sábado, 12 julio 2025
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“Confío en nuestro pueblo”

De allí que la conclusión es que nunca como ahora un plan de gobierno local estructurado y coherente hacia el funcionamiento y los cambios reclamados por las comunidades se encuentra atado o sujeto a la propuesta política nacional.

@OttoJansen

El pasado 12 de junio, la líder venezolana María Corina Machado presentó un plan para Venezuela ante la organización Americas Society/Council of the Americas, con sede en Nueva York; asociación dirigida a fomentar -según lo tomamos de la descripción que hace Wikipedia- “la comprensión de los problemas económicos, políticos y sociales que enfrentan América Latina, el Caribe y Canadá”; su misión es “aumentar la conciencia pública y la apreciación del diverso patrimonio cultural de las Américas y la importancia de la relación interamericana”. Citando a líneas textuales de la página www.as-coa.org.

La propuesta de Machado: Una oportunidad de un billón de dólares. El futuro de una Venezuela democrática, es de obligada discusión por los venezolanos para conocer y comprender en detalles los aspectos señalados. Por lo que significan como metas del desarrollo y con los objetivos de sacar a Venezuela de los niveles de destrucción en los que actualmente se encuentra. Ajustando, en lo que fuese necesario, la visión del camino a seguir para la transformación de la sociedad nacional, tan llena de atrasos y con repetidas taras en la trayectoria de los ciclos históricos. Esta es una tarea por hacer (la difusión, el debate) en días en que las decisiones políticas, esperan y miden resoluciones cada vez con matices más complicados. Ahora, dentro de ese cuadro general, esta propuesta nos parece oportuna para abordar, de igual modo, otras reflexiones sobre el protagonismo y el propio diseño del desarrollo de las regiones venezolanas, caso del estado Bolívar, que si bien se encuentra en el marco de sectores de alta intensidad energética, diversificación y economía del futuro, áreas productivas del plan de transformación, como lo recoge el documento, merece ahondar, por parte de la revisión local interesada y honesta, los aspectos que inciden en cualquier plan regional y que para los guayaneses siendo conocidos, no por ello se ignora en el análisis formal. Es la preocupación de otorgar nuevos horizontes a un estado de la importancia que tiene Bolívar para Venezuela en el rescate de la democracia y prosperidad económica.

Parapetos institucionales

Es imprescindible señalar que el proceso de la revolución bolivariana en los 26 años de existencia para la gestión administrativa regional y municipal no ha tenido otro impacto más significativo que la pérdida de representación, uso discrecional, opacidad y reducción de los montos presupuestarios. Además de la incapacidad para aportar evolución en sus funciones. La charada manipuladora del Estado comunal y del poder popular chavista, lo que ha obtenido son retrocesos o aniquilamientos de competencias de las gobernaciones y alcaldías, que quedaron sujetas plenamente al poder central. Un Gobierno nacional anclado en la confrontación política y en las infinitas indolencias operativas, en los que los juegos grupales internos del PSUV, devinieron en monstruosos saqueos y robos de los montos públicos. Por supuesto, han sido las camarillas alrededor de las cúpulas estadales y de las jurisdicciones municipales las que han usufrutuado los beneficios, siendo en su mayoría parte de las corruptelas y de los procedimientos viciados que la población lejana y abandonada ha visto acentuarse en los últimos 20 años.

Los municipios del estado Bolívar son ejemplos de vaivenes y maromas (la historia de la Gobernación es más conocida en su paulatina parálisis e invisibilidad de décadas recientes), especialmente el municipio Caroní, donde se han quitado alcaldes y se han designado, según los intereses del poder nacional, a otros funcionarios que luego han sido entronizados por la vía de (los ahora demostrados) comicios viciados. La gestión pública nunca ha sido trascendente para la población, ejemplo de ello los negociados que se abordaron con el servicio de aseo urbano y las desaparecidas obras municipales que en los primeros años del chavismo existieron, aun cuando también fueron focos de derroches y corrupción. Los guayaneses pueden verificar que las mayores “obras” de los alcaldes se encuentran en el sinnúmero de fiestas o espectáculos por los que hubo preocupación de invitar a medios de comunicación y a las masas. Alguna caminerías y las constantes puestas de bombillas que han durado poco. De allí que la conclusión es que nunca como ahora un plan de gobierno local estructurado y coherente hacia el funcionamiento y los cambios reclamados por las comunidades se encuentra atado o sujeto a la propuesta política nacional: no hay posibilidad de atención popular con un régimen dictatorial que se cierra, dejando espacios solo para los espejismos y las mentiras. Las premisas de: “Paradojas del atraso tecnológico o paradojas de la destrucción institucional” que sostiene el plan de María Corina Machado, explicando que ante los atrasos u obsolescencias y la desaparición de las instituciones, el escenario nacional se favorece de los programas estructurales nacionales (incluyendo las regiones) de creación nueva, son un hecho concreto incontestable en las realidades guayanesas actuales.

En los municipios se han juntado problemáticas añejas con deformaciones de origen revolucionario. La gente de Guayana, no es la que se ha reinventado, han sido esas problemáticas retorcidas las que lo han hecho. Por lo tanto, afirmar que hay espacios para propuestas de gestión (que evadan el funcionamiento de los parapetos institucionales) aisladas del propósito de luchar por la libertad y el Estado de derecho, en un nuevo plan de la nación, surgido del sentimiento de la población, es mentir descaradamente. En honor a la verdad quienes apoyan al régimen chavista en la gran farsa nacional, post 28 de julio, que viene ejecutando a ritmo de opereta, están claros con sus metas. Lo que podrán hacer, ya que esos montos presupuestarios y asignaciones económicas locales pertenecen al alto mando revolucionario, es aspirar quedarse (siendo gobernador o alcaldes, incluso concejales o legisladores) con algo de dinero o con negocios para sus bolsillos. Por eso los depredadores políticos están frotándose las manos.