martes, 11 febrero 2025
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“Desde que lo detuvieron mi hermano ha perdido unos 60 kilos”

Para el Foro Penal Venezolano hay más de 1.600 personas apresadas, entre ellos al menos 68 adolescentes, aunque la Fiscalía reconoció unos mil encarcelados.

Después de dos meses sin verlo, el recuerdo que Sol Ocariz tenía de su hermano menor quedó hecho trizas.

“Él era un hombre robusto, pesaba unos 110 kilos cuando lo detuvieron, pero en la cárcel encontré a uno flaco, ojeroso y pálido. Yo creo que ha perdido unos 50 o 60 kilos”, aseguró desde Caracas.

“Le dan muy poca comida y apenas lo dejan salir una vez a la semana durante unos 20 minutos al exterior”, dijo.

El relato de Ocariz es uno de los que obtuvo BBC Mundo y que denuncian las duras condiciones de reclusión que enfrentan las personas encarceladas por las autoridades durante las protestas que estallaron en el país hace tres meses.

Entre finales de julio y los primeros días de agosto se registraron más de 300 manifestaciones en 20 de los 24 estados de Venezuela en rechazo a la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de declarar a Nicolás Maduro vencedor de las elecciones presidenciales del 28 de julio, sin presentar los resultados totales y desglosados.

Para el Foro Penal Venezolano, una organización defensora de derechos humanos, hay más de 1.600 personas apresadas, entre ellos al menos 68 adolescentes, aunque la Fiscalía reconoció unos mil encarcelados.

Un hijo y dos sobrinos presos

Leidy Yovera tiene a su hijo -José Pérez Yovera, de 21 años- y a dos de sus sobrinos -Diego Liscano y Franyerson Yovera, de 20 y 19 respectivamente- arrestados en la cárcel de Tocorón, a unos 200 kilómetros de su casa, en el estado Yaracuy.

“Todos dicen que en ocasiones les dan comida en mal estado y que no reciben agua suficiente”, afirmó a BBC Mundo.

Sin embargo, otro familiar de los detenidos, quien pidió reservar su identidad por temor a represalias contra su pariente en la misma cárcel, ofreció otra versión.

“El muchacho dice que la comida no es la mejor, pero es comible. También me dijo que hace unas semanas hubo un brote de diarrea, pero trajeron una planta para tratar el agua”, relató.

“Lo peor para él es la inactividad y el ocio y por eso algunos familiares íbamos a pedirle al director que permitiera llevarles la Biblia y otros libros a la cárcel para que se distraigan”, agregó.

No obstante, en lo que coincidieron las consultadas es que el orden y el silencio deben imperar en la prisión y quien lo rompa se enfrenta a castigos como comer de último o no recibir agua para beber.

Pero a Yovera lo que más le angustia es la falta de asistencia médica.

“Mi hijo tiene una hinchazón en las piernas y me dice que no lo llevan a la enfermería”, explicó.

“Sin declaraciones”

Algunas de las denuncias mencionadas también se repiten en Tocuyito, prisión ubicada en el centro del país y que alberga a manifestantes o personas señaladas de serlo.

“En la cárcel hay mucha escasez de agua y quienes están allí no tienen implementos de aseo personal, pero no nos dejan llevarles ni agua ni cepillos de dientes ni una barra de jabón”, se quejó Ocariz, cuyo hermano está en esta prisión desde hace casi dos meses.

“Tampoco duermen bien. Duermen en el piso en colchonetas, porque no tienen camas ni literas ni con qué acobijarse”, agregó.

BBC Mundo buscó, sin éxito, contrastar las quejas de los parientes de los detenidos con tres altos funcionarios venezolanos: el fiscal general, Tarek William Saab; el defensor del Pueblo, Alfredo Ruiz, y el secretario del Consejo Nacional de Derechos Humanos, Larry Davoe.

Solo Saab respondió. “Por ahora, sobre esos temas no daré declaraciones”, escribió vía WhatsApp.