Hace dos años nació el Comité de Familiares y Amigos por la Libertad de los Presos Políticos como una forma de articular y solidarizarse entre todos los parientes y allegados a privados de libertad por razones políticas. El movimiento surgió con las encarcelaciones de dirigentes sindicales condenados a 16 años de prisión.
El objetivo fue visibilizar los casos y articular acciones en conjunto para su liberación. “No se libera a un preso desde el silencio o desde el no hacer nada. Y a veces los familiares necesitan un espacio de visibilización de estos casos, y muchas veces había familiares que estaban cada quien por su lado, viendo cómo podía luchar por la libertad de algún preso político, pero no es lo mismo cuando lo hacen todos los familiares de forma unida y articulada”, destacó Sairam Rivas, miembro de este comité y ex presa política.
Miles detenciones, un mismo patrón
Ese trabajo continúa, más en el actual contexto político con el recrudecimiento de los arrestos como parte de la persecución postelectoral. Ello incluye orientar a familias del interior del país, cuyos parientes fueron trasladados a cárceles como Tocorón y Tocuyito.
“Ha sido muy difícil, muy duro. Son familias que están en condiciones de vulnerabilidad y de sectores populares de fuertes condiciones de pobreza, también están lejos y son familias que hacen un gran esfuerzo por cubrir sus necesidades básicas diariamente y ahora le creas una dificultad mayor que es llegar a centros de detención que están alejados de donde viven”, expresó Rivas.
Otro patrón que observaron de la última ola de aprehensiones políticas tiene que ver con el impedimento de las visitas a los centros de reclusión. Así, familiares quedan deambulando por los alrededores porque no tienen para costear hospedaje, muchas veces ni comida. Tampoco les permiten pasar paquetería de comida o artículos de higiene a los privados.
“El otro patrón es que ahora están colocando un vidrio para las visitas, algo que solamente venía pasando en la cárcel El Rodeo y que fue ampliamente denunciado. Les ponen una capucha a los familiares desde que entran a una parte del centro de detención hasta el lugar donde ven a sus familiares, y los ven a través de un vidrio, encima del vidrio hay una reja y ahí tienen un teléfono para el contacto. Al lado tienen a un oficial encapuchado”, describió Rivas.
Esa práctica que solamente habían denunciado que ocurría en El Rodeo, ahora se aplica en Tocorón. Sobre Tocuyito recibieron información de que no se ha aplicado esa separación a través de un vidrio, pero las visitas familiares se hicieron con una mesa de por medio y sin permitir ningún contacto físico.
“Son condiciones de reclusión extrema por el hecho de no dejar pasar las comidas a sus familiares, han perdido muchos kilos porque comen lo poco que les dan en el centro de detención. Los familiares también han denunciado que se han enterado que son comidas que no están aptas para el consumo. Han denunciado también que sus familiares han intentado quitarse la vida. Desde este Comité de Familiares y Amigos por la Libertad de los Presos Políticos buscamos unificar las luchas y que más familiares se unan a esta causa y lograr su libertad”, reiteró.
Visibilizar historias
A corto plazo buscan que al menos se mejoren las condiciones de reclusión de estos ciudadanos apresados y visibilizar sus historias, es decir, que no sean una estadística más de 2.500 presos políticos.
A diferencia de años anteriores, en el contexto actual, parientes temen denunciar lo que ocurre con los detenidos o lo que incluso ellos viven como familia.
“Esto ha causado mucho miedo en los familiares, quienes te dicen, ‘bueno, pero y si me llevan a mí también quién va a ver por el que está detenido’, y porque son personas que han visto la represión de cerca. Parte de esto no viene desde las protestas post electorales, esto es un esfuerzo organizado de articulación que hemos venido haciendo desde hace dos años, y muchos familiares que estaban con nosotros y que están aún dentro del comité que tenían una participación activa en las protestas del comité previo al proceso electoral, después les dio mucho miedo seguir participando”, señaló.
En ese sentido les ha tocado una labor de educación política y ciudadana. Al principio, muchos parientes de presos políticos cayeron en el chantaje de no denunciar con la esperanza de que los liberaran, pero igualmente los presentaron, imputaron y pasaron a fase de juicio, y sin permitirles defensa privada.
“Muchos familiares nos decían llorando que ellos no habían participado porque tenían miedo, pero que ahora entienden la importancia de organizarse. Es una labor muy dura porque es trabajo con personas que están muy perseguidas, que han sufrido de cerca la represión y que viven los malos tratos dentro de un centro de detención, pero es parte de una labor que hay que seguir haciendo”, sostiene Rivas.
Parte de los objetivos es no quedarse solamente como un comité sino trascender en un movimiento de familiares de presos políticos que permita, en un posible período de transición, tener documentado todos estos casos y que puedan ser parte de procesos de búsqueda de la verdad “que permita justicia en Venezuela y que permita la reparación de todas estas víctimas que hemos tenido a lo largo de este tiempo y lograr la libertad de quienes están privados de libertad”.