Masivas e impactantes las manifestaciones de calle de trabajadores de la industria en los días recientes en Ciudad Guayana. También en Upata y Ciudad Bolívar.
Impacta mucho más ver la movilización de miles de trabajadores en una ciudad, como tristemente lo es Ciudad Guayana hoy, donde casi no hay gasolina, pues en las últimas semanas se ha vendido un solo día por semana a dos números de placas. El resto, al parecer, se lo llevan a las minas del oro de sangre. Una ciudad con muy escaso transporte colectivo y con enormes dificultades para obtener dinero en efectivo para poder pagarlo. Una ciudad a cuyas industrias le han arruinado cerca del 80% del transporte para el personal de las empresas.
Unas industrias que prohíben el ingreso a planta de alrededor del 70% de su personal, a quienes han desactivado las fichas mediante un fulano “plan de contingencia” cuya meta es en realidad dispersar y desarticular el movimiento y la unidad de los trabajadores.
Así se afincan esas autoridades “rojas rojitas”, muy antiobreras y antiderechos sindicales, para intervenir sindicatos legítimos, prohibir elecciones sindicales e impedir el ingreso y actividad de los directivos sindicales, delegados departamentales y de prevención.
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A pesar de todo eso y justamente por esos enormes obstáculos, impacta que se hayan podido hacer tan masivas concentraciones. El espíritu de lucha ha superado barreras.
Porque hay mucho más. Las amenazas contra quienes reclaman. A pesar de haber liquidado la vigencia de los contratos colectivos y de no pocas disposiciones constitucionales y de la Ley del Trabajo mediante el Decreto o Memorándum 2792, de 2018, con el que Maduro y su ministro del Trabajo (con el apoyo y los aplausos de un grupo de “sindicalistas” del PSUV, que ilegalmente) dejaron sin la protección de ley los derechos laborales.
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En el marco de esas protestas hay asuntos netamente laborales como el desastre ocurrido con los salarios, pero también la lucha por rescatar derechos, por vencer esa división forzada del fulano “plan de contingencia”. Y por exigir planes verdaderos de rescate de las industrias.
Esas industrias que sin ser perfectas eran productivas para Guayana y Venezuela. La “alternativa no petrolera” del país. La que generaba cadenas industriales, económicas y de producción de cientos de productos en toda la geografía nacional.
Las industrias básicas que nos daban un margen importante de soberanía nacional que en los últimos años, en forma regresiva, destrozó la dizque “revolución”. Acabando con cientos de miles de buenos empleos y haciéndonos más dependientes que nunca de las escasas importaciones que hoy se pueden hacer.
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Lo hemos mostrado y demostrado una y otra vez. No tiene nada que ver con el cuento del “bloqueo” ni de las sanciones. Por eso recordamos nuestro libro Guayana: el milagro al revés (Editorial Alfa, 2012), cuando ya la ruina de las industrias era muy marcada. En algunas de esas empresas habían destrozado el 60% de su capacidad de producción. Aunque se fue poniendo peor al año siguiente y al siguiente. Y así.
Sidor, en este 2020 recién finalizado, produjo… el ¡0.4%! de su capacidad de acero. Leyeron bien. Le han destrozado más del 99% de su capacidad.
La producción de bauxita en Los Pijiguaos fue de apenas el 3.95% de su capacidad muchas veces demostrada. En lugar de las casi 6 millones de toneladas se produjeron escasas 230 mil toneladas.
Y la producción de alúmina en Bauxilum Planta fue de apenas 115 mil toneladas en lugar de los 2 millones de toneladas que le eran habituales antes de la peste roja rojita.
La planta de Fesilven tiene 4 años totalmente paralizada. A Norpro la expropiaron y ahora, además de producción cero, la República ha perdido una demanda internacional por 44 millones de dólares.
En una columna anterior pusimos otros casos y ejemplos. Es todo muy triste. Tanta destrucción, junto con la ruina causada a docenas de miles de familias que a su vez impactan negativamente sobre otras decenas de miles. El daño social es terrible.
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Rescatar y recuperar a la Guayana industrial es clave para el futuro de progreso de Venezuela.
En la columna publicada en días pasados acerca de lo trascendente que fue la creación de CVG hace 60 años, intentamos explicar y demostrar (pese a las inevitables limitaciones del espacio) que desarrollar este proyecto industrial a partir de importantes ventajas comparativas era el propósito más trascendente para un plan de desarrollo económico y social.
Ciertamente, una de las tareas importantes del futuro próximo al recuperar la democracia será reconstruir e incluso ir logrando mejores metas de las que hubo antes en la Guayana industrial, así como en el sistema eléctrico y en Pdvsa.
Eso sí, con transparencia. Con procesos abiertos y claros. Recalco: con transparencia.
Y recuperar el empleo digno y decente. Con plenos derechos laborales. Hay quienes no comprenden la importancia de esto. Además de justicia social, es parte de una cadena económica que genera más empleos, más industrias, más prosperidad.
Un tema para seguir desarrollando. Volveremos sobre él muchas veces.
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TIP 1: Importante la decisión del presidente Iván Duque de Colombia de decretar un estatuto de protección temporal para el millón y más de emigrantes venezolanos que podrán regularizar su situación, acceder a empleos sin ocultamientos y a servicios de salud y educación, entre otras cosas.
TIP 2: Muy recomendados: el reportaje de Armando.info sobre la “privatización a escondidas” de Inlaca. De nuevo aparece Alex Saab. También el escrito de nuestra apreciada Mary Montes (@porlagoma) “El 4 de Febrero que yo recuerdo”.
TIP 3: Siempre tenemos presentes a tantos presos políticos. Como “los cinco de Azul Positivo”. Como al periodista Roland Carreño. Y al ferrominero Rodney Álvarez. Al igual que a los legítimos diputados perseguidos, muchos exiliados. O como Juan Requesens.
TIP 4: Importantes. Las elecciones de Ecuador. El 69 aniversario de la fundación de Puerto Ordaz por parte de la Orinoco Mining Company. Las definiciones sobre Venezuela que van haciendo voceros del nuevo gobierno de EE UU. El índice de democracias de The Economist. Y el Índice Internacional de Corrupción. Mucho más. El tema del diesel. Recalco: la causa de fondo de la escasez es la destrucción de las refinerías de Pdvsa por parte de la “revolución”. Ocultar eso es muy malo. No obstante, también es necesario, por motivos humanitarios, revisar las sanciones en ese tema. Pero diciendo la verdad de fondo.
