Quien garabatea algunas líneas para un medio impreso se convierte en lector de columnistas nacionales e internacionales. Son alimento, nutrientes y referencia para seguir en la tarea autoimpuesta. Es por eso que leo todo lo que sea posible para seleccionar, porque la oferta es amplia y supera nuestras limitadas capacidades, tanto humanas como de accesibilidad y conectividad tecnológicas. Convencida de mi inconcusa subjetividad, elijo lo que jamaquea mi comodidad con un discurso disruptivo, que golpee mis creencias y certidumbres. Aunque me siento bien cuando coincido con alguno de mis más grandes y admirados columnistas. Uno de ellos asociado a un exprestigioso periódico, que circula en papel, pero también es digital, gracias a lo cual leía a varios de sus articulistas.
Se trata de un talento que nutrió a El País de España. Su pluma engrandeció a ese medio desde el momento mismo de su aparición, hace unas 5 décadas. El País es de izquierdas y ABC de derechas. Esa fue una lección temprana para quienes tuvimos zurdos devaneos en nuestra juventud. Por eso nos enorgullecía sentirnos parte de la parroquia, que repetía el amén que exigía el catecismo de El País.
El zurdaje vernáculo abrevó en las páginas de aquel periódico -con la certeza de lo incontrovertible- si estaba diagramado en el papel que lo contenía. Y claro sus columnistas eran deidades y excelsos creadores, portadores de verdades que no admitían discusión. Algo aprendido en la iglesia social comunista, cuyos círculos de estudios exigían total sumisión frente a la palabra sagrada y profética de sus rojos sacerdotes.
Entre los primeros articulistas de El País estaba Fernando Savater. Uno de los pilares de aquel medio, que siempre justificó su lectura. Mucho más, cuando este autor se convirtió en uno de los intelectuales más reconocidos, por sus aportes a temas fundamentales para la vida de los habitantes en este planeta. Como, por ejemplo, lo que nos permitió conocer a través de Ética para Amador o Política para Amador. Temas complejos explicados de manera pedagógica, para que pudieran ser comprendidos por todos.
Este intelectual donostiarra todoterreno se ha movido con toda solvencia en la literatura, la educación, la filosofía, la historia el cine. Escribió hasta su propio diccionario filosófico -en la tradición de Voltaire- para abordar materias esenciales. Que van desde la alegría, la muerte, la lectura, la libertad, la religión, el periodismo, las enfermedades, la democracia, sin olvidar nombres propios como Ciorán, Camus, Diderot, Russell, et al. Es un diccionario que se lee como un libro, que también puedes consultar para conocer el sentido profundo de asuntos y personajes.
Este profesor jubilado de la Universidad Complutense de Madrid -que nunca ha rehuido la polémica y que más bien la provoca- tiene una enorme capacidad para tratar los temas de su interés. Esos que traslada al lector para hacerlo cómplice de sus más genuinas preocupaciones, tratadas con agudeza y profundidad. Aquellas se han convertido en libro o en columna de opinión, con aportes que han quedado para la historia. En El Valor de Educar está el análisis situacional de un elemento neurálgico, que invita a pensar y a resolver los problemas relacionados con la educación. Algo similar ocurre con El Valor de Elegir, vinculado a la libertad, tratada por Savater en varias de sus publicaciones con valiosas y originales contribuciones en cada una de estas.
Me llevaría toda la columna la sola enumeración de sus libros, pero no quiero dejar de destacar Perdonen las molestias (2001), una compilación de sus trabajos periodísticos sobre el terrorismo nacionalista en el País Vasco. Gracias a su relectura creo que pude ¿entender? la violencia en aquella comunidad española, que la desmedida ambición de poder de Pedro Sánchez pretende que se olvide de un plumazo. Lo que nunca ocurrirá porque las víctimas siguen vivas, y no dejan de clamar justicia.
El socialcomunista Pedro Sánchez ha marcado un antes y un después en la todavía joven democracia española. Ha vulnerado su institucionalidad y ha conseguido poner de rodillas, entre otros, a medios como la Cadena SER o El País. Los mismos que, gustosamente, han retorcido su línea editorial para complacer a Sánchez y a su camarilla. Lo que llegó hasta la expulsión de Fernando Savater de El País, algo impensado en este periódico español, que se decía respetuoso de la libertad de pensamiento de sus colaboradores.
Agridulces
Expulsan a representantes de la Oacnudh, abierta por la camarada Michelle Bachelet en 2019. Ellos pidieron respeto al debido proceso y el derecho a la defensa de Rocío San Miguel. Apreciamos una sobredosis de paranoia cupular que exacerba la peligrosidad del régimen.