viernes, 24 enero 2025
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El Niño en su falansterio

Aquel paraíso fue profanado, desmantelado, intervenido y tomado por 11 mil efectivos de seguridad en nombre del cacique Guaicaipuro. De sus entrañas sacaron lanzacohetes, granadas y municiones que permitían defender esta fortaleza.

Tocorón es cacofónico, sonoro y fácil de recordar. Es parte del municipio Zamora del estado Aragua, sin hechos históricos relevantes, pero con un presente mediático que despertó un genuino interés en la aldea global. La prensa, la TV, la radiodifusión y las redes sociales hicieron eco de un hecho pocas veces visto en cualquier otro país del mundo-mundial. No es noticia que un gobierno intervenga una cárcel, pero sí lo es la constatación de un secreto a voces, algo que sabían tirios y troyanos sobre la llamada Casa Grande. Una micro urbe planificada, diseñada y construida por ese gran emprendedor y potentado a quien todos conocen como el Niño Guerrero, cuyo verdadero nombre es Héctor Rusthenford Guerrero Flores.

Una ciudad personal, un feudo, una posesión, un dominio bajo la bota de un niño. El mismo que goza de la aquiescencia cupular para darse el mejor de los ecosistemas, para desarrollar sus múltiples capacidades como depositario de un poder dentro de un panóptico socialcomunista. Por donde lo veamos es un inmenso logro, pues el infante guerrero fue constructor en un régimen destructor. En esencia, una tiranía demoledora de todo cuanto encuentra a su paso.

El bélico párvulo llegó a una gayola de quinta categoría y la transformó en un Alcatraz de primer mundo, a la que sólo le faltaba estar rodeada de agua por todas partes. En poco tiempo tomó el poder, y como zar y/o fuhrer dominó a todos los cautivos de lo que sería su feudo personal. Y de inmediato inició su trabajo como arquitecto de los proyectos pergeñados para su nuevo hábitat.

No es poca cosa construir con escasez de cemento, bloques, cabillas y vigas. Pero el armígero chaval gerencia como un campeón en medio de las carencias, para erigir todo aquello que había soñado. Siempre con el pensamiento puesto en disfrutar y pasarlo de lo mejor, mientras estuviera en una trena a su medida. Con la libertad que él se administra en función de su proyecto de vida e interesas. En todo caso, cuenta con el apoyo incondicional de suprapoderes que lo protegen de todo mal. Tanto que supo negociar la toma de su morada, lo que significó un sacrificio, pero le garantizó su libertad.

Tocorón fue su Alcázar al que defendió con armas y bagajes. Fue su protección y defensa frente al enemigo, con su fiel ejército de luceros bien apertrechado. Siguen con él mientras encuentra refugio en otro país de la región, donde decida habitar. Porque como tren/pran internacional no necesita pasaporte ni visa.

Dejó un legado en el municipio Zamora. Hizo de una maloliente caponera una plataforma VIP, mejor que un Sambil. Con piscina, estadio de béisbol, cancha de básquet, discotecas, centro hípico, casinos, parque infantil, gimnasios, bares, restaurantes, tiendas, comercios, sucursales bancarias y hasta una granja para la minería de bitcoins. En las fotos puede apreciarse un envidiable desarrollo agrícola y pecuario, para cubrir las necesidades de sus exclusivos habitantes. Se nota que le encantaban las musáceas.

Seguro que el Niño Guerrero quiso demostrar que los falansterios de Charles Fourier (1772-1837) todavía pueden hacerse realidad. Aquel socialista utópico francés que preconizó un nuevo orden social de tipo cooperativista, y creó la comunidad autónoma de producción y consumo como alojamiento colectivo para mucha gente. Partidario del amor libre y de la desaparición de la familia, tuvo una fe inquebrantable en la “bondad congénita de las pasiones humanas” reprimidas por la sociedad.

La verdad es que un falansterio y un colectivo hippie se parecen bastante. Lejos de las ciudades y con sus miembros dedicados a la horticultura, a la arboricultura, a la jardinería y otras yerbas. Vegetarianos y abanderados del amor y de la paz fusionaron ambas experiencias en el edén tocoroense, con un Niño a cargo de aquel paraíso. En el que convivían madres, esposas, amantes e hijos de los bienaventurados reclusos que se congregaban en esta comuna falanstérica.

Aquel paraíso fue profanado, desmantelado, intervenido y tomado por 11 mil efectivos de seguridad en nombre del cacique Guaicaipuro. De sus entrañas sacaron lanzacohetes, granadas y municiones que permitían defender esta fortaleza, de la que emergió una organización internacional de gran poder de fuego, bautizada con el nombre Tren de Aragua. Como todo lo que nace en revolución: pacífico pero armado hasta los dientes.

Agridulces 

En este país se perpetran 29 abusos sexuales al día contra niños, niñas y adolescentes. La diáspora impulsada por la miseria dejó a millones de criaturas abandonadas, a merced de tíos, abuelos, vecinos, amigos y padrastros y madrastras de turno. Una verdadera tragedia socialcomunista que también destruye vidas e ilusiones.