Tiempo de prepararse para los cambios venideros
Recién se instaló la Comisión Nacional de Primarias, y no hay que ser ducho para entender que al régimen le afecta esta y cualquier iniciativa de organizarse para recuperar la democracia. Ante esta movida debemos prepararnos para que torpedeen y saboteen a través de sus acólitos y tontos útiles. Por ejemplo, ya comenzó Diosdado Cabello a asustar a los débiles como sólo un cobarde sabe hacerlo. Cual gallero que es, sabe manipular los temores para poner a los falto de temple a pelear entre ellos. Estar preparados significa nunca perder de vista cuál es su principal objetivo: quitarle poder a la oposición democrática. Es clave tener presente que, ante cualquier ataque de ellos contra los miembros de la comisión, no es viable despejar las dudas mediante la lógica de esos casos. No se puede pedir ahora un diálogo abierto y genuino cuando el gobierno de facto ha cerrado numerosas emisoras radiales y tiene control de las televisoras. La salida a cualquier confusión consiste en escudarnos contra la propaganda de descrédito que de seguro surgirá en un intento de minimizar a la comisión y a otros miembros de la oposición.
Prepararse igualmente para tolerar las discrepancias siempre y cuando éstas persigan mejorar el desarrollo de las primarias y evitar desaciertos. Armarse también para concentrarse en medio del ruido, y deslindarse de quienes opinan sin conocer los detalles o valiéndose de prejuicios trillados o chismes, al punto de que podrían entorpecer las actividades. Sin embargo, eso no me preocupa tanto, pues la gente ha venido captando lo genuino y valioso mientras desecha lo incoherente e inútil.
Construir más temple aún, eso nos toca. Sabemos bien del manual del régimen sobre mentir en grande y decir, por ejemplo, que no hay desnutrición ni emergencia humanitaria y no reconocer que el agua sale verde y podrida de los grifos. Su táctica contra los venezolanos es sembrar dudas para marear con una fulana realidad paralela. Otra de sus prácticas consiste en alimentar nuestra desconfianza recíproca mientras ellos y sus enchufados gastan ingentes cantidades de dólares en relaciones públicas sólo para lavarse la imagen. Por eso el reto diario de los ciudadanos consiste en distinguir la realidad de la falsedad, una habilidad que necesitamos aún más ante los cambios cruciales que se avecinan.
En un intento de interpretar los eventos que nos rodean, nos ayudará el compartir sincero con amigos, colegas y allegados. Lo primero es saber cuáles actividades y aportes pueden forjar la vía electoral. Lo otro es reconocer qué actores son parte del problema, sean por su falta de escrúpulos o por la espantosa miopía de quienes no ven a ningún venezolano sano por ninguna parte. Tiempos de botar las frases enfermizas que no sirven. El camino de la coexistencia es escuchar sin miedo ni pruritos a aquellos con quienes tenemos la oportunidad de dialogar.
Una plaza pública: El destino de Twitter en las manos indiferentes de Elon Musk
Es fascinante el debate multidimensional que está ocurriendo en torno de lo que significa Twitter. Es preocupante, por otro lado, el rumbo que podría tomar el famoso pajarito de las redes sociales en manos de su nuevo dueño Elon Musk, quien no sabe ni le interesa ahondar en sus pasadizos. Musk se vio enredado en la compra de una joya que no entendía, y su frivolidad persiste para horror de quienes apreciamos la plataforma.
Cuando comencé a usar las redes sociales, no era extraño leer la marea de insultos y odio pues ya era esa la tendencia en los shows radiales a finales del siglo 20. Al cabo del tiempo, vinieron las acusaciones por permitir la incitación a violencia, difamación y desinformación, y las plataformas se debieron ajustar, unas más que otras, a la creciente fiscalización de la que eran objeto. En el caso de la pajarera, a pesar de las justificadas críticas, preferí quedarme allí por la única razón de que la compañía no era sorda a las quejas. En todo caso, era también tarea del usuario adaptarse a un medio de comunicación rápido con los bemoles que ello implicara y poco a poco cada quien comenzó a crear sus propias reglas de convivencia.
Con el paso del tiempo, Twitter creó algoritmos que lograron regular el lenguaje incendiario y las noticias falsas. No obstante, a pesar de haberse asentando como red social, vino el fantasma de los ingresos a tocarle la puerta, aun cuando la plataforma se mantenía financieramente. ¡Qué cosas! Sucede que a diferencia de otras redes, Twitter no puede vender los datos de sus usuarios y debe financiarse con publicidad. Con el cambio de dueño, ahora el destino del pajarito está en la cuerda floja después del despido masivo de empleados, entre ellos, los expertos en algoritmos y mercadeo.
Como decía al inicio, el modelo de Twitter ha sido tema de conversaciones muy fructíferas. Uno de sus empleados precursores, Bruce Daisley, insiste que el chisme es un factor único en el caso de la pajarera y avizora que será difícil reproducir sus propiedades. Owen Jones, el columnista del The Guardian, nos recuerda lo que ya sabemos sobre el papel esencial de esa red en el empuje a movimientos antiautoritarios.
En estos momentos los usuarios se encuentran ante el reto de migrar a una red opcional parecida a Twitter, pero hay malestar por lo engorroso del cambio. Mientras tanto, es histórico que uno de los juristas de mayor calibre en los Estados Unidos, Michael Luttig, haya escrito este tuit el día de ayer: “Creo que Twitter es similar a un fideicomiso público y creo que debería funcionar más como si lo fuera. Esa no parece ser la actitud predominante en la empresa en este momento. Pero tal vez debería serlo”.
¿Una plaza pública? La opinión pareciera prever innovaciones jurídicas o apertura de esquemas. La dinámica de la realidad no cesa. Los cambios vienen.