Habitantes de Caracas quemaron el domingo figuras de Nicolás Maduro y Vladímir Putin para recrear la muerte de Judas.
A través de las redes sociales se publicaron imágenes de un muñeco con cuatro cabezas, donde además de Maduro y Putin, estaban fotos de las cabezas de Carmen Meléndez, alcaldesa de Caracas, y Néstor Reverol, ministro de Energía Eléctrica.
El acto se realizó en La Candelaria, donde se encontraba el joven Bassil Da Costa cuando fue asesinado durante una manifestación el 12 de febrero de 2014.
Carlos Julio Rojas, coordinador del Frente en Defensa del Norte de Caracas, participó en el acto y calificó a estos funcionarios chavistas como los “hijos de Putin”.
En declaraciones que ofreció a EFE, Carlos Julio Rojas explicó que la tradición, que pone fin a la Semana Santa, tuvo como objetivo representar el rechazo a la invasión de Rusia a Ucrania, así como al régimen de Maduro.
“Putin es el icono de la guerra y es uno de los pilares que mantiene a Maduro en el poder. Quemamos a Maduro por otro año consecutivo, porque es icono de hambre, miseria, represión y tortura, y, sobre todo, de una alta traición que ha sido entregarle a imperios extranjeros, como Rusia y China, nuestros recursos a cuenta de mantenerse en el poder”, expresó Rojas.
