miércoles, 30 abril 2025
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El único flujo

El petróleo es la única exportación que le saca las patas del barro a la zurdocracia instalada en el poder. Esa que en 25 años desmanteló la industria petrolera de arriba a abajo.

El aceite de roca que emerge del subsuelo es más bendición que maldición. Antes del descubrimiento nuestros ancestros -los que poblaban al norte del río Orinoco- lo tuvieron como bendición. A las diferentes formas en las que se manifestaba el petróleo crudo en la superficie, ellos las llamaron mene, y lo usaron como impermeabilizante, mortero, medicina, para la iluminación y para cazar. Más adelante, los menes asombraron a los conquistadores, quienes aprendieron a usarlo gracias a los indígenas, para calafatear naos, preparar sus armas y para alumbrar las noches. Los piratas ingleses y franceses que asolaron el mar Caribe contra la corona española, refaccionaron sus buques con el petróleo crudo y con el asfalto de los menes que bordean el lago de Maracaibo.

La primera referencia en la literatura universal, del petróleo crudo venezolano es de septiembre de 1535, y apareció en la Historia General de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, cuyo autor es Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés. Primer cronista del Nuevo Mundo. Sólo habían pasado 43 años de la llegada de Cristóbal Colon. Otro dato que quiero destacar, es el que da cuenta de lo que fue la primera exportación de petróleo crudo venezolano, que se remonta al 30 de abril de 1539.

Más adelante Alejandro de Humboldt, quien llegó a Cumaná el 16 de julio de 1799 en compañía de Aimé Bonpland, describió la manera cómo los nativos, que vivían cerca de los rezumaderos, aprovechaban la brea y el asfalto en su vida cotidiana. Pero también, se deslizó por el tobogán del catastrofismo -cual Greta Tunberg- al relacionar los hidrocarburos con las causas de los terremotos y erupciones de lava, en la parte septentrional de América del Sur. Esto, claro, forma parte de la maldición de ese negro mineral.

El petróleo es sístole y diástole en la historia de Venezuela, tal como ha sido documentado por muchos estudiosos del tema. En este sentido, un importante trabajo, con una amplia bibliografía, fue publicado por la Fundación Polar. Institución que acudió a los expertos más reconocidos en la materia, para desarrollar un estudio ajustado a la historia como ciencia social. Pues al tratarse de una materia tan sensible y de tanta significación, muchos intelectuales, pensadores, escritores, políticos y demagogos de variadas ideologías la han explorado, explotado, manipulado, e incluso, instrumentalizado. Todavía le sacan punta a la siembra del petróleo, mientras seguimos “Hundiéndonos en el Excremento del Diablo”. Título del libro de Juan Pablo Pérez Alfonso, ministro de Minas e Hidrocarburos, del gobierno democrático de Rómulo Betancourt y miembro fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

En Venezuela todo está lubricado -para bien y para mal- con el aceite de roca que brota de las entrañas del subsuelo. No hay un aspecto de nuestra vida que no esté determinado por la dinámica petrolera, tanto nacional como internacional. En algunas franjas de la historia, el petróleo favoreció los avances en áreas específicas, y en otras fue factor esencial para los procesos modernizadores del país. La investigadora Nelly Arenas aporta un dato relevante que tiene que ver con la esperanza de vida. En los años 20 del pasado siglo los venezolanos vivían entre 30 y 34 años, pero en la década de los años ochenta ascendió a 73 en las mujeres y 68 en los hombres.

Arenas, al evaluar los imaginarios ligados a este recurso natural, concluye que nuestra visión del petróleo está dominada por la simplificación y el victimismo. Se demonizan las compañías petroleras, debido a una animadversión por lo extranjero. Ese que siempre ha estado presente en la exploración, perforación, refinación y comercialización del también llamado oro negro.

Hoy Venezuela es un país absolutamente monoproductor. El petróleo es la única exportación que le saca las patas del barro a la zurdocracia instalada en el poder. Esa que en 25 años desmanteló la industria petrolera de arriba a abajo. Desde el capital humano hasta los balancines, pasando por la destrucción del prestigio y de la propia Pdvsa. La ubre de la que chuparon y chupan camadas de corruptos, que exhiben sin pudor las riquezas mal habidas, tanto dentro como fuera de Venezuela. A pesar de lo anterior, el petróleo es el único flujo constante que sostiene el exquisito y envidiable estilo de vida de la cúpula, y permite que el pueblo sobreviva por debajo de la línea de la pobreza. ¡Un verdadero milagro petrolero y una indiscutible bendición para la élite, en medio de una economía en ruinas!

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