La llamada eternización del fascismo: Sorprende la capacidad de los peronistas para mantenerse en el poder de Argentina. Mientras el fascismo original de Mussolini ha desaparecido, esta va por varios lustros. Un presidente probo como Raúl Alfonsín debió vérselas con el mero centro del poder de esta fuerza fascista: los sindicatos, no un peligro cualquiera. De acuerdo con Umberto Eco, el fascismo sindical ha estado enquistado en ese país austral y es la institución más antidemocrática de esa sociedad. Se concentra este fascismo en mantenerse en el poder y no trabajan por el bien de los trabajadores ni mucho menos por la economía de ese país. Se traspasan el poder hereditariamente o son escogidos a dedo, lo que cataliza aún más la corrupción entre ellos y sus cómplices. Para muestra, en el 2018, el sindicalista argentino Marcelo Balcedo, de acuerdo con reseña de El País, cayó en Punta del Este “con medio millón de dólares, armas de guerra y autos de lujo”. Y la pregunta de marras es cuánta violencia causaría a la sociedad la sola voluntad de celebrar elecciones creíbles al interior de estos sindicatos.
Los peronistas se reinventan veloz y oportunamente: Bastó que un candidato a la presidencia de Argentina se convirtiese en un retador con pulso, para que se hayan movido todas las palancas y tuercas del kirchnerismo y arrimarse así al candidato prometedor, en este caso Javier Milei. Con esta movida el kirchnerismo se construye un camuflaje que lo podría mantener como fuerza presidencial. No son expertos en enrumbar la economía, ni en asegurar la educación de calidad que requiere el país para fortalecer su industria, no, nada de eso, lo suyo es el arte del camuflaje.
Hace algunas semanas escribí sobre que una reforma real se encontraría con un kirchnerismo esperando al partido Libertad Avanza de Milei en la bajadita, apostando a su principal arma, el saboteo de la gobernabilidad. En el caso de Javier Milei, la combinación química terminó en que el ahora candidato favorito para las elecciones está bailando pegado con el kirchnerismo: protege sus intereses y especialmente la mentira o “el relato”. Lograron que Milei se equivocara al no osar siquiera atacarlos por los milmillonarios casos de corrupción. Pienso que la reforma es viable si se convoca a la sociedad, ¡pero no es como para ceder tanto ante la enfermedad! Ha sido un giro tan feroz, que el camuflaje pudiera pasar desapercibido. La gente sin embargo capta las señales, habla por sí solo el que los medios kirchneristas han disminuido los ataques contra Milei.
Por fortuna, el partido Juntos por el Cambio de Patricia Bullrich tiene una excelente campaña electoral que trabaja para desmontar la que hasta hace poco parecía una alianza imposible: la del remedio convertido en enfermedad. La de que Javier Milei se equivocara abrazando a los kirchneristas.
Falta poco para las elecciones presidenciales argentinas del 22 de octubre y no va a ser fácil revertir la tendencia, sin embargo, últimamente el electorado ha mostrado capacidad para advertir los engaños. Lo mejor que puede pasar, es que superen la prestidigitación burrera. No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo, diría Abraham Lincoln.