Roberto Antonio Enríquez Lavaud nació en Caracas el 14 de julio de 1968, graduado de abogado en la Universidad Santa María. Exdiputado a la Asamblea Nacional, periodo 2011-2016, fue dirigente estudiantil universitario y secretario general de la Alianza Nacional Estudiantil. En 1989 se muda al estado Zulia donde participa activamente en el comando de campaña de Oswaldo Álvarez Paz para la Gobernación del estado y es donde decide inclinarse totalmente en su vocación social y política dentro de la democracia cristiana venezolana.
Fue escalando posiciones siendo una joven promesa dentro de las filas del partido Copei, una organización con 77 años de existencia que ha gobernado el país en los períodos 1968-1973 y 1978-1983, y que desde 2015 atraviesa un proceso legal tras ser intervenido por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Fue secretario nacional de formación política, secretario nacional de participación ciudadana, miembro de la dirección nacional, vicepresidente nacional y actualmente presidente nacional y también vicepresidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).
En el año 2006 fue jefe de campaña del candidato presidencial Sergio Omar El Cura Calderón. En 2010 es electo diputado a la Asamblea Nacional por el estado Miranda.
En 2014 protagonizó una destacada intervención en el primer diálogo entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro con recordadas frases como “el modelo socialista que ustedes aplicaron fracaso” o “presidente, yo creo que ustedes las cosas las están haciendo muy mal”.
Como político y abogado siempre ha elegido la lucha democrática, sacrificando su propia libertad. El 2 de abril de 2017 fue detenido por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) bajo la acusación de traición a la patria e instigación a la rebelión. Debió refugiarse en la residencia del embajador de Chile, donde permaneció durante cuatro años y medio siendo el venezolano que más tiempo ha estado en esa condición en una sede diplomática. Su permanencia allí fue activa y no dejó de aportar en el fortalecimiento de su organización política, así como en la lucha democrática.
Luego de intensos esfuerzos del nuncio apostólico y el Gobierno chileno logra salir de la sede diplomática chilena con el archivo de su causa judicial, para incorporarse inmediatamente en la comisión negociadora de México, siendo uno de los miembros del equipo opositor de la Plataforma Unitaria Democrática.
Roberto es un político reformista y demócrata cristiano; de fuertes convicciones en relación a la familia, la vida y en su preferencia por los más vulnerables de la sociedad. Heredando las consecuencias del torbellino político de los años 90, siempre ha promovido serias reformas a la política, identificándose con la frase “no se trata de la vieja o la nueva política, se trata de la buena o la mala política”.
El abogado de 55 años fue el primero en oficializar su aspiración ante la CNdeP, el 14 de junio, pautadas para celebrarse el 22 de octubre. Recibe el respaldo de las organizaciones Nuvipa, Vida, Familia y Libertad (Vifalib).
Enríquez afirma que las primarias “son el corazón de la estrategia unitaria” y que pase lo que pase lo más importante es preservar la unidad. “Que todos tengamos el compromiso y la claridad de que vamos a derrotar a Maduro en 2024”, ha declarado en múltiples ocasiones.
Cuando formalizó su inscripción dijo: “El 80% de los venezolanos quiere salir de (el presidente Nicolás) Maduro. La primaria es el instrumento para darle legitimidad al liderazgo político y unificar a esa gran mayoría de venezolanos que quiere cambio”.
A su juicio, Venezuela necesita lo que él ofrece, “un gobierno humanista, cristiano y reformista y con una profunda vocación por el consenso”, para dejar atrás el conflicto de los últimos años.
El también miembro de la delegación opositora para el diálogo con el Gobierno se define como cristiano y, en entrevistas anteriores con medios de comunicación, enfatizó que combatirá la “ideología de género”, al considerar que la promoción del descubrimiento temprano de la transexualidad agrede “la inocencia, dignidad e integridad” de los niños.