Quisiera decir que estoy alegre porque México será gobernado por una mujer, pero a medida que tengo más información sobre la flamante presidenta electa la preocupación me agobia. Lo que se acrecienta si nos detenemos en la figura del mandatario saliente, cuya sombra se alarga sobre su pupila hasta cubrirla en su totalidad. Lo que hace obligatoria la pregunta en torno a la autonomía de la presidenta. Pues resulta evidente que Andrés Manuel López Obrador -histriónico, megalómano, egocéntrico, verborrágico- acumula todos los elementos característicos del típico caudillo de izquierda, dispuesto a pulverizar la institucionalidad para permanecer en y con el poder a través de sus sucesores. Como Putin con Medvedev.
El 2 de junio se realizaron unas elecciones cruciales en ese gran país de Norteamérica, en medio de una democracia frágil, como la califica el respetado historiador mexicano Enrique Krauze. Quien incluye entre los agravios a sus compatriotas: la injusticia, la pobreza y en especial la inseguridad. Pues en este sexenio AMLO “renunció a defender la vida de los mexicanos”. Las cifras de muertes violentas son escandalosas, entre los que se cuentan periodistas, políticos, empresarios, sin olvidar que las mujeres asesinadas son muchas, y que México está, parcialmente, sometido por el crimen organizado.
A pesar del discutible gobierno de López Obrador “su” candidata ganó las elecciones con una amplia ventaja sobre Xóchitl Gálvez, la otra contendora. Lo que puede leerse como un triunfo de AMLO y la aprobación de su gestión por parte del pueblo mexicano. De hecho, llega al final de su mandato con 60% de popularidad.
Sheinbaum y AMLO tienen una larga relación. Ella fue su secretaria de Ambiente cuando él fue alcalde. La académica de la UNAM logró disminuir la contaminación en la ciudad y construyó el segundo piso de una enorme autopista, que facilita la circulación vehicular. En 2005 volvió a la universidad, y formó parte de un equipo que ganó el Nobel de la Paz por su contribución al estudio del cambio climático.
Sheinbaum nunca se desvinculó de la política. Fue vocera de López Obrador en las fallidas campañas presidenciales de 2006 y 2012. Acompañó a este controvertido personaje en las derrotas y en los triunfos. Por esto cuando AMLO gana las elecciones de 2018, ella hace lo propio en la ciudad de México. El balance de su gestión es positivo, pues logró concluir el metrocable más grande del mundo y priorizó las ciclovías. También se centró en la reducción de la inseguridad y manejó correctamente la epidemia del COVID-19, tal como era de esperarse de una científica. En cambio, AMLO subvaloró la peligrosidad del virus, lo que ocasionó un gran número de muertes que pudieron evitarse.
Aquello apuntaló la popularidad de Sheinbaum entre los 30 millones de habitantes de la ciudad de México, justo la cantidad de votos que le dieron la victoria el 2 de junio. En ese país viven 130 millones de almas y se estima que la pobreza supera el 36%, lo que también afecta a las más de 60 etnias que han mantenido costumbres y culturas en esa nación tan poblada como compleja.
Tiene frente a sí grandes retos y desafíos, pues es la primera mujer que gana la presidencia en este país, acosado por una violencia que proviene de muchos flancos. Sheinbaum tiene en sus padres la muestra de cómo la violencia convierte a la fuga en el único recurso para salvar la vida. Judíos ambos, llegaron a México en dos oleadas. Los progenitores de su padre -judíos asquenazis- vinieron de Lituania en 1920. En tanto que su madre es judía sefardita de padres búlgaros, avecindados en México desde 1940.
Tanto Carlos Sheinbaum como Annie Pardo alcanzaron grados universitarios de reconocido prestigio, y en la UNAM militaron en la izquierda. En su casa de Tlalpan, Claudia, escuchaba música de protesta, se codeaba con artistas internacionales e iba a clases de ballet. Comía con la banda sonora de la política, tema permanente en la sobremesa familiar.
Es una exitosa y destacada mujer con una herencia familiar poco frecuente, que puede llevar a México por los mejores derroteros en esta histórica responsabilidad. Pero ella está muy comprometida con gente como Gustavo Petro y otros personajes de su misma calaña, agremiados en la izquierda. Petro todavía se vanagloria del apoyo que recibió el M-19 de Sheinbaum, durante la clandestinidad. Qué duda cabe que el zurdaje intercontinental brinca en una pata, porque este triunfo garantiza la permanencia de México en el Foro de Sao Paulo, y con más razón, en el Grupo de Puebla.
Agridulces
La cúpula -al servicio de la tiranía que la subyuga- triplicó el envío de petróleo a la metrópoli cubana. Mientras lo que queda de la industria petrolera es objeto del más criminal de los saqueos, la producción está en el suelo y la gasolina la pagan los venezolanos en dólares.