jueves, 28 marzo 2024
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Tibisay y su dolor ecuatoriano

La que amaneció “con cierto dolor en el Ecuador” porque no ganó el candidato-títere de Rafael Correa no se le mueve una fibra de su cacareada sensibilidad socialista por el daño que ella misma le ha infligido al pueblo venezolano. | Foto cortesía

La reina de lo irreversible, la cellista Tibisay Lucena, amaneció el lunes 12 de abril con un cierto dolor en el Ecuador. Lo que fue difundido por alguna red social en formato dolora, que es “una breve composición poética de espíritu dramático, que envuelve un pensamiento filosófico”. Claro lo de la filosofía no se le da muy bien a esta socióloga, defensora a ultranza del comunismo más rancio, cavernario y destructivo de los últimos tiempos. Durante catorce años esta fanática “rectoreó” la oficina electoral del régimen y nunca habló de dolencias cuando las elecciones controladas por ella eran abiertamente manipuladas: desde el padrón electoral, pasando por la automatización de Smarmatric con sus maquinitas, la transmisión secretísima de la votación ciudadana y la aparición de Lucena, en medio de la noche, con sus tendencias irreversibles y con el nombre del ganador sacado de la manga.

En Venezuela Tibisay nunca contempló, en su planificado y supervisado cronograma electoral, la posibilidad de una sorpresa, pues todo estaba fríamente calculado. Pero en las elecciones ecuatorianas del pasado 11 de abril, las certezas de Lucena rodaron por el sucio suelo de su socialcomunismo tramposo y hambreador. Ganó Guillermo Lasso en unas elecciones observadas -no acompañadas- por grupos de todas las ideologías y varias nacionalidades.

Fueron casi 300 observadores, entre los que se contaban el cuerpo diplomático, Transparencia Electoral, el Ceela, Parlasur, Parlamento Andino, Acuerdo de Lima, OEA y la UE. Pero también estuvieron presentes agrupaciones afines a Lucena, convocados para defender los intereses de Rafael Correa, como la Asociación de Defensores del Pueblo Argentino (Adpra), la izquierda europea, la Internacional Progresista, Morena (el partido de López Obrador), el Partido Gauche de Francia, Podemos de España, Idea, Coppal y el Grupo de Puebla.

Este último lo encabezó un jurista del horror llamado Baltazar Garzón, defensor de narcotraficantes y de tipos como Alex Saab. Amiguete de J.L. Rodríguez Zapatero y pareja de la actual fiscal de España, Dolores Delgado, acusada de utilizar -cual Tarek Saab- ese organismo para beneficiar a su jefe, amigos, al PSOE, y de paso, al Podemos de Pablo Iglesias y Monedero.

El órgano electoral de Ecuador aprobó la presencia de quienes solicitaron estar en el ballotage. Plural, confiable y respetable fue la observación, algo con lo que no contamos aquí desde hace 22 años, porque la exquisitez y el celo de los revolucionarios venezolanos sólo admite a sus socios, amigos, camaradas, compinches, compañeros, aliados, devotos y fanáticos. El CNE no acepta la observación, sino el acompañamiento, cuya sinonimia es: escolta, cortejo, compañía, séquito, comitiva, comparsa, complemento y accesorio. Para los socialistas del siglo XXI la observación es neoliberal, capitalista, imperialista, injerencista y toda esa monserga vomitada por los tiranos y sus adláteres.

Tenemos que decir que la opacidad en el sainete electoral que montan -inherente a los regímenes totalitarios- es apañada y acompañada por los cómplices de siempre. Vale decir, esa izquierda sanguijuela con pasaporte de viajero frecuente -que va de una tiranía comunista a una dictadura socialista- a avalar lo que complazca y convenga a sus financistas y valedores.

La que amaneció “con cierto dolor en el Ecuador” porque no ganó el candidato-títere de Rafael Correa -subsidiado con los recursos de nuestro arruinado ex país- no se le mueve una fibra de su cacareada sensibilidad socialista, por el daño que ella misma le ha infligido al pueblo venezolano. Pero le duele que Andrés Arauz haya perdido en la segunda vuelta, cuando estaban convencidos que ganarían, lo que significaba ampliar el poder del socialcomunismo en la región, después de que Luis Arce se alzara con el triunfo en Bolivia.

Si bien el votante ecuatoriano eligió en primera vuelta a Arauz, quedó un importante margen para la negociación y los acuerdos políticos, que impidieran el regreso del prófugo, cómodamente residenciado en Bélgica. Eso fue lo que logró Guillermo Lasso, quien le disputó a Yaku Pérez el segundo lugar, luego de un minucioso conteo y reconteo de votos.

Lucena seguirá sintiendo dolor en el Ecuador por cuatro años más, porque quedó demostrado que la mayoría rechaza a Rafael Correa. Ese sujeto distante y despectivo que machaca a la gente con su superioridad moral e intelectual y, que ciertamente, es un tipo insufrible, infumable y repelente.

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