El régimen fundamentalista de Irán se ha asegurado tener procuradores (proxy* en inglés) a nivel regional, desde el tráfico humano, el narcotráfico y bandas criminales. Como ya sabemos, esta estructura no se limita a sus vecinos en el medio oriente, sino que se ha extendido a la América del Sur, el este de África e incluso Europa donde han perpetrado asesinatos. De acuerdo con Charlie Gammell, historiador y columnista de la revista inglesa The Spectator, al estar debilitados los grupos terroristas aliados de Irán, la función de estas redes criminales quedaría sin soporte, al menos para los propósitos de Irán. Por supuesto, en lo que a los venezolanos compete, nada como quitarse semejante problema de encima.
Gammell insiste en que Irán ha sido un muy mal actor en la escena internacional. Salta a la vista que por mucho que la religión musulmana deteste a los infieles, promover comportamientos inmorales para perjudicar a terceros les hace ruido a sus correligionarios. Imagínense, si son despiadados con su región qué queda para la lejana Latinoamérica, del otro lado del Atlántico, la de más allá de su más nunca. Desafortunadamente a un régimen así le favorece nuestra poca presencia en la prensa mundial, de modo que no les importa ni una uñita nada. No se equivoquen: a ellos les interesa su alianza con Maduro, pero lo que es nuestro país, es sólo un patio trasero. No es casual que el régimen iraní no sea aceptado por sus vecinos, tal y como ocurre con los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela en Latinoamérica.
Hay una estructura de odio que recorre el continente de arriba abajo y de esa misma se sirven los oportunistas de turno. Bajo la influencia de la izquierda internacional y el castrismo, por décadas se idealizó tanto la guerrilla que hasta fue tabú siquiera oponerse a ella abiertamente. Recuerdo a Jaime Lusinchi declarar durante su mandato, muy a pesar de las posturas idealistas de los entonces periodistas, que las FARC-Estado eran narcotraficantes.
Efectivamente, se refería a que era ése el mayor tajo de sus ingresos, por no nombrar los secuestros, extorsión y las vacunas impositivas.
La estructura de odio es una mancha delicada de develar, pero necesaria. Debatir sobre ella con libertad y sin pasiones. En una oportunidad pude conversar con una investigadora canadiense estudiosa del tema. Un tema.
* La palabra proxy viene del inglés medio procuracie que significa alguien autorizado para actuar por otro. Un sinónimo de proxy en dicha acepción es procurator, con un equivalente en español.