domingo, 12 enero 2025
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Iñigo Errejón y las nuevas masculinidades

Errejón abandonó la política, ya no es portavoz de Sumar y renunció a su escaño. Se espera que los tribunales procesen las denuncias de las víctimas. Pero los que saben de estas cosas, dicen que aquello no tendrá mayor recorrido.

Ya me he enterado que detrás de la difusión -urbi et orbi- de la desaforada sexualidad de Iñigo Errejón está su camarada Pablo Iglesias Turrión. Cristina Fallarás -periodista de la corte del exvicepresidente- recibió la orden de soltar lo que todos sabían en las aguas servidas de las redes sociales. Dicho y hecho. El cotarro está en plena efervescencia contra el erotismo heteropatriarcal y macromahista de ese cuarentón, con rasgos de niño perverso, con sus quevedos cabalgando sobre su pequeña nariz. Esto es noticia porque Errejón se hizo conocer como un feminista químicamente puro, educado con los principios podemitas, que le fueron inoculados en las aulas de La Complu. Universidad en la que su profesor y mentor P. Iglesias supo llevarlo por la transversal sensibilidad de la superioridad moral. Propia de los impolutos luchadores sociales de la izquierda, con la impronta del hombre nuevo.

Seguramente Errejón también asistió a los seminarios dirigidos por Irene Montero, pareja de Iglesias, eurodiputada y exministra de igualdad del gobierno socialista de Pedro Sánchez, que tenían como objetivo fundamental deconstruir el patriarcado -hacerlo cenizas- y sobre esos polvos erigir nuevas masculinidades. Es muy probable que Iñigo Erección, como lo ha bautizado el periodista Carlos Herrera, sea la zurda encarnación de esa nueva masculinidad, que tanto han buscado las feministas españolas. Las que han llegado muy lejos porque han compartido el poder con su sanchidad. Han convertido en leyes sus más desorejadas alucinaciones ideológicas, alimentadas por su resentimiento atávico contra el sexo masculino. Que ya no es sexo, sino un género prescindible e intercambiable.

Cuando detonó el escándalo -aliñado con todas las sustancias que alimentan el morbo- Errejón apeló al género epistolar para acallar los señalamientos y justificar su frenética sexualidad, que lo llevó a encamarse con sus propias camaradas y féminas de otras ideologías. En su misiva separa la persona del personaje, y culpa tanto al liberalismo como al patriarcado de su depravada violencia sexual contra las mujeres. Como buen comunista, nunca asume ninguna responsabilidad por sus acciones. Nada nuevo bajo el sol que calienta al zurdaje de aquel y de este continente.

En la epístola que ya tiene su lugar en la historia de la auto exculpación, Errejón arguyó que “su ritmo de vida en primera línea, en una década ha desgastado mi salud física, a mi salud mental, y a mi estructura afectiva y emocional. Esto genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica, con compañeros y compañeras de trabajo, con compañeras y compañeros de organización, con relaciones afectivas e incluso con uno mismo”. Es literal.

A pesar de todo lo perpetrado contra las mujeres que han tenido acercamientos eróticos con el ex portavoz de Sumar, Errejón goza de una suerte que envidian otros violadores, depredadores y maltratadores. Sus amigos, conmilitones, compañeros y camaradas estaban al tanto de los gustos, placeres y antojos que la concupiscencia errejonista se prodigaba sin límites, ni fecha en el calendario. Satiriasis y voluptuosidad con aditamentos sadomasoquista, y un decorado con líneas blancas, fueron elementos fundamentales para llevar a extremos inimaginables la experiencia carnal con el fundador de Podemos.

Cuando estas jóvenes eran citadas por este intelectual de la izquierda española se sentían unas privilegiadas. Tocadas por una suerte de gracia divina, al compartir con el fulgurante personaje, y no tanto con la persona. Algunas ascendieron a categorías de novias, como Rita Maestre, pero la mayoría eran compañías circunstanciales, chicas de alternes, usadas para el desfogue de uno de los machos alfa del poderoso y mediático podemismo.

Las feministas españolas -que son de la especie más extremista en aquella selva de concreto primermundista- se hicieron las locas y miraron para otro lado cuando se trataba de la conducta depredadora de Iñigo Errejón. Hasta ahora no ha habido un pronunciamiento -ni siquiera tímido- de ninguna Montero, Pam, Colau, Gabriel, Díaz, Rodríguez o Belarra. Por ahora, Errejón abandonó la política, ya no es portavoz de Sumar y renunció a su escaño. Se espera que los tribunales procesen las denuncias de las víctimas. Pero los que saben de estas cosas, dicen que aquello no tendrá mayor recorrido, pues además del consentimiento, el tiempo ha borrado las evidencias. El licencioso exdiputado seguirá libre y gozando a sus anchas.

Agridulces

Kamala Harris es la extrema izquierda del partido demócrata. También me huele que es una activista del wokismo, y como tal feminista, de la escuela de Betty Friedan o Sulamit Firestone. Dice ser negra, pero su epidermis no le da la razón, tampoco su lisa melena con rubios reflejos,