La implementación del Sistema de Autenticación Integrado (SAI), mejor conocido como captahuellas, en las elecciones venezolanas a partir de 2002, ha supuesto un avance en la seguridad del voto y la posterior auditoría del proceso. Sin embargo, para los ciudadanos con alguna discapacidad que impida activar este dispositivo, esto representa en el momento del sufragio quedar a expensas de técnicas de contingencia, que son contempladas en el Reglamento de la Ley Orgánica de Procesos Electorales.
Carlos Medina, del Observatorio Electoral Venezolano, explicó que, en ese sentido, lo más importante es garantizar el derecho al voto de los ciudadanos, por ende siempre se le permitirá el acceso a la máquina de votación. “En el manual de procedimiento estima que el presidente de la mesa autoriza la votación con su propia huella y de esta manera habilitar la máquina. Debe usar una clave, que solamente se usa una vez. Si hay otro caso, el presidente debe llamar a Caracas y solicitar una nueva clave para reabrir la máquina”, expresó Medina en una entrevista vía telefónica.
Todo esto queda plenamente registrado en las actas y en cuaderno de votación de cada mesa. “Todos podemos votar aunque haya o no haya match. La utilidad de este procedimiento es que se da resolución a los casos, pero si llegara a ocurrir, que alguien usurpa la identidad de otro, esta huella queda registrada y eso se emite en auditorías posteriores. Porque es plenamente auditable”.
Deuda en accesibilidad
Aunque desde el OEV no se han reseñado casos de impedimentos en el derecho al voto por motivos relacionados al SAI, si se han generado preocupaciones en cuanto al tiempo que tarda la reactivación de una máquina de votación, una vez ha ocurrido el “no match”. “El procedimiento de solicitar una nueva clave y la reanudación de la elección puede ser de treinta minutos, lo que puede retrasar el proceso”, indicó.