de la asociación civil Asamblea de Educación. Ese año ya se asomaba una crisis y el padre Ugalde tuvo la idea de reunir a un grupo de profesores universitarios para hablar de educación. Con la proverbial capacidad de convocatoria del exrector de la Universidad Católica Andrés Bello comenzaron las discusiones en nutridas reuniones.
La clave de los docentes y la migración
Cuando el libro comenzó a gestarse, no había una ola migratoria como la de hoy. Pero si estaba latente. Ramírez, quien acompañó a Ugalde en la presentación de la obra, enumeró las razones de ese sentimiento en el magisterio:
Primero, el salario. Un tema de larga data y ya conocido.
Segundo, los beneficios sociales de los maestros, perdidos paulatinamente con el paso de los años.
Y tercero, “la falta de autonomía de juicio en el salón de clases, con una supervisión muy estrecha del Ministerio de Educación”.
Todo esto en el entorno posterior a los acontecimiento de 2002 y el paro petrolero. “Ya había ganas de emigrar”.
Según la Federación Venezolana de Maestro entre 50% y 60% de los docentes se fueron del país o abandonaron el oficio por otro que le permite vivir decentemente.
Ramírez habló además de los seis “menos” de la educación en estos años: “menos escuelas, menos alumnos, menos calidad, menos docentes, menos relevo de docentes, menos clases.
Sobre los docentes, Ugalde recalcó que son esenciales y que necesitan motivación y reconocimiento. “Sin buenos docentes no puede haber educación de calidad”, agregó.
Las otras conclusiones de Ugalde
En la exposición del autor, que presenció la rectora de la UC Jessy Divo y otras figuras de la educación superior de Carabobo este jueves, se establecieron otros elementos claves, como la necesidad de una sinergia entre los tres responsables de educar: Estado, sociedad y familia. Ugalde recalcó que solo habrá éxito si se logra la mejor combinación posible de los tres, lo que llamó “tríada solidaria”.
Luego es relevante la calidad de la educación, que debe verse como un derecho humano y bien público.
Y en el caso del financiamiento, Ugalde, tras esas conversaciones para escribir el libro, apuesta por otra tríada: Estado, empresa privada y familia. Ninguno de los tres puede asumir por separado este compromiso, ni siquiera el Estado. En el caso de la familia, plantea un aporte acorde a su realidad, para que se sienta parte del proceso.