domingo, 26 enero 2025
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El primer libro impreso en el estado Bolívar

Para celebrar el Día del Libro, nada mejor que conocer la historia del primero que se hizo en nuestro estado. ¿Sabes cuál es?

@diegorojasajmad

Hace 160 años se imprimió el primer libro en el estado Bolívar.

No es difícil imaginar la fatigosa faena que significaba hacer un libro en aquella Ciudad Bolívar de mediados del siglo XIX. En aquel entonces las imprentas eran de tipos y galeradas, de palanca y rodillo, lo que convertía cada impreso en una artesanal tarea de paciencia, constancia y devoción. Nada de inteligencias artificiales, InDesign, Canva o impresoras digitales. Solo manos, sudor, ingenio y pesadas y complicadas herramientas.

Serapio Figuera fue el impresor de aquel primer libro que vio la luz en el estado Bolívar. Él no era el dueño de la imprenta, sino don Pedro José Cristiano Vicentini (1819-1886), tipógrafo veneciano que había llegado a Ciudad Bolívar en 1839 y que hizo nombre destacado en la impresión y en el comercio desde su Casa Comercial Vicentini. A finales de 1856, Vicentini le encargó a Serapio Figuera el trabajo editorial de la casa comercial.

Serapio Figuera comenzó a imprimir diversos pedidos de periódicos y otros tipos de publicaciones privadas y oficiales. Sin embargo, no solo de los pedidos viven las imprentas. A veces los encargos escasean y los impresores no pueden quedarse de brazos cruzados: es cuando deben crear sus propios productos y a su propio público lector para hacer rentable el negocio.

Esto de que las imprentas hagan ellas mismas sus propias obras para generar recursos no es algo inusual. El mismo Gutemberg, el inventor de la imprenta en la Alemania de mediados del siglo XV, elaboraba él mismo varios impresos que sabía que tendrían venta segura: almanaques, biblias, cartas de indulgencia, manuales para aprender diversos oficios o copias no autorizadas de textos que habían tenido éxito en otros lugares.

Quizás algo similar ocurrió con el primer libro impreso en el estado Bolívar.

En 1863 Serapio Figuera puso manos a la obra para hacer algo de dinero y, luego de algunos meses en componer las planchas, imprimió El Plutarco de la juventud o compendio de las vidas de los hombres más grandes de todas las naciones, desde los tiempos más remotos, hasta el siglo pasado. Se trató de una reimpresión de un texto para niños y jóvenes que contenía biografías de grandes personajes de la historia universal. Su autor fue el editor y escritor francés Pierre Blanchard (1772-1856) y con anterioridad el texto, en su versión española, había sido publicado en Madrid el año de 1804, versión que de seguro empleó Figuera para poder copiarla en Ciudad Bolívar.

Este libro de Blanchard impreso por Figuera, tenía 333 páginas y su tamaño era de un octavo, es decir, aproximadamente 15×18 cm. Ese fue el primer libro hecho en estas tierras.

Ya habían existido imprentas en el estado Bolívar antes de la de Vicentini-Figuera. 46 años antes, durante los primeros días del mes de octubre de 1817, llegó a Angostura, actual Ciudad Bolívar, la primera imprenta de Guayana y fue traída desde Trinidad como una de las tantas empresas que ejecutó Simón Bolívar en su lucha por la gesta emancipadora.

Esa primera imprenta se empleó para hacer hojas sueltas, avisos, decretos, resoluciones, publicaciones oficiales y periódicos, como Correo del Orinoco, cuyo primer número salió a la luz ocho meses después de la instalación de la imprenta, el 27 de junio de 1818. Luego de esta, se establecieron otras imprentas en la ciudad. La regentada por Figuera sería la segunda o tercera en llegar a estos lares.

Por aquel entonces Angostura era un puerto internacional y embarcaciones de diversos países traían y llevaban mercancías e ideas a montones. Libros y periódicos del mundo circulaban por la Ciudad Bolívar del siglo XIX y suponemos que de esa manera llegó la edición española del libro de Blanchard, la de 1804 o de años posteriores, y aquí fue copiada por Figuera quizás como un recurso para hacer rentable su taller.

No he logrado encontrar en los archivos regionales, en las bibliotecas universitarias o en la Biblioteca Nacional de Venezuela, ese primer libro impreso en el estado Bolívar.

Qué falta hace encontrar ese libro para leer en sus páginas la historia de nuestra tradición y para iniciar con él, ojalá, un archivo de la cultura impresa en el estado Bolívar.

No es imposible hacer realidad ese sueño: hace dos años se subastó un ejemplar en Madrid por tan solo 20 euros.

Sin embargo, las instituciones regionales no se enteraron de ello pues estuvieron (y están) ocupadas en otros asuntos.

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