Después de verificarse el fraude del 6 de diciembre de 2020 y constatada la asistencia masiva a la convocatoria de Consulta Popular contra Maduro, el ambiente se satura con la noticia del naufragio de Güiria-Trinidad. El pueblo de Venezuela está dispuesto y decidido a darle la pelea al narco régimen, aun a cuesta de su propia vida. Las cartas están echadas, y en las próximas semanas la situación puede tomar un giro inesperado pero necesario. Venezuela necesita escalar rápidamente a escenario de reconstrucción, y con la permanencia de Maduro en Miraflores esa tarea es imposible.
Algunas personalidades han dado por afirmar que la consulta no es legal ni constitucional, y mucho menos vinculantes. A ellos hay que decirles que toda opinión del pueblo es vinculante, más allá de lo jurídico y de lo político; lo fue el 19 de abril de 1810 frente a Emparan, lo fue con Chávez y ahora lo es contra Maduro. Hay que lamentar la postura de algunos políticos, que prefirieron aprovechar la escena para sacar algún tipo de utilidad con posturas contra la consulta; pero igual, también sin ellos, el pueblo está decidido a recuperar su libertad.
Me inscribo en la idea de que la consulta constituye un mecanismo maravilloso que no había sido considerado, y que al tener asidero constitucional se convierte en una verdadera estrategia contra posturas frías de la diplomacia global. Más allá de cualquier otra consideración, lo que hizo el pueblo venezolano fue dirigir la pelota a la comunidad internacional para que actúe definitivamente y se anote el gol contra el necrófilo y nefasto régimen.
Tenemos una Asamblea Nacional cuyo periodo constitucional vence el 5 de enero de 2021; sin embargo, y aunque no fue preguntado, se aprecia en el espíritu de la convocatoria que hay que seguir apostando a nuestro liderazgo de 2015 para que continúe al frente de la lucha; pero ahora con mayor ímpetu y resolución; total, es el único capital político con el que contamos. Algunos exegetas del derecho y de la política afirman que la gestión de la actual AN culmina definitivamente en esa fecha; sin embargo, hay que estar claros en que en la lucha contra Gómez y Pérez Jiménez, el pueblo no tuvo representación ni representatividad en curul alguna. Lo que tuvo la clase política de entonces, fue la capacidad de unirse, aun por encima de posturas ideológicas y partidistas para articularse adecuadamente, incluso, hasta con militares, en el último de los casos.
Lo verdaderamente importante es seguir sumando voluntades a lo interno y a lo externo. Vendrán días tenebrosos; sin embargo, la idea de mantenerse en pie es la que al final vencerá; y con ello, un nuevo episodio ha de venir, lleno de luz, tranquilidad, pero sobre todo, de mucho entusiasmo por recuperar nuestro país.