Las palabras del ingeniero Teolindo Yánez, expresidente de Sidor, apuntaron a otorgar relevancia al plan que comentaba desde hace cuatro años un grupo de técnicos que venía trabajando denominado: “Industria Siderúrgica Reformada”. Acotando que los políticos tradicionales no se han ocupado de un plan y se necesita una clase política que entienda el cambio profundo.
La conversación con el reconocido especialista la hicimos el 25 de julio de 2022 en nuestro live instagram @aquiconottojansen con el fin de conocer su opinión sobre la posibilidad de recuperación del parque industrial de Guayana, motorizado en los años de esplendor por la Siderúrgica del Orinoco. Para ese entonces, y aún es así luego de dos años, mi percepción es que no solo ese es un modelo quebrado y abandonado, sino que la narrativa laboral no tiene prácticamente presencia en la vida cotidiana del estado Bolívar. Ya anteriormente en intercambio privado con algunas personalidades de la zona, en los primeros meses del 2021, habíamos tenido ocasión de escuchar al también calificado ingeniero Alfredo Rivas Lairet, exvicepresidente de la empresa en cuestión, indagando sobre el tema de si un posible proyecto de plan nacional era fiable y consistente.
Teolindo, desde su residencia en la isla de Margarita, manifestó optimismo, coincidiendo con Lairet: “La industria es recuperable pero hay que cumplir ciertas condiciones”, añadiendo la frase que hace de título de esta columna. Este es punto a tratar aquí al iniciarse un nuevo ciclo de la vida política en el país, todavía en nacimiento. Con el significado para el espectro nacional, cada vez más evidente, de lo que fue la realización (rechazando las presiones del régimen chavista) de las elecciones primarias del 23 de octubre del año pasado; que otorgó a la población no solo una candidata y una líder, sino que también dejó claro el lugar en que están los actuales partidos políticos en la vida pública. Desde ese momento se han venido produciendo un conjunto de episodios hasta llegar a estos días, con el intrincado camino intentado por el régimen de evitar la realización de elecciones libres y justas, planteadas para el 28 de julio. Al concretarse la escogencia unánime de candidato presidencial del doctor Edmundo González Urrutia, luego de las tentaciones de algunos factores de accionar fuera de los resultados de los comicios internos. Ante la ilegal inhabilitación de María Corina Machado y la no aceptación (increíble y burda) de la doctora Corina Yoris como sustituta. En este panorama, avizorándose el final de un ciclo político -repetimos- toca ahora, entendido como hecho inminente para la región, empinarnos en hacer la maqueta de la visión social, económica e institucional con la que pueda acometer gestión inmediata un gobierno democrático salido del abrumador apoyo y reclamo popular. Cobra pertinencia, entonces, mirar la labor consecuente de quienes se han preocupado por las propuestas y emprender lo que puede ser la creación o reingeniería para Guayana. Por supuesto, alejados de los “gerentes” que inundan los grupos de WhatsApp con toda clase de exquisiteces y, no se diga, bien lejos de los contaminados y manipuladores cascarones partidistas, que sin doctrina ni militancia se reparten, como han hecho antes, las ruinas de las empresas básicas cual botín de victorias no cumplidas. Eso que manifiesta don Teolindo debe hacerse: “entender el cambio profundo”.
Recuperar la cadena de valor
Venezuela en su totalidad y sus regiones de manera manifiesta han venido hundiéndose en sus escombros, no quedando otro tiempo que no sea la búsqueda afanosa de la manutención y en la mayoría de los casos, la sobrevivencia. ¿Cómo puede haber oportunidad para asomarse a los adelantos globales que transitan en debates del siglo XXI? Temáticas como telemedicina, fiabilidad, próxima generación de inteligencia artificial, nuevas aplicaciones de impresión 3D y avances en ciber seguridad (léase en portal Medium: “Predicciones tecnológicas del 2024: Las tecnologías que mayor impacto tendrán en la humanidad” de la doctora venezolana María Elena Villapol, residente en Nueva Zelanda). Ni siquiera en la acción social donde la iniciativa ciudadana se levanta espontánea y silvestre, o en la incursión política partidista por parte mayormente de los jóvenes, la orientación conceptual y organizativa tiene algo de novedad con propuestas de otros parámetros. Sigue existiendo la organización vertical, centralizada y el modelo leninista (usado en los partidos tradicionales) aquel que la inercia impone, sin atender los tiempos de redes sociales, de comunicación abierta e hiper dinámica con las nuevas tecnologías. El empuje ciudadano, en relación con el rol protagónico demandado en la Constitución, no se vincula con el dominio -a menos que sea enunciativo y generalmente de figuración- por el cada vez más amplio campo de los derechos humanos.
En Guayana hay que dar la partida al tiempo de la creación. Su lucha social tiene que sembrar “…un cambio de conciencia que involucre a los trabajadores y a la población en general”, enfatiza el ingeniero Yánez, observando que: “Dejamos perder la cadena de valor porque no supimos cuidarla. Cadena que es un potencial para el desarrollo de empleos”. Exactamente eso nos pasó con el ejercicio de la democracia en Venezuela. Ahora no solo debemos evitar que no ocurra nunca más, es menester que la democracia se reinvente y se profundice en cultura y desempeño.
Trocitos… “@MariacorinaYa. 25 Abril2024. ¡Desbordado Guanarito! Tenemos fecha, tenemos tarjeta, y tenemos candidato: un hombre honorable en quien podemos confiar, @EdumundoGU. El 28 de julio vamos por la libertad!”.