viernes, 17 enero 2025
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La favorita del Señor y el descubrimiento interior

Ana Teresa Torres, escritora venezolana, utiliza sus conocimientos en psicoanálisis para internalizar el placer femenino, la sexualidad, el erotismo y la cosificación a la que es sometida la mujer a través de la religión, todo esto desarrollado en un universo medieval.

@francescadiazm

Banquetes cuyos sabores acariciaban el paladar debido a la frescura de la menta; largos baños con aceites y fragancias dulces otorgaban un olor a la riqueza y lecciones diarias de danza que llenaban los pasillos de arte… así eran los días de Aisa, una joven musulmana cuyo destino anhelado era ser la esposa favorita de un sultán. Sus planes se ven cercenados cuando Roger de Tamarit ejecuta una matanza en su isla, arrancándola de su mundo que le era tan idóneo y agradable.

La favorita del Señor (2001) tiene a Aisa como única protagonista, quien tiene diecisiete años y es raptada durante una invasión española en el palacio de su padre, un valí de Medio Oriente. Pasando de ser princesa a esclava, se encontrará con una realidad desconocida, más allá de los límites de la isla, en el que existe un dios que ella no conoce y las personas de su pueblo son despreciadas por la institución más poderosa: la iglesia.

Ana Teresa Torres, escritora venezolana, utiliza sus conocimientos en psicoanálisis para internalizar el placer femenino, la sexualidad, el erotismo y la cosificación a la que es sometida la mujer a través de la religión, todo esto desarrollado en un universo medieval. Si bien no es un libro erótico, Aisa ha sido educada para dar placer a los hombres y esa es la única ambición que tiene en la vida, así que se verá envuelta en situaciones excitantes en las que se conoce a sí misma y descubre los límites de su propio placer.

A través de la intimidad de la protagonista, la autora deja clara la importancia del sexo en las relaciones maritales, del placer mutuo y el consentimiento.

Pese a que en el relato se desarrollan muchas aventuras eróticas, no se deja de lado el amor y la importancia de este en la sexualidad. Helena le mostrará a Aisa, quien nunca ha estado enamorada, un sentimiento que la deja inerme ante su fuerza: el amor. Este descubrimiento le dará un giro a la historia y a los intereses de la protagonista. El sexo al servicio del amor y no lo contrario, ese el mensaje que plasma Torres en el proceder de los personajes.

“La mujer siempre es alumna y el hombre maestro”. Para la protagonista, quien creció en un harem siendo educada y dirigida por mujeres, este dictamen escapa de cualquier lógica. Ella tiene una rebeldía que entrevera las libertades de las religiones orientales y las del catolicismo. Además, logra comprender la religión como un mecanismo de poder, preguntándose cómo el control del clero lograba corromper las voluntades de los ciudadanos. De esta forma, Torres sopesa el lado oscuro de la Iglesia Católica y condena la intimidación a la que cual se somete al individuo a través de ideologías autoritarias.

La cosificación de la mujer es una de las problemáticas que la sociedad arrastra desde la Ilustración. La escritora decide ubicar esta historia en el Medievo, época en la que el sexo femenino era menos que una cosa y estaba supeditado a los deseos de un marido. Uno de los puntos de interés es cómo el personaje principal, luego de haber sido adiestrado y educado para ser esposa, comienza a autocosificarse: no son los demás quienes la perciben como un objeto sexual, sino ella misma. Permitiendo múltiples humillaciones mientras el resto de personajes buscan convencerla de que su valor está determinado por la percepción que tengan otros de ella.

Aisa cuenta con los atributos y la belleza propios de una joven de su edad. Será su atractivo lo que le permitirá conducirse exitosamente entre los hombres. Ella desea que alguien la posea y usa sus atributos a su favor. En algún punto del libro perderá esta cualidad, retratando un lado de la realidad que rechaza a las mujeres que no pueden complacer al sexo opuesto- ancianas, discapacitadas o escasas de belleza-. Ese clímax de la historia pone al lector en jaque y transfigura el carácter de la joven narradora, quien madura a través de las páginas y se ve obligada a moldear su carácter a las circunstancias y, por supuesto, al señor que la posea en ese momento.

La favorita del Señor permite al lector conocer una realidad que guarda ciertas analogías con situaciones cotidianas, las limitaciones del sexo femenino y los cánones de belleza que rodean a la mujer. Asimismo, presenta la cosificación como un fenómeno que obstaculiza la búsqueda del valor propio al ser humano. Torres refleja cómo las riquezas y las comodidades no tienen ninguna relevancia si se contraponen a la libertad individual.

La autoestima, el respeto por uno mismo y la importancia de la libertad en el camino hacia la felicidad son algunos de los tópicos que la autora destaca. Vituperando los matrimonios forzados, las relaciones polígamas y el sexo por obligación. Escudriña en las relaciones de pareja y en el autoconocimiento a través de una mujer que no conoce nada más allá de estar al servicio de alguien.

Es paradójico que una joven musulmana fuera la escogida para contar esta historia, ya que solemos creer que son los países árabes los de una idiosincrasia machista; sin embargo, el libro revela los orígenes del catolicismo y, además, esboza un lado de las religiones islámicas poco narrado. La narración diáfana y la naturalidad del personaje principal hacen que la aventura sea placentera. Además, invita a extrapolar las exigencias sociales de hace siglos a las vigentes.

La pericia psicológica de la autora se encarga de crear a señores de distintos caracteres para Aisa, quien termina amoldándose a estos sin poder encontrar su voz. Con el cierre de la historia, el mensaje que resuena es la vital importancia de la libertad y la experiencia para encontrar el valor que tenemos como seres humanos y de ser dueños de nosotros mismos.

¿Cómo será la vida de una mujer que comparte a su marido con decenas? Para nuestra cultura, parece impensable, pero la percepción que Torres crea para su personaje principal es la de una sana competencia. Titulada en la Universidad Católica Andrés Bello en Psicología y fundadora de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas, la autora visibiliza la posición que tiene la mujer en otras latitudes, pero no desde la crítica mordaz o los juicios de valor, sino acercándonos a una de ellas, permitiendo que conozcamos su mundo como algo maravilloso y sus críticas hacia el pensamiento occidental. Esta lectura se aleja de cualquier apabullamiento o adoctrinamiento de mal gusto, dando lugar a una historia que invita a reír, emocionarse y, por supuesto, comprender otra perspectiva de la realidad.