Pentagrama no es para los guayaneses una renglonadura formada con cinco rectas paralelas y equidistantes sobre la cual se escribe la música, tal como lo define el Diccionario de la Real Academia de la lengua española. No. Para quienes habitan por estos lares Pentagrama tiene género femenino, con una gran fuerza comunicativa, muy informativa, opinática y, claro, con la buena música que nunca termina. Decir Pentagrama con mayúscula es hablar de una emisora en frecuencia modulada, con una envidiable cobertura, y capacidad para traspasar el espacio territorial bolivarense, el mayor de Venezuela dicho sea de paso.
La democracia cobijó al Circuito Norte-Sur con emisoras en el estado Bolívar y en Anzoátegui. A saber: Sur, Pentagrama, Alegre y Candela. Todas dotadas con tecnología de punta, con profesionales universitarios de sólida formación y clara vocación radiofónica, cuya actividad laboral se desarrollaba con plena libertad. La creatividad, la audacia y la iniciativa siempre fueron bienvenidas, para lo cual la autonomía se respetaba desde la dirección empresarial.
Pentagrama ingresó al dial con la frecuencia modulada (FM) durante el gobierno del médico Jaime Lusinchi (1984-1989). A finales del quinquenio lusinchista e inicios de la truncada presidencia de Carlos Andrés Pérez comenzaron a operar 52 emisoras en FM en todo el país. Aquí quiero recordar que la FM es producto de las investigaciones -entre los 20 y los 30 del pasado siglo- de dos universitarios norteamericanos: Fleming y Edwin H. Armstrong. Este último fue un adelantado al realizar los mayores aportes tecnológicos a la radiodifusión, que garantizan recepción sin ruidos y alta fidelidad. Armstrong tuvo plena conciencia de su inmensa contribución a la tecnología de la radiodifusión, lo que no estuvo exento de graves conflictos, particularmente con David Sarnoff. De hecho, los líos jurídicos de demandas y contrademandas frenaron el desarrollo de la FM y arruinaron a Armstrong, quien se suicidó en 1954.
Concluidas aquellas disputas legales, en 1971 se inicia el reinado de la FM. Aquí en Venezuela debe esperarse hasta la última década del siglo XX para que la industria de la radiodifusión se encaminara hacia aquella novedosa tecnología, representada por la FM. De gran calidad para la transmisión de sonido, con tendencia a la especialización y muy bajo costo.
Es en el municipio Caroní, el de menor extensión territorial del estado Bolívar, donde se produce una verdadera eclosión de emisoras FM. Es, también, en este momento cuando David Natera Febres -presidente del Circuito Norte-Sur- despliega su faceta de radiodifusor de alto vuelo. Adquiere los mejores equipos para dotar a las emisoras, entre otros del transmisor más potente del país. Sin mezquindad ninguna y siempre ubicado en su papel de comunicador, al servicio de una respetada audiencia que merecía lo mejor a través de las ondas hertzianas.
Aquello fue apreciado por la comunidad guayanesa convertida en audiencia mayoritaria del Circuito Norte-Sur, en especial de Radio Pentagrama, en el 107. 3 del dial. Esa que tenía oyentes y seguidores en todos los sectores de la sociedad, pues su variada y rica programación fue concebida para incluir, sumar y multiplicar. De lunes a viernes los espacios informativos y de opinión ofrecían lo más variado y actualizado del acontecer nacional e internacional. Los fines de semana se le daba cobertura a la cultura, al arte, a los programas infantiles y a la religión, sin descuidar la música, esmeradamente seleccionada para el público que prefería a Pentagrama.
Estoy segura que cada oyente capta cuán riesgoso es mantenerse al aire, atenazados con eso que el socialcomunismo llama hegemonía comunicacional. Que se traduce en esa voracidad cupular de controlarlo todo, porque para la piel de algodón del cogollo feral en el poder, cualquier palabra o expresión representa un delito, un peligro, una amenaza que debe ser castigada.
En 23 años han experimentado con todas las formas de vigilancia, control, represión y castigo que ha pasado por la cabeza, tanto de la élite dominante como de su servil burocracia y hasta de su guerrilla comunicacional -que opera con toda libertad y plenos poderes- debidamente apertrechada con su armamento de rigor. Con ese entramado han destruido medios impresos, televisoras y el sistema radiofónico nacional. Quedaba en pie Pentagrama, pero utilizaron hasta una grúa para desmantelarla y sacarla del aire. A plena luz y con total impunidad.
Agridulces
Las encuestadoras y sus múltiples perifoneadores -ubicados en muchos medios de comunicación- unieron sus voces y su poder para darle el triunfo en primera vuelta al exconvicto Lula Da Silva. Comunista que recibió tratamiento celestial de inmaculado mesías, ungido para salvar al pueblo brasileño.