Que este régimen ha destruido al país, eso no necesita mayor explicación, es visible. No hay valla ni gigantografía que tape la catástrofe que han causado. Unas de las mayores víctimas son los niños y ellos mismos lo saben, sencillamente porque sienten e intuyen todo. Los he visto en las redes llorar, buscar protección y no es para menos. El llanto lo cargan adentro.
Por otra parte, no es casual que los educadores sean humillados con sueldos de hambre para después burlarse de ellos con cajas de comida. Estos socialistas se han copiado con creces de la peor caridad capitalista que tanto critican. No es casual tampoco que las horas de clase se hayan reducido a migajas de minutos hambrientos. Para muestra, uno de los mimados del régimen, Héctor Rodríguez, supo decir sin desparpajo que a su gobierno no le interesaba la educación porque si no la gente se metía a escuálida. En el lenguaje revolucionario, esto se traduce como “el poder por el poder mismo”.
Cada líder es sensible de acuerdo con las circunstancias y a cómo entiende a su nación. A Ángela Merkel le basta decir que su gobierno invierte en educación porque un mayor número de personas educadas significa menos pérdidas y gastos para Alemania. A María Corina le toca abrazar a los suyos para darles fuerza mientras debe pensar en que el problema educativo y nutricional es quizás la tragedia de tragedias.
Desde hace tiempo venía esperando una muestra contundente de cuán clasistas son estos socialistas del régimen y gracias a Delcy Rodríguez hay una escena de ello. Coherente con la visión de que no les conviene la educación del ciudadano, a la vice de Maduro le pareció una gracia que un docente terminara trabajando de chichero. Una falsedad y cinismo sin límites. Si le importara la disminución de horas de clase le hubiese dicho que fuera a cubrir alguna vacante, pero eso es impensable para su círculo. Entiende que ser maestro debe ser un trabajito para bandearse, una actividad prescindible, y que para el maestro es mejor ser chichero en su tiempo libre antes que ir a una biblioteca inexistente a comprar libros con un sueldo inexistente. Después de su show de campaña ella sale con el vaso de cartón del emprendimiento.
Efectivamente, son expertos en superar cualquier ejemplo histórico de saqueo y corrupción. Despotrican de los burgueses e imitan a los peores de ellos. El clasismo de estos socialistas es que creen a pie de juntilla, que sólo siendo de clase alta se es superior. Por eso el nuevo riquismo de ellos, el parejerismo con sus socios europeos o gringos que se aprovechan de ellos.
Recuerdo ahora los cuentos de gente sobre cómo se han sacudido los desplantes del clasismo. He conocido quienes pasan la página por una sola razón: la vida es bella. Se necesita ser creativo o saber encontrar el amor alrededor de uno, para guarecerse en lo que realmente importa. Pero no, el rencor de esta cúpula socialista es como la de esos parásitos que carcomen la piel, los tejidos, la médula. Por eso mismo la conseja: “escoge bien a tus enemigos, porque te podrías parecer a ellos”.