Es indudable que el régimen autócrata no levanta ningún sentimiento positivo en la nación; por el contrario, si algo se detesta en el país es la facha y arbitrariedad, por decir poco, de los enchufados a la dictadura. ¿Disfrutaron el video de la tipa con el periodista?
El espectáculo montado con ocasión al próximo bochorno al que estamos invitados, con carácter obligatorio, estimulado por las amenazas de uno de los integrantes descritos en el primer párrafo, tiene como objetivo exaltar aún más las torpezas cometidas a diario por la disfuncionalidad de la conducción de este territorio abandonado hasta por sus habitantes.
Hablar de abstención es revolver un avispero de forma innecesaria porque la diatriba que puede generar nos distrae de lo importante. Es un tema que no debe discutirse porque cada quien tiene una opinión y decisión perfectamente clara sobre su actuación ante el reto, a pesar de los tantos comentarios huecos y vaselinosos esparcidos por politicuchos de poca monta que pretenden encaramarse en la cohabitación del poder, aunque sea por tiempo limitado. A esos no les cree nadie ya que son de una pobreza intelectual sólida y embustera que critican hechos en los cuales están incursos inocultablemente.
El asunto es totalmente ajeno al ejercicio democrático y la gente promotora no intuye que la actividad producirá un mayor desencanto adentro, y abono renovado y fértil para aquellos que desde afuera están a la expectativa. La inactividad prevista no genera entusiasmo sino para quedarse en casa y hacer parrillas, lo cual es sustitutivo del inexistente dilema.
Por el contrario, la ratificación de nuestro repudio al actual sistema que se nos ha impuesto hace cuatro lustros, debería ser expresada nuevamente en la actualidad, ya que lo hicimos hace cuatro años cuando los ojos internacionales estaban algo empañados y creían que los venezolanos fantasiosos echábamos puros cuentos inventados y exagerados a los interlocutores foráneos sobre las circunstancias vernáculas. Por otro lado, hay que tener en cuenta la exigencia de muchos tratando de curarse en salud y no irse de bruces en apoyarnos sin obtener un aval adicional a los conocidos por ellos hasta la fecha.
Es compresible la posición de los renuentes con argumentos válidos sobre la consulta, pero en nada nos perjudica ser complacientes con el país nacional si manifestamos con renovados bríos y coraje lo que nos corroe por dentro y… por todos lados.
Es un minúsculo conato de contribución con la situación de los opositores, que debemos cohonestar de cualquier manera; aun siendo ellos incoherentes en sus procederes. No es por su influencia o mérito, sino por Venezuela.