viernes, 21 marzo 2025
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“Transparencia Internacional” ataca de nuevo

Muy loable el esfuerzo de “Transparencia” de sistematizar los datos del flagelo de la corrupción alrededor del mundo. Pero falla en que solo evalúa la percepción de las víctimas de los referidos felones.

“Transparencia Internacional” acaba de publicar su Índice Anual de Percepción de la Corrupción (IPC), correspondiente al pasado 2024.

El IPC, como su nombre lo indica, se basa en la “percepción” que tenemos los ciudadanos, en general, del saqueo, de la tierra arrasada, de la caída y mesa limpia de los cleptócratas de sus respectivas naciones.

Para que los lectores se formen una idea de la distancia sideral entre los gobernantes menos corruptos y los más ladrones, las puntuaciones del IPC de 2024 fueron como sigue: Los tres gobiernos menos corruptos obtuvieron, respectivamente, puntajes de 90, 88 y 84 sobre 100. En la acera opuesta, los tres desgobiernos más corruptos obtuvieron exiguos 8, 9 y 10 puntos también sobre 100.

En descargo de los dos países con peor ubicación en el cuadro correspondiente a 2024, hay que advertir que se trata de naciones africanas de tierras muy áridas; de escasas riquezas minerales; con divisiones étnicas milenarias; que en los últimos 30 años han padecido hambrunas, sequías, incendios devastadores, secesiones, conflictos limítrofes, guerras civiles. Muy distinto es el caso del narcogobierno clasificado como el tercero más corrupto del planeta. Antes de la entronización de sus actuales desgobernantes era muy rico en productos naturales, no padeció de peste alguna, salvo la peste tener tales desgobernantes.

Además los desgobernantes en cuestión cada año han venido depravándose más, degenerándose más, con la consecuencial ubicación en el IPC. No hay que ser muy zahorí para saber cuáles serán los “champion” corruptos absolutos en la próxima medición anual de “Transparencia”.

Freud afirmaba que “cada hombre no es lo que es, en realidad, sino lo que se cree que es”. Muy loable el esfuerzo de “Transparencia” de sistematizar los datos del flagelo de la corrupción alrededor del mundo. Pero falla en que solo evalúa la percepción de las víctimas de los referidos felones. Para ponernos freudeanos, ¿Y dónde quedan las percepciones sobre sí mismos de los desgobernantes en cuestión?

Me parece ver, oír y hasta olerlo todo en el escenario, en el siguiente escenario.

Las agencias internacionales de noticias se disputan la primicia. El narcodesgobierno roboLucionario ha descendido otro peldañito más y consecuencialmente ha sido declarado por “Transparencia Internacional” subcampeón mundial del cohecho, el trajín y el “cuánto hay pa’ eso”:

De las tres siguientes opciones, veamos cuál ha sido la adoptada por quien ocupa el Palacio de Desgobierno cuando la noticia cayó como un rayo.

(1) Su excelencia -que además usurpa la primera magistratura producto del fraude electoral más descarado- convoca de emergencia a su gabinete, al contralor, al fiscal, a sus matones de los círculos dizque bolivarianos, para anunciar investigaciones “¡hasta las últimas consecuencias!” para atrapar a los ladrones, de las que no sale ningún preso, porque el primero que debería ir a la cárcel es, precisamente, el convocante de la pretendida cruzada.

(2) El mencionado primer desmandatario, en medio de la rueda de prensa correspondiente, sufre una voladora. Denuncia que su fama de ladrón obedece a un complot internacional dirigido por míster “Donaltrún”, la CIA, la derecha venérea, el expresidente Uribe, y les declara una guerra asimétrica, porque, en cualquier caso, él, no se merecía ningún subcampeonato, sino el “Champion Corrupto Absoluto”;

(3) Los ronquidos se escuchan en varias cuadras a la redonda. Pese a que el “Reloj de Palacio” marca las 10:47 de la mañana de aquella jornada laboral ordinaria, el sujeto duerme a pierna suelta en el narcoaposento presidencial, pues además de sus ya referidas lacras, suma la de ser un reverendo holgazán.

– ¿Y?… — le responde desde su cama King (Kong) al mensajero de la novedad de su subcampeonato, bosteza, se estira, vuelve la espalda y sigue roncando.

Ahora el turno de “Transparencia”. Que registre cuál de las tres -o las tres de manera simultánea- ha sido la reacción del susodicho y la ingrese en sus computadoras, porque ese IPC del año que viene trae un nuevo campeón absoluto.