Preparándome para escribir sobre la película Stillwater (2021) me hallé en una situación similar de cuando escribí sobre No Time to Die en El dilema con James Bond, de querer comentar sobre el trabajo de reseñar.
Un lector que busca información sobre una película sólo quiere asegurarse de pasarla bien, sea lo que fuere que eso signifique. El crítico, por otro lado, tiene sus propias ideas de cómo y a dónde dirigir sus opiniones. Lo común para el reseñista de prensa es aprovechar su situación de poder, alinearse con sus gustos o el modo ideológico de su periódico, sea para exaltar o para desestimar una cinta o un libro. También, aunque con menos frecuencia, se consiguen textos críticos que ubican el nudo gordiano de la trama y brindan al espectador las claves que le permitirán adaptarse al texto.
Volviendo a mi punto inicial sobre la película Stillwater de Tom McCarthy, esta trata sobre Bill Baker (Matt Damon), un trabajador de la construcción, quien viaja desde Oklahoma (EE UU) a Marsella (Francia) para ayudar a su hija (Allison Baker) a salir de la cárcel donde cumple sentencia por el asesinato de su novia. En atención a esa cinta y a propósito del Festival de Cannes, el periódico The Guardian publicó dos reseñas, una de Peter Bradshaw en julio del 2021, y la segunda de Simran Hans un mes después, en agosto.
En el primer texto y desde el principio, Peter Bradshaw no mide adjetivos para tildar la película de fallida o sencillamente mala. En el fragmento descriptivo de la trama, él la define como “inspirada” en el caso de Amanda Knox pero con una imitación “torpe” de la historia original (Knox fue acusada de asesinato en el 2007 y absuelta años después) al punto de considerar Stillwater como una “cuasi historia”. Sobre el protagonista Bill Baker y sus cuestionables decisiones en el intento de ayudar a su hija, el reseñista se burla de sus incoherencias sin siquiera dar las pistas inherentes al personaje. Ahora bien, aun cuando los “vacíos” que Bradshaw señala sean discutibles, su análisis se cae desde el momento en que da por sentado que la cinta persigue reconstruir la historia de Knox.
Distinta es la segunda reseña de Simran Hans publicada un mes después del Festival de Cannes, cuando seguramente los lectores ni se acordaban del evento. En ese texto de agosto, la analista reconoce el parecido con el caso de Knox pero advierte que no es ese el centro de la historia: “(Stillwater) no es una película biográfica, sino que usa su historia (la de Knox) más como un incidente para encender el drama”. Más adelante ella afirma que el director Tom McCarthy estudió el personaje de Bill Baker en todos sus ángulos y a profundidad, un aspecto este que explica cuán esencial es Baker en el argumento del filme.
Las reseñas han padecido de estos altibajos desde que tengo memoria. Por ejemplo, en una revista de arte y cine de los años 70, alguien despachó la película Odisea 2001 de Stanley Kubrick y para ello usó todos los dogmas marxistas disponibles. No perdonó ni la música.
Por fortuna aún puede uno conseguir críticas como los de Simran Hans quien escribe con actitud de exploradora y de alguien que piensa en voz alta. Cualidades como esas invitan a la conversación o a un debate genuino, es decir, anima a una respuesta que, en este caso, espero continuar en una próxima entrega.
Nota: Para escribir estos artículos he tenido que recurrir a varias fuentes, unas más accesibles que otras. En esta oportunidad acudí a dos artículos del The Guardian, un medio impreso británico que sostiene su accesibilidad gracias a la contribución de los usuarios. En ocasiones ellos me recuerdan: “usted ya ha leído tantos artículos en este año, debería colaborar y etc.” A veces temo que se me acabe el pan de piquito con ellos. Por ahora, va mi reconocimiento.
En otras ocasiones he podido leer otros periódicos gracias a la pequeña ayuda de las panas quienes me los hacen llegar. A todos ellos, mis agradecimientos.