Las hojas sueltas fueron los productos más efímeros y fugaces de todos los que nacieron del vientre mecánico de las imprentas.
Sin embargo, además de breves y transitorias, el diccionario les añadió otra cualidad, la de la vaguedad formal y temática, al definirlas como: “Impreso que, sin ser cartel ni periódico, tiene menos de cinco páginas”.
Existen hojas sueltas de pequeñas dimensiones (que no alcanzan los 10 cm), hasta las de gran tamaño, como las de pliego completo (de casi un metro). Sus contenidos son variados y van desde el apoyo político a algún candidato, el mensaje publicitario, la programación de alguna festividad pública, el agradecimiento o la crítica gubernamental o la difamación y la réplica. Tal vez no exista tema de interés público que no logre acomodarse en los espacios que ofrece la hoja suelta.
Fueron pensadas para la respuesta inmediata, para su pronta y amplia difusión, para la lectura callejera y de paso.
Representan el ejemplo vivo de la búsqueda de una comunicación impresa eficaz, que lograra hacer realidad aquel deseo de emular la palabra que vuela, tan propia de la oralidad, donde el mensaje viaja a sus anchas de boca a oreja -en este caso de papel a ojo-, en un sinfín de interpretaciones. Algo así como el WhatsApp de nuestros días, con sus obvias diferencias.
Esa necesidad de inmediatez y difusión obligaba a la impresión de un mensaje que debía ser entregado como volante, que sería pegado como cartel en las esquinas de los pueblos y ciudades, que circularía por mercados y calles, por lo cual las amenazas del clima, el desdén de transeúntes y el vandalismo de manos infantiles o adultas, hizo que las hojas sueltas desaparecieran con la misma velocidad con la cual lograron mostrarse al público.
El historiador venezolano David Ruiz Chataing, en el prólogo al libro Hojas sueltas venezolanas del siglo XIX, obra elaborada junto a Haydée Miranda, y publicada por la Universidad Central de Venezuela en el 2001, reflexiona acerca de la fugacidad de este tipo de publicaciones:
“¿A cuántas las destruiría el sol y la lluvia, sus eventuales lectores o la suspicacia de las autoridades? ¿Cuántas habrán sido lanzadas a la cesta como basura, papeles viejos de algún antepasado? Muchos efímeros volantes culminaron su existencia como envoltorio de menudencias en viejas bodeguitas de pueblo. O junto con la prensa, tuvieron como última y sorprendente utilidad la de ser materia prima para tapizar paredes. Empero, estos folios frágiles y perecederos desafían al tiempo y hasta se mofan de la fortuna y de la eternidad”.
Pero las hojas sueltas no han resistido el paso del tiempo por sí solas. Solo a través de la ayuda de los archivos y las bibliotecas -custodios de la memoria- estas frágiles publicaciones han podido llegar hasta nosotros, mostrándonos así algunas instantáneas del ayer.
Tulio Febres Cordero (1860-1938), escritor, historiador e impresor merideño, fue uno de esos abnegados custodios de la memoria. Su manía archivística le impulsó a guardar todo papel impreso que se encontrara en su camino, gracias a lo cual muchas de las hojas sueltas venezolanas del siglo XIX y XX han logrado sobrevivir.
La biblioteca personal de Tulio Febres Cordero pasó a formar parte de la colección de la Sala de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Venezuela y, desde el 4 de noviembre de 1978, en la ciudad de Mérida, abrió sus puertas al público.
Allí se encuentran once hojas sueltas que fueron impresas en el estado Bolívar, la primera fechada en 1891 y la última en 1931. Son once hojas sueltas que sirven, entre otras cosas, para reconstruir la historia de la edición en Guayana.
Una tarea por realizar.
Hojas sueltas del estado Bolívar que se encuentran en la Biblioteca Febres Cordero:
1.- Manifestación. Año 1891, 20 de octubre, Ciudad Bolívar, Tipografía al Vapor de El Bolivarense. Contenido: apoyo a la gestión de R. Andueza Palacio.
2.- Voz de aplauso. Año 1895, Soledad, 15 de marzo, Imprenta del Estado. Contenido: apoyo a la gestión de Nicolás Rolando.
3.- Centenario del General J.G. Monagas. Año 1895, abril, Ciudad Bolívar. Tipografía al vapor de Ortega y R. Contenido: programa para la celebración de las fiestas del primer centenario del general José Gregorio Monagas.
4.- Nos, Dr. Antonio María Durán. Por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Santo Tomás de Guayana. Al muy venerable señor Deán y Cabildo de nuestra Santa Iglesia Catedral, al clero y fieles de la Diócesis. Año 1895, diciembre, Tipografía al Vapor de Ortega y R. Contenido: descripción de visita pastoral a la Diócesis.
5.- Julio M. Rojas Jefe Civil del Distrito Independencia del Estado Bolívar a los pueblos de la jurisdicción. Año 1906, julio, Soledad. Contenido: Laudatoria para conmemorar el 5 de julio de 1811 y a su vez la labor del presidente Cipriano Castro y su Revolución Liberal Restauradora.
6.- Por la vindicta social. Año 1906, 9 de agosto, Ciudad Bolívar. Imprenta y Encuad. de B. Jimeno Castro. Contenido: exculpación a Jorge Blum por haber sido acusado de dar muerte a Juan Anselmo. Firman: Víctor M. Álvarez C., J. Gavini, Domingo Gallipoli, C. M. Rengel, Sinforiano Orosco, por Jorge M. Paraquett, Félix Ortega, J. M. Soublette, por Ángel María Hernández, J. Garavini.
7.- Voto Liberal. Candidatura del General Arístides Tellería. Año 1909, noviembre, Ciudad Bolívar. Tipografía La Empresa. Hermanos Suegart. Contenido: apoyo a la candidatura de Arístides Tellería como candidato gomecista para el cargo de presidente del estado Bolívar para el período 1910-1914. Incluye lista de nombres de guayaneses apoyando la propuesta de candidatura.
8.- La dignidad del obrero. Conferencia de Diego Carbonell. Año 1917, agosto, Ciudad Bolívar, Imprenta de B. Jimeno Castro. Contenido: transcripción de conferencia leída por Diego Carbonell en la sesión solemne de la Sociedad de Artesanos “Unión Protectora” de Mérida en la noche del 14 de agosto de 1917. Reproducido por J.D. Montenegro, presidente honorario de la Sociedad “Cooperativa de Artesanos y Obreros” de Ciudad Bolívar.
9.- Concurso en tres certámenes en Guayana, con motivo de cumplir su Santidad el Papa Pío XI cincuenta años de haber sido ordenado sacerdote. Año 1929, julio, Ciudad Bolívar. Contenido: Bases del concurso literario organizado por el Centro de Damas Católicas de Ciudad Bolívar. Presidenta: Henriqueta de Morales. Secretaria: Lourdes Morales.
10.- Su santidad el Papa Pío XI (Aquiles Ratti). Año 1929, diciembre, Ciudad Bolívar. Contenido: cuadernillo con el programa de las festividades por la celebración en Ciudad Bolívar del 50 aniversario de la ordenación sacerdotal del Papa Pío XI.
11.- En la atalaya. Al Benemérito General J. V. Gómez, Presidente Constitucional de la República. Año 1931, mayo. Ciudad Bolívar. Imprenta de B. Jimeno C. Contenido: exaltación biográfica y sentimental acerca de las virtudes y cualidades de Juan Vicente Gómez.