jueves, 13 febrero 2025
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La prensa local en el centro del mundo

Hay organizaciones preocupadas por el declive y disminución de la prensa local en el mundo, pues ello le quita voz a las personas de las regiones, quienes pierden la comprensión de su comunidad y de su significado en el todo.

Los guayaneses son afortunados de contar con un medio local que funcione, porque de suyo el tenerlo es una proeza hoy en día. En foros y conferencias internacionales, la defensa de los periódicos regionales se destaca como una de las prioridades en el mantenimiento de un sistema de libertades. Son medios que representan una opción ante grupos de poder, sean privados o públicos, que buscan imponer sus agendas en desmedro de los ciudadanos. Que los guayacitanos lean el Correo del Caroní y puedan verse en el espejo de su ciudad, ver, tocar, oler su entorno y evaluar su “cable a tierra”, eso le da sustancia al periódico. Además, como uno de los pocos periódicos de conciencia que quedan en el país, su presencia les da a sus lectores la oportunidad de protegerse de mayores manipulaciones.

Hay organizaciones preocupadas por el declive y disminución de la prensa local en el mundo, pues ello le quita voz a las personas de las regiones, quienes pierden la comprensión de su comunidad y de su significado en el todo. Hay periódicos en varios países que han cerrado después de más de un siglo de presencia, dejando a sus lectores en la orfandad. Cuando eso sucede, de acuerdo con varios expertos, el individuo se aísla de su comunidad, y se vuelca hacia la TV de cable y a las redes sociales, que seguramente le generarán angustias incomprensibles o inútiles. Pero lo peor, es que la desinformación y la ausencia de un periodismo cercano, le sirven la mesa a la polarización, la propaganda y a teorías conspirativas desde lejanos centros de poder.

En estos momentos se están dando debates a fondo sobre cómo el periodismo puede responder a las presiones antidemocráticas que nos rodean. Durante el Foro de medios globales de la DW (15-06-2021), el autor Timothy Snyder enfatizó que hoy en día, mientras la prensa local se ha convertido en una especie de institución perturbadora e incómoda para el estamento, por el otro lado el internet y los teléfonos inteligentes representan el statu quo. Además, agregó, que es el reportero quien puede remontar la cuesta y marcar la diferencia. Entendí con su discurso que es importante centrarse en la relación entre el periodista y su comunidad. Lógico, es beneficioso que ambos sientan la familiaridad de la casa, el acompañamiento propio de los lugareños y de esta manera mantener una comunicación fluida.

Hoy más que nunca el periodista se debe a la lectura de libros y a participar en debates significativos para su entorno. La tarea no es poca: investigar los sucesos de la región y su incidencia en los ciudadanos, revelar las intenciones del poder, traducir su propaganda, ser crítico y creativo con el lenguaje, mostrarles a los ciudadanos su lugar en la historia y, además, reflexionar sobre el maremágnum de informaciones, movimientos y eventos en el mundo que podrían o no afectar sus vidas.

O en estos tiempos digitales, hacerle saber a esos ciudadanos de otras partes del país o de otras tierras, que tenemos historias que contarles o modos de pensar y vivir que nos parecen beneficiosos. Conocerse y hacerse conocer, ese es el arte de una comunicación posible y quizás llena de sorpresas para el futuro.

Personajes locales: en varios cuentos venezolanos o series de TV o en series, los héroes o personajes relevantes del pueblo son casi siempre los mismos: médicos, maestros, el prefecto, el policía, el herrero, la muchacha bonita, el muchacho bueno, la señora bondadosa, y así. A mí me gusto una serie inglesa de unos veterinarios que atendían el ganado de los campesinos o los perritos malcriados de las señoras encopetadas. Creo haber visto carteros y periodistas, pero la verdad no lo recuerdo.

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