viernes, 17 enero 2025
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Mayor desigualdad y violaciones de DD HH caracterizan situación carcelaria de mujeres

El Observatorio Venezolano de Prisiones señala la denigración a la que es sometida la población de reclusas, mayormente, expuesta a enfermedades y desnutrición.

El seminario web del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) Mujeres en Prisión: Mirada desde Venezuela expuso la existencia de una desigualdad mayor en la población reclusa femenina con respecto a la masculina, así como la estigmatización y violación de derechos humanos.

La consultora en género y derechos humanos, María Corina Muskus, dio un repaso por los tratados, las Reglas Mandela y Reglas Bangkok, sobre el tratamiento de la población reclusa y la diferenciación de necesidades entre hombres y mujeres, respectivamente.

Las Reglas Bangkok, creadas en 2010, contemplan normas en cuanto a higiene personal e incorpora medidas alternativas a la detención.

Muskus señaló que la población de mujeres reclusas incrementó entre 2010 y 2017 un 53%, en comparación con la de hombres que se elevó menos de 20%. La mayoría son madres solteras con bajos niveles socioeconómicos y educativos, y con antecedentes de sufrir violencia. “Más del 50% reporta haber sufrido maltrato en su infancia”, destacó.

La mayoría de las privadas de libertad, agregó Muskus, son por delitos no violentos, en su mayoría, relacionados con el tráfico o consumo de drogas. Beatriz Vento, coordinadora del OVP en Lara, precisó que en Venezuela, a partir de los años 90, más del 70% de las mujeres privadas de libertad están relacionadas con el delito de drogas.

Infraestructuras no aptas

La mayor cantidad de presos en Venezuela y otros países son hombres. En consecuencia, la mayoría de las prisiones están diseñadas para ellos y no consideran las necesidades de las mujeres.

Muskus recordó que en la región de las Américas es muy común que los espacios de reclusión para mujeres sean anexos de prisiones masculinas. Esto aumenta el riesgo de sufrir torturas y violencia sexual.

La consultora de género y DD HH también comentó sobre el sexo por sobrevivencia, una medida a la que recurren para tener algún tipo de protección o acceso a productos de higiene personal. Algo tan básico como toallas sanitarias, las obtienen de esta forma o por donaciones de diferentes ONG.

La desigualdad de género se acentúa en la población reclusa. En el caso de las mujeres, explicó Muskus, en la mayoría se rompe el vínculo familiar por el estereotipo social de calificarlas como malas madres, por ejemplo. Otros casos se relacionan con la ubicación de los centros de reclusión o el impedimento de recibir visitas en rechazo a su orientación sexual o para impedir que salgan embarazadas.

Situación carcelaria en Venezuela

En Venezuela hay 17 espacios para mujeres privadas de libertad, de los cuales 16 son anexos femeninos de prisiones para hombres. De acuerdo con el OVP, la capacidad de estos centros es de 2.154 personas. Para 2019, la población reclusa femenina era de 2.526, una sobrepoblación de 15%.

El Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF) es la única cárcel de mujeres en Venezuela. Su población es de 677, mientras que su capacidad instalada es de 350. Los otros dos centros con mayor hacinamiento son: el Anexo Femenino María del Carmen Ramírez, del Centro de Formación Hombre Nuevo Cipriano Castro, que alberga a 289 mujeres y su capacidad es de 100; y el Anexo Femenino del Internado Judicial de Carabobo o Tocuyito, que tiene una población de 234 reclusas.

El informe 2019 del OVP indica que de la población total de mujeres reclusas, 95 de ellas son extranjeras; 1.409 son procesadas y 1.117 penadas. Una muestra que evidencia el retardo procesal.

En cuanto a la alimentación, los centros de reclusión no garantizan las tres comidas diarias, situación que se agrava en el caso de algunas presas que conviven con sus hijos, como en el Anexo Femenino del Centro Cipriano Castro.

En el caso de los centros de detención preventiva, donde también se registra una sobrepoblación reclusa en general, no se prevé presupuesto para alimentación porque estos espacios fueron diseñados para detenciones de no más de 45 horas. Sin embargo, debido a los retardos procesales y hacinamiento en cárceles, son usados como centros de reclusión.