domingo, 15 septiembre 2024
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Elecciones en Venezuela

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El éxodo y el quiebre de afinidades ideológicas

Los camaradas encaramados en el poder, y en especial los habitantes de aquellos países en las garras del comunismo, sufren las consecuencias del éxodo venezolano, que suma 9 millones de seres humanos.

Lula Da Silva ha expresado una posición frente a lo ocurrido en Venezuela el 28 de julio, que ha sorprendido a sus camaradas del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla. Le han secundado con sus más y sus menos, Gustavo Petro, Gabriel Boric y AMLO. El joven presidente chileno, a pesar de ser un consumado comunista, ha sido el más contundente al calificar como intento de fraude lo ocurrido el 28J. Lo cual se debe -no me cabe la menor duda- a que Chile ha sido invadida por los peligrosísimos criminales que conforman el Tren de Aragua, que han generado un sinnúmero de problemas a la seguridad de ese país.

Los organismos de seguridad chilenos saben que no combaten a unos pilluelos y/o robagallinas, no señor. Este tren es un aparato ferroviario que transporta el mal en sus vagones, y su locomotora es una mafia, un clan, una taifa que exhibe, además, ideología. Son las maras de América del Sur, que tienen como política su expansión al resto del continente, también a Europa, y cuidado si ya su largo brazo criminal no ha llegado a Asia, África y Oceanía. Bajo la aldea global también se cobija y expande el delito.

Los camaradas encaramados en el poder, y en especial los habitantes de aquellos países en las garras del comunismo, sufren las consecuencias del éxodo venezolano, que suma 9 millones de seres humanos. Una cifra muy superior a la de países en guerra como Siria o Ucrania. Esta dramática situación les plantea a los países receptores un conjunto de responsabilidades, que desafían y comprometen erarios, hacienda pública y presupuestos. Incluso si cuentan -como en efecto ocurre- con la ayuda de organismos como la ONU, la Cruz Roja, la Unión Europea y con el apoyo del imperio norteamericano.

Tanto Brasil como Colombia se han convertido en los destinos que han elegido millones de venezolanos, para escapar del hambre que golpea -sin piedad- a los sectores más vulnerables de la sociedad venezolana. En esos países buscan libertad, trabajo, salud, vivienda, paz e ingresos para paliar la miseria en la que dejan a sus familiares en la devastada, empobrecida y empobrecedora Venezuela.

Si la diáspora venezolana fuera un problema sólo para Europa u Oceanía, ni Lula, ni Petro, AMLO o Boric dirían esta boca es mía. Se pronuncian y piden las actas porque saben que la única manera de detener este éxodo masivo, es que la democracia vuelva a imperar en Venezuela. Esencial para que se detenga esa salida desesperada, de quienes han sufrido en carne propia las devastadoras consecuencias de la peor tiranía del continente.

Cuando Lula es informado en torno al número de venezolanos que llegan a Villa Pacaraima, debe barruntar sobre lo que eso significa para su país, con altos índices de pobreza entre sus más de 250 millones de habitantes. Un problema se añade a otro para hacer más grave e inmanejable la situación. Aunque también pensará que muchos venezolanos cruzarán hacia otras naciones del continente, que tienen frontera con Brasil. Entre las que están: Guyana, Surinam, Guayana Francesa, Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú y Colombia.

Petro, que todavía no tiene 2 años como presidente de Colombia, debe asumir la onerosa y pesada carga que representan los más de dos millones de venezolanos que viven en el hermano país. Iván Duque avanzó con políticas que lograron regularizar la situación de muchas de estos excluidos. Existe un camino hacia la legalización que Petro ha mantenido. Sin embargo, su postura crítica con relación a lo ocurrido el 28J tiene como objetivo impedir que aumente el éxodo, y evitar que su presidencia se vea afectada por un problema que debe afrontar, pero que no está en sus manos resolver por su enorme complejidad.

López Obrador, quien está de salida de la presidencia mexicana, ha tenido una posición más ambigua. Ha pasado del apoyo a aceptar que las cosas no están muy claras en las elecciones venezolanas. En lo que pueden haber influido los mandatarios que están más cerca del epicentro de este volcán en ebullición, que es hoy Venezuela.

Lo cierto es que lo que pasa en nuestro país ha inundado a la aldea global con un aluvión informativo, que ha superado en volumen a las guerras Israel-Hamás y Rusia-Ucrania. Esto ha hecho que no haya espacio para la indiferencia, porque como afirmó el gran intelectual mexicano Enrique Krauze “No ha habido en la historia contemporánea de América una lucha por la libertad más heroica que la que libra hoy el pueblo venezolano, encabezado por María Corina Machado”.

Agridulces

El Foro Penal difunde el número de detenciones en Venezuela, que asciende a 1.229 desde que se iniciaron las protestas. Las que se incrementan minuto a minuto, porque este es un régimen policial-militar, que vigila y castiga para imponer el miedo en el alma y en el cuerpo de los venezolanos.