miércoles, 12 febrero 2025
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Ayudarnos para seguir educando    

En Venezuela, las condiciones de trabajo de los educadores no son las adecuadas. No nos pueden sorprender las renuncias de tantos docentes y que haya escuelas de Educación vacías.

Educar nunca ha sido fácil, pero ahora está más difícil, no sólo porque el mundo ha cambiado y la escuela tiene que cambiar, y los educadores tenemos que actualizarnos, para que la educación tenga sentido. Sino porque también, en Venezuela, las condiciones de trabajo de los educadores no son las adecuadas, servicios ineficientes o inexistentes, salarios insuficientes por mencionar dos elementos, y todo ello en medio de una emergencia humanitaria compleja. No nos pueden sorprender las renuncias de tantos docentes y que haya escuelas de Educación vacías.

Sin embargo, muchos educadores queremos perseverar por vocación, por amor a nuestros alumnos, porque estamos convencidos de la importancia que tiene la educación para un país. Pero para perseverar, los educadores tenemos que ayudarnos. A continuación nuestras recomendaciones para poder seguir educando y sentirnos felices haciendo lo que nos gustas hacer a pesar de las dificultades.

1. Reconocer nuestras emociones. Cada día, frente al espejo, decirnos verdades, ¿cómo nos sentimos? ¿qué nos preocupa? ¿qué nos anima? Tenemos que aprender a administrar nuestras emociones, no se trata de reprimirlas, sino de administrarlas. Eso se aprende.

2. Respirar profundo y relajarnos. Cada mañana ayuda que hagamos ejercicios de respiración profunda, hacerlo a mitad de la mañana también oxigena nuestro cerebro y nos ayuda a relajarnos. Son útiles también algunos ejercicios de gimnasia cerebral. Conectar nuestros dos hemisferios estimula la creatividad, necesaria para enfrentar dificultades e inventar estrategias para el trabajo.

3. Repensar los roles de la casa, sobre todo las mujeres. Hay que repartir esas tareas del hogar. No tienen por qué asumirlas todas las madres, que de paso, si son educadoras, tendrán entonces varias jornadas de trabajo; el aula y la casa. Hijos e hijas, padres/esposos, todos deben cooperar.          

4. Registrar lo que estamos haciendo bien, aprender de esas experiencias y registrar también lo que no nos está saliendo tan bien. De los errores también se aprende. ¿Necesitamos alguna ayuda?

5. Reordenar prioridades. No podemos asumir todo al mismo tiempo. Definamos qué primero, qué después, qué no podemos asumir…

6. Reconciliarnos. Necesitamos vivir en paz, pensemos si debemos pedir perdón a alguien en la familia o en el trabajo. Si debemos perdonar a alguien, si debemos perdonarnos a nosotros mismos -eso a veces es lo que mas nos cuesta, cuando hemos metido la pata- y procurar hacer las paces. Tanto en el hogar como en el trabajo tenemos que hacer las paces.

7. Repartir sonrisas, saludos amables. Es gratis sonreír y abre puertas, distiende, no es lo mismo decir “buenos días” con el seño fruncido, que hacerlo sonriendo.

8. Regalar piropos, flores, felicitaciones. Unido al anterior punto, la actitud de expresar lo bueno que vemos en los demás, insistimos, tanto en el hogar como en el trabajo, lo bien que se ven, o lo bien  de algo que han hecho, esa cartelera bonita del otro salón, o ese dibujo tan lindo que hizo un niño, o lo cuidado que está el jardín y hacerlo saber al de mantenimiento… Todos a inscribirse en la AAM: Asociación de la Alabanza Mutua pues, jejeje, alabanza que viene de la valoración del otro, no de la adulación.

9. Recreación, hay que tener equilibrio entre trabajo y descanso. Ayuda a la salud mental, ayuda a la concentración en el trabajo a la creatividad. Apagar los celulares, la computadora…

10. Reunirse, solos no podemos enfrentar esta situación mundo/país/trabajo. Hay que hacer equipos en el centro educativos, hay que reunirse con vecinos para mejorar el entorno, para construir el bien común, hay que reunirse con esas viejas amistades…

11. Reír y sonreír. Fomentar el sentido del humor es terapéutico y además tiene valores didácticos. Incluso si usted simplemente se sonríe frente a su espejo, pruebe, y verá cómo se distiende. Haga ejercicios de risa en el salón de clases, verá cómo mejora el ambiente y la atención.

12. Rezar, aunque sea el Padrenuestro, cada mañana y en la noche, con sus hijos mejor, en el salón al comenzar la jornada. Rezar por otros, dar gracias por la vida, por el trabaja. Orar, hablar con Dios…

13. Recurra a otros si se siente muy mal. Si con estos consejos, los aplica y tiene mucha angustia, si tiene problemas que siente que no puede enfrentar y no hablamos solo de los que tenemos casi todos en este país, busque ayuda profesional. Hay organizaciones solidarias que la ofrecen.

Esperamos que estos consejos prácticos puedan ser útiles y le ayuden a perseverar como educador, el país necesita de educadores sanos. Vamos a darnos una mano.