“Eran como trescientas motos las que acompañaban a la candidata del PSUV en su campaña para las elecciones”, relata, vía telefónica, un conocido, profesor jubilado describiendo el ambiente de la población de Tumeremo, sobre los cuestionados comicios parlamentarios que realizará el régimen revolucionario en unas semanas.
“Esto ocurrió en estos mismos días. Los obligan, los buscan en las minas; les dan gasolina, que por vías diferentes a las estaciones de servicio se paga en 1 millón cuatrocientos bolívares; en las bombas, cuando se consigue, se paga a trescientos o cuatrocientos”, añade. Le pregunto si sabe algo sobre la consulta popular de la Asamblea Nacional. “Mira, aquí en Sifontes, nadie quiere a Maduro, pero estamos siempre amenazados por los sindicatos (eufemismo con el que se autoidentifican las pandillas en el sur del estado); sé de la consulta, pero dudo que pueda haber movilización”. Le explico que en la Encuesta Nacional de Vivienda, impulsada por la UCAB, ahora desglosada por regiones y municipios, la entidad de su residencia aparece como la peor en condiciones de vida mala y que en el ranking de los municipios, con algún porcentaje de actividad productiva, aparece muy por debajo de El Callao, Piar, Padre Chien y Caroní. Le oigo titubear a través del teléfono y me responde que “en Tumeremo hay movimiento, se mueve el dólar y gran cantidad de personas diariamente. A pesar que las minas han dejado de tener su mejor actividad; el dinero gotea; eso sí te puedo decir”.
Antes de escudriñar otras voces de Guayana, indago con un amigo, sociólogo, residenciado en Maturín. Como profesional del análisis, sus impresiones son más estructuradas: “Hay preocupación sobre el porvenir, pero tenemos que esperar que termine de pasar el 6 con las parlamentarias a la medida del gobierno y ver cómo concluye lo de la consulta el 12 de diciembre. Esta tiene a su favor que se van a implementar varios días para la modalidad virtual, así se evita el saboteo. Ahora la convocatoria está desequilibrada; aquí en Monagas existen lugares que se han reunido; percibo, sin embargo, que en sectores populares no tiene la misma difusión. Lo más claro: Maduro es imbatible en el rechazo, desde lejos”. Los juicios, no exentos de subjetividad, permiten hilvanar indicativos de lo que serán los eventos de las preguntas. A veces pasamos por alto que en estos procesos interviene el control y abuso del régimen; tampoco valoramos suficientemente el silencio o distanciamiento colectivo, que no tiene traducción en las estadísticas o en las proyecciones. Al panorama espantoso y aparentemente paralizado de la tragedia nacional que padecemos pudiéramos avizorar que si bien el agobio social y económico es un protagonista estelar, la irritación contra los responsables de 21 años de falsedades (y no de otros) parece ser el signo más sólido de la ecuación política y social a la espera de definiciones determinantes.
Espejismos y videos
De Caicara del Orinoco vemos videos de los simulacros de las parlamentarias que organiza la “revolución”. Son pequeñas filas integradas por gente muy humilde y sin ningún tipo de cuidado por la pandemia. Los partidos políticos opositores de la jurisdicción no exhiben protagonismo especial de cara a la consulta nacional. Así nos indican voces “coroberas”, enviándonos gráficas de grupos de la sociedad civil que preparan su contribución a la convocatoria de la AN. En el antiguo Heres, el pantanal político da para todos los gustos y en la ciudad más golpeada económicamente en el estado (cuyos índices de desmantelamiento aparecen en Encovi 2019-2020, aun cuando no retrata toda la expresión de su destrucción), la revolución hace bastante bulla con sus candidatos desde un entorno mediático que les sigue.
Los “alacranes” (amarillos, verdes, anaranjados y blancos), comandados por un pastor protestante, se comportan como si no pasara nada, disfrutando de la “fiesta electoral”. Las comunidades, hundidas en la pobreza como están, asoman en el cenit del hartazgo a las mentiras repetidas expectativas de luchas democráticas por la actividad del parlamento legítimo; es lo que sostiene el exconcejal Edgar Sarabia.
A estas alturas ya nadie duda del secuestro institucional y del bloqueo de procesos electorales libres y justos que recompongan el orden constitucional en el país. Pese a ello, se ponen de moda expresiones en nuestro estado Bolívar que repiten la tesis de acusar a Guaidó y a la Asamblea Nacional para tender los puentes hacia la tranquilidad de la usurpación, justificando sus intereses o pretendidos cálculos de liderazgo. Es eso que el periodista Alonso Moleiro, llama “el quietismo colaboracionista”, que hoy no luchará ni lo hará después. Me atrevo a comentar que es clara la fatiga de combate en la gente. “Que esa fatiga no nos convierta en avestruces. Que la supuesta racionalidad no nos induzca a abandonar el esfuerzo por la libertad”, me responde el profesor del municipio Sifontes.