sábado, 18 enero 2025
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La convocatoria de Catherine

Sin intención de pregonar posturas radicales inútiles, toda la sociedad venezolana y los entes de vanguardia local tendrán que asumir su contribución a las definiciones insoslayables por una democracia ciudadana y de desarrollo.

@OttoJansen

La licenciada Catherine Wilson, presidenta de la Cámara de Comercio del municipio Caroní, es una profesional joven, accesible, con presencia permanente en las redes y con un equipo que sin estridencias se las trae frente a un panorama complejo y rudo para empresarios y emprendedores; estos que han brotado en novedosas manifestaciones en Ciudad Guayana con la crisis crónica del país y venciendo las “escaras” que deja, en materia económica, la dinámica del Arco Minero y las distorsiones de todo orden. Estos, los emprendedores, que la presidenta (con demostraciones de que cuando debe decir algo lo dice), ha convertido, según apreciamos, en aliados fundamentales.

La joven y carismática dirigente ha convocado a la realización de la Expo Empresarial Camcaroní 2022: sectores que construyen a Guayana y ha sido un total éxito de asistencia y organización. “Había gran cantidad de automóviles como nunca y el espacio del hotel (donde se efectuó el evento por tres días) se quedó pequeño”, escuchamos a unos de los asistentes. Fue una actividad nutrida donde se asomó la ciudad e invitados nacionales de los gremios empresariales, que tuvo seguimiento de las múltiples cuentas de las redes sociales, además de los pocos medios tradicionales; en la que no se observó, por cierto, significativa presencia de los dirigentes políticos que se denominan de alternativa (nos mencionaron que algún representante partidista “opositor” hizo esporádica presencia, casi como una desamparada alma en pena). Tuvo, repito, una buena cantidad de matices y significados, más allá de lo anecdótico, que vale la pena registrar con miras a evaluar el movimiento empresarial local o regional con identidad diferente de los años de crisis del país, secuestro de las instituciones por el modelo revolucionario y las secuelas de la pandemia.

“Expo Empresarial Camcaroní: Declaración de resistencia y compromiso de la empresa privada”, tituló la nota del evento, en Correo del Caroní, la periodista Laura Clisánchez y coincido con la calificación del propósito que representa la visibilización de un esfuerzo dirigente que probablemente no se aprecie con claridad en lo inmediato, pero es innegable el paso hacia el porvenir que se está forjando con firmeza, audacia y talento. El primer elemento a destacar fue la armonía de cuántos expusieron sus productos y firmas. “Una especie de familia”, me acotan. Con semejante escenario era impensable que el alcalde de Caroní y el gobernador del estado Bolívar “pelaran ese boche”. Claro, estuvieron como quien recorre la alfombra roja de algún evento artístico, en plan de “ver y dejarse ver”, pero sobre la problemática del surtido de gasolina que tanto impacta la economía y que en otras regiones no existe, no abrieron la boca, como tampoco sobre la ofensiva de impuestos municipales y la caza permanente a los comerciantes. 

Sin querer queriendo

Es innegable que la población y sus factores están hastiados de una situación país que no ofrece soluciones estructurales a una emergencia humanitaria compleja cotidiana. Esto pasa quizás con mayor énfasis en el estado Bolívar y en la ciudad que una vez fue poderosa locomotora del desarrollo, ahora “guapeando” contra la permanente precarización de los islotes existentes de la calidad de vida. Sin embargo a estas alturas de un proceso político y un modelo económico caracterizado por el fracaso y la parálisis, los guayaneses, por sentido común, entienden que el proceso de “normalización” del país y sus regiones pasa por el rescate de la institucionalidad y el funcionamiento pleno del Estado de derecho.

En este sentido entre los matices de la lucida actividad de la Cámara de Comercio de Caroní hubo voces visitantes del empresariado que no perdieron oportunidad de declarar poniendo el acento en las “buenas” intenciones del Gobierno nacional, o de la necesidad de “trabajar juntos”, en uno de los típicos guiños al poder político, en donde solo parecen caber, a lo máximo, buenas intenciones, sin apuntar a las garantías de ley o constitucionales. Afortunadamente también hubo expresiones como las de la presidenta de Consecomercio, que una vez más, llamó las cosas por su nombre. Las diversas manifestaciones y circunstancias, muchas de ellas de emociones auténticas de la Expo Empresarial, no invalidan ni solapan el poder de convocatoria y el mensaje de la licenciada Wilson. Por el contrario, el punto de mayor trascendencia -consideramos- es la fortaleza y pulso en la interpretación de la era del conocimiento en donde andamos globalmente y del tiempo de desafíos en los que nos encontramos en la región.

Es ahora y es el momento de ganar el futuro y de devolverle a Ciudad Guayana la modernidad arrasada.

Hace muchos años le escuché al señor Carlos Rangel afirmar que Fedecámaras no tenía una declaración ideológica (discurso que el escritor repitió mucho por aquellos días). Desde esa década hasta el presente ha corrido mucha agua, pero siempre el sector empresarial parece esquivar la visión del papel del Estado, la sociedad, y del suyo propio. Sin intención de pregonar posturas radicales inútiles o manifestaciones ideologizantes -que basta con las chapuzas del socialismo del siglo XXI- toda la sociedad venezolana y los entes de vanguardia local tendrán que asumir su contribución a las definiciones insoslayables por una democracia ciudadana, de libertad, de derecho y de desarrollo.

¡Bravo por la convocatoria, Catherine!