lunes, 13 enero 2025
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‘Spare’, memorias del príncipe Harry

En Eton ¿no le enseñaron que los trapos sucios se lavan en casa o peor aún, que “el que le pega a su familia se arruina”? Se dice víctima de los paparazzi y ahora es él el paparazzi contra su propia familia, todo por el vil metal.

@omarestacio

El martes de esta semana fue el lanzamiento mundial de Spare (Repuesto, su traducción al español), autobiografía o memorias del príncipe Henry Charles Albert David de Gales. Harry. Así. A secas. Para sus amigos y no tan amigos.

El libro en sus versiones tapa dura y tapa blanda, standard y de bolsillo, impresa o por la internet, contó con el respaldo de las editoriales más poderosas del mundo: Penguin Random House, Etsy, eBay, Kindle-Amazon, Alibris, Plaza & Janés, la cadena Walmart, esta última, que entre otros ramos, se dedica a la distribución y venta de butifarras, por lo que, en este caso, no iba a permitir que la dejaran por fuera.

En un solo día, Spare implantó nuevo récord: 1.400.000 ejemplares vendidos en inglés, su versión original y en sus traducciones a 16 diferentes idiomas. El bombazo literario comprueba lo activa que está la pasiva sangre azul británica.

Reyes, lo que se dice, reyes. Los de verdad-verdad, los de antes. De los de ahora, con glamur y verdadera musculatura aristocrática solo sobreviven, Juan Carlos de Borbón y Heinrich Prinz Reuss. Este último autoconsiderado primero en la línea sucesoria, en la inminente -inminente, nada más que para, él, por supuesto- restitución de la monarquía alemana. Por atentar contra la democracia de su país, Herr, Heinrich, en este momento, se encuentra metido en un calabozo.

Por su lado, el “Emérito”, como también se le conoce en España, además de mujeriego tiene fama de guisador. No estamos muy convencidos que este último sea el calificativo que le hace justicia. En lo que a los venezolanos de bien, se refiere, quizás, prevalece la gratitud empeñada con su majestad por su certero “¿Y por qué no te callas?” con el que le hizo cerrar la… a ver, a ver, cómo le digo, con tino, a esa clase oquedad corporal sin que nadie nos tilde de racistas ¡lo tengo!… con el que le hizo cerrar ¡la bocota! del fanfarrón que en este, preciso momento, seguro que está achicharrándose en la Quinta Paila.

El príncipe Harry es incapaz de un solo pensamiento abstracto. Lo atestigua Spare, verdadero compendio de chismografía. Vista tal capitis diminutio ¿Quién es lo suficientemente valiente para leerse las casi 700 páginas de un best-seller, de comidillas, contra su propia familia? ¿No sabe hablar de otra cosa? En Eton ¿no le enseñaron que los trapos sucios se lavan en casa o peor aún, que “el que le pega a su familia se arruina”? Se dice víctima de los paparazzi y ahora es él el paparazzi contra su propia familia, todo por el vil metal.

En Spare he corroborado que el llamado Duque de Susexss, como también se le conoce, no ha dado “golpe” en su vida, por el contrario don Juan Carlos I, entre muchas intermediaciones logró venderle, muy laborioso, un kit ferroviario, made in Spain, que no era más que fierro viejo, a Arabia Saudita, por la bicoca de 6.500 millones de euros. Si no es para que lo condecoren como el mejor generador de empleo, de la Madre Patria, que venga alguien y nos lo cuente. Los 100 millones que le transfirieron los sauditas no fue soborno. Nosotros, con la ley en la mano, afirmamos que fueron sus muy modestos honorarios profesionales, devengados en buena lid. En cuanto a lo de picaflor, prefiero ser un emérito desbocado a lo don Juan, que un gurrumino metido en cintura, como el aludido niño-bobo-hijo-de-papá.

El arte de saltarse las páginas de un mal libro, lo he aplicado con rigor al ojear Spare.

¿Pagar US$ 24,00 para saber lo que dice? ¡Imposible! Por suerte, casualidades de la vida, he recibido la edición hackeada que ya ha comenzado a circular por la red. La crónica rosa, cuenta con millones y millones de adeptas, capaces de cualquier cosa, con tal de colmar sus expectativas.

El cronista jura por lo más sagrado que no ha sido quien ha redistribuido el Spare, edición ilegal, entre sus amigas y relacionadas, anexo a una dedicatoria del tenor siguiente: “Para mis muy queridas feministas, que no lavan, planchan, ni cocinan, pero que sí prestan la batea (que prestan la batea para leer literatura barata, no se piense mal)”.

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