@abgoscarsalama1
En Venezuela se está moviendo el tablero de las negociaciones. Pese a ser una institución maltratada y desacreditada por maduristas y un sector opositor, sigue siendo la oportunidad civilizada y alcanzable que de alguna manera pudiera arrojar resultados. No es posible resolver de otra manera que no sea con el uso del intelecto y la razón. El pueblo necesita alimentarse y vivir dignamente, y cualquier salida que implique más guerra y enfrentamientos lo condenaría a su extinción casi definitiva.
Hoy tenemos un nuevo CNE, compuesto por un 3 a 2 en los principales miembros. Eso no dice nada hasta cuando comiencen a operar de manera constitucional y produzcan los efectos políticos que el pueblo está esperando; y no podrá ser un simple llamado a elecciones, sino que tendrá la difícil tarea de recuperar el Estado de derecho en beneficio de los votantes y de todo el pueblo venezolano.
Unas de sus principales tareas serán la depuración del registro de electores, la normalización del sistema electoral con la devolución de los partidos a sus legítimas autoridades, la limitación de las actuaciones del Plan Republica, la solicitud de la libertad plena de los presos políticos y la garantía del derecho al voto de los más de 7 millones de venezolanos desplazados por el mundo.
Si realmente el nuevo CNE es producto de negociaciones serias, los venezolanos recuperaríamos la confianza en el voto; de otra manera sería una burla más que sigue mellando la prestancia y credibilidad de la negociación como instrumento genuino de resolución de conflictos. Los líderes de los partidos políticos deben insistir en el esfuerzo por la unidad sin discriminación de sectores y ser impertérritamente exigentes para que el CNE cumpla con los fines del Estado y promueva el orden para comenzar a recuperar la normalidad.
Las elecciones que están pendientes son: presidencial, legislativa, regional y local; desde esas perspectivas evaluaremos el desempeño del Ente.