miércoles, 12 febrero 2025
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Los venezolanos y la democracia

Ese venezolano que no claudica y que se crece ante el infortunio y los reveses vivió en democracia, o tiene referencias en su entorno social y familiar, por lo que sabe que no puede conformarse ni resignarse a sufrir el trágico desastre que impone el tiránico socialcomunismo.

Hay que ver que los venezolanos tienen una capacidad para luchar y resistir que los hace únicos en esta aldea global. En 25 años han echado el resto. Las manifestaciones, concentraciones y marchas fueron multitudinarias en plena luna de miel con el paracaidista. Algo que exacerbó su rabia -macerada en el resentimiento- y desató la violencia cupular, que se llevó por delante la vida de cientos de opositores. La masacre del puente Llaguno quedó grabada en la memoria, con civiles que disparaban desde lo alto a los manifestantes que ondeaban banderas de Venezuela. Cómo olvidar a los francotiradores, con sus armas de guerra, que apuntaron con precisión a seres indefensos.

Aquello fue la primera demostración de fuerza brutal contra la disidencia. Aviso y estrategia -en extremo perversa- para insuflar miedo entre los que estaban en desacuerdo con lo presente y con lo que vendría después. Pero estos venezolanos no se dejaron amedrentar y siguieron hasta el agotamiento de sus fuerzas. En dos décadas y media muchos de esos compatriotas fueron expulsados de su país y otros murieron. Entonces, otro grupo de nacionales tomó el testigo y siguió desafiando a un poder cada vez más violento y brutal, lo que se tradujo en más muertes, dolor y hasta en algún grado de desesperanza.

Digo desesperanza y no resignación, porque la fuerza de los aquí nacidos no comulga con la mansedumbre y no se rinden. Diría que la grandeza y la constancia de ánimos en las adversidades nunca han abandonado al venezolano. Lo anterior es la definición de longanimidad, que es una característica de la fortaleza espiritual de nuestra gente.

Ese venezolano que no claudica y que se crece ante el infortunio y los reveses vivió en democracia, o tiene referencias en su entorno social y familiar, por lo que sabe que no puede conformarse ni resignarse a sufrir el trágico desastre que impone el tiránico socialcomunismo. Inspirado en las peores dictaduras de este signo, que han asolado a otros conglomerados humanos desde que se inició el siglo XX. La URSS 1917, el comunismo maoísta 1949, la terrible tiranía de los Kim en Corea del Norte desde 1948, el castrismo 1959, el sandinismo que retomó el poder en 2007, para dar una demostración de hasta dónde puede llegar la más atroz y primitiva tiranía del dúo nicaragüense.

Democracia y libertad están entrelazadas, la primera no existe sin la segunda. Esta última es condición esencial para que ese poder del pueblo pueda darse de manera plena. Pero esa condición lleva implícita su debilidad, pues su amplitud obliga a respetar los derechos de todos. Todavía más, debe propugnar la diversidad de pensamiento, conciencia y expresión, puesto que la democracia ha evolucionado hacia la heterogeneidad. Vale decir: la multiplicidad, variedad, pluralidad, complejidad e incluso la desigualdad.

Eso significa que la democracia debe acoger, educar y alimentar a sus opuestos, adversarios, desleales, hostiles y hasta enemigos acérrimos. Metafóricamente es como un organismo expuesto a todo tipo de agentes patógenos que recorren -libremente- el cuerpo, hasta infectar y agotar sus defensas. Así la democracia desfallece y la sociedad se enferma de tiranía, que es una gravísima patología de carácter endémico que padecen algunos países. El cuerpo de un individuo, por el contrario, sí se contamina, una artillería de antibióticos de última generación, puede vencer la dolencia en tiempo perentorio

Porque una vez que las instituciones -esas que sostienen el sistema inmunológico de la democracia- son invadidas, corrompidas y envilecidas resulta extremadamente difícil recuperar la libertad. Debido a que sus enemigos se han enquistado en el poder, sostenidos por la fuerza de las armas. En manos de hombres que se “formaron” en academias militares para defender al país y a sus ciudadanos. Pero aquellos -metamorfoseados en crápulas liberticidas- le han dado la espalda a quienes deben defender y obedecen ciegamente a los verdugos. Entre ellos -en la casta, en su autoritarismo unanimista- operan la homogeneidad y la complicidad, porque deben proteger intereses comunes, privilegios, ventajas, monopolios, fueros y todas las riquezas acumuladas.

Para cerrar recurro a las sabias e imperecederas palabras del poeta mexicano Octavio Paz, quien dejó dicho: “…la democracia no es un absoluto ni un proyecto sobre el futuro: es un método de convivencia civilizada. No se propone cambiarnos… pide que cada uno sea capaz de convivir con su vecino, que la minoría acepte la voluntad de la mayoría, que la mayoría respete a la minoría y que todos preserven y defiendan los derechos de los individuos”.

Agridulces

La presidenta de Honduras tiene dos apellidos de ingrata recordación: Castro y Zelaya. A Xiomara le pidieron la renuncia, porque de su nepótico gobierno han mostrado narcovideos que la incriminan. En su defensa alegó que “está en marcha un plan para destruir mi gobierno socialista democrático”.