viernes, 16 mayo 2025
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Cínicos y cinismos

La palabra cínico la tenemos en la punta de la lengua y la hacemos voz, cada vez que uno de los desfachatados con poder o desesperado por tenerlo o recuperarlo, tiene frente a si un micrófono y una cámara.

Existe el cinismo cotidiano del que somos receptores o el que las circunstancias nos llevan a practicar en primera persona del singular. También está la doctrina de los cínicos. Escuela filosófica de la Grecia clásica, nacida tras el suicidio de Sócrates en el siglo IV antes de Cristo, fundada por Antístenes y Diógenes. Con otros miembros como Crates, Bion, Salustio y Máximo de Alejandría, cultivaron la diatriba y la ironía, defendieron un ideal de libertad radical del individuo, y se mostraron partidarios de un orden moral inspirado por y en la naturaleza. Muy adelantados estos filósofos.

Los tiempos que corren han permitido que surjan otros cinismos, como los que han desarrollado -hasta extremos inimaginables- los colonizados, conquistados y catequizados por las doctrinas socialcomunistas. Únicos en su especie, ajustan su garla a la definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

Cínico es un adjetivo de etimología grecolatina, cuya primera acepción reza lo siguiente: “Se dice de quien defiende o practica con descaro y deshonestidad acciones o doctrinas vituperables”. Cinismo, por su parte, es un sustantivo masculino definido como: “desvergüenza en defender y practicar acciones o doctrinas vituperables”.

La palabra cínico la tenemos en la punta de la lengua y la hacemos voz, cada vez que uno de los desfachatados con poder o desesperado por tenerlo o recuperarlo, tiene frente a si un micrófono y una cámara. Micrófono, cámara y poder están entrelazados, al ser elementos que les confieren visibilidad a hegemonías zurdocráticas -orgánicamente cínicas- de déspotas, tiranos, dictadores, oligarcas, opresores, et al.

Aquellos tienen una batería de términos vacuos e insustanciales, que insertan -muchas veces con fórceps- en sus narrativas. Las mismas que espetan a diario, en vivo y en directo, a sus agotadas, fatigadas y arruinadas audiencias. Nunca faltan la dignidad, la moral, la soberanía, la patria, el honor -su decencia, honestidad y honradez- la amenaza, el enemigo y el omnipresente imperialismo.

El rojerío, sin importar el país y el idioma, tienen un relato común, que los hermana en su búsqueda irrefrenable de alcanzar y mantener el poder a toda costa y a cualquier precio. De China a Norcorea, de Vietnam a España, de Bielorrusia a Bolivia, de Rusia a Cuba, de Nicaragua a Venezuela, el glosario de términos afines es su seña de identidad socialcomunista, sólo con tenues matices.

Con todos aquellos insumos, el zurdaje, ha engordado un cinismo que exhibe sin pudor. Con desvergüenza y descaro defienden una ideología que ha dejado muerte y desolación allí donde se ha impuesto. A criminales fallecidos les levantan pedestales y los convierten en héroes, a quienes la humanidad debe rendir pleitesía. Los que están vivos, buscan garantizarse su lugar en los panteones de los países que destruyen. Para lo cual -desde su megalomanía- elaboran épicas gloriosas, que sus áulicos se encargan de mercadear, propagandear y engrandecer hasta el endiosamiento.

El cinismo cupular está reñido con la verdad y con la capacidad para asumir responsabilidades como adultos. Nunca he escuchado a ningún zurdo decir que se equivocó o cometió un error. Los otros son siempre los culpables, porque su ideología socialcomunista -como patente de corso- los hace sentir infalibles. Tengo un cuarto de siglo como espectadora y víctima de un cinismo integral, que es un valor y recurso esencial de la élite dominante, que se ha apropiado de lo que hoy es un ex país. Pues es, simplemente, un territorio, un lugar, convertido en botín del rojerío local y extranjero.

Por cierto, quise tratar este tema después de leer que Evo Morales acusó a Luis Arce -su ex camarada del MAS- de recibir asesoramiento externo para perpetuarse en el poder. Cuánto cinismo de quien fue orientado y tutelado por los capitostes del Foro de Sao Paulo. También por Zapatero, Roberto Viciano Pastor, profesor de la Universidad de Valencia, Alfredo Serrano Mancilla, por la cúpula de Podemos con Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón y toda la corte del hoy tabernero en un antro madrileño, conocido como Garibaldi. Fueron muchos los asesores de Evo -españoles y de otras nacionalidades- quienes no han dejado de guiarlo para que vuelva a la presidencia de Bolivia, y se eternice en el poder.

Agridulces

En abril el oro alcanzó los 3.500 dólares por onza. Un gran negocio para traficantes y mercaderes, que en nuestro estado Bolívar destruyen la flora, la fauna y envenenan los ríos. Verdaderos crímenes ecológicos, perpetrados para beneficiar al zurderío nacional e internacional.   

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