jueves, 15 mayo 2025
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Apagones e ideología

Desde este rojo sudaquismo sabíamos que, a pesar de la convergencia ideológica, España, es todavía una democracia y a sus ciudadanos no le van a imponer una narrativa ideologizada, que todos deben tragarse cruda. Tal como ocurre en las tiranías tercermundistas.

El apagón del 28 de julio en la madre patria fue noticia de primera plana hasta en el más apartado rincón de la aldea global. Los noticieros de radio, prensa y televisión abrieron con esta primicia, y las redes sociales engordaron su insaciable apetito con este hecho -casi sin precedentes- en un país civilizado, europeo, primermundista. Que le tocó sufrir en carne propia, lo que es cotidiano y rutinario en repúblicas bananeras. Todas subdesarrolladas, ubicadas en ese ejemplo de lo que no debe ser, como es el tercer mundo. Sudacas, convertidas en el patio trasero de socialcomunistas españoles, que se enriquecen con la miseria de sus pueblos, y con la cómplice nesciencia y ambición patológica de sus élites dominantes.

En el subcontinente que habla castellano se sobrevive entre apagones y relumbrones. Pero en las zurdocracias la situación es color de hormiga, pues el modelo es el cubano que ha sometido a sus subyugados habitantes a las más terribles privaciones. Todas atentan contra los más elementales derechos humanos, pero los cortes eléctricos hacen la vida más dura y difícil. Pues hasta las faenas domésticas se hacen cuesta arriba y ni hablar de las comunicaciones. Interrumpidas, totalmente, en un mundo interconectado y dependiente de esa energía. La cúpula ni se entera, al contar con su plan B bien aceitado. Dotado de eficientes generadores a su exclusiva disposición.

Además, no dan explicaciones ni son responsables. Otros, como el imperio, el capitalismo, los ciberataques, sabotajes, boicots, iguanas y rabipelados, la ultraderecha, y hasta los fenómenos naturales son los causantes de las “idas” de luz, como se dice en Venezuela. Los zurdos en el poder han hecho acopio de un largo listado, con los culpables de todo lo malo que ocurre en sus dominios.

Por eso, cuando ocurrió ese histórico apagón en la España dominada por el socialista Pedro Sánchez, supe que utilizaría argumentos iguales o parecidos a los que usan sus camaradas tercermundistas. Finalmente, son caimanes rojos-rojitos que abrevan en mismo poso ideológico.

Con la indolencia que caracteriza al zurderío con poder y el irrespeto por los ciudadanos, el presidente Sánchez, se tiró unas seis horas para comparecer y dar las necesarias explicaciones. Mientras tanto el metro, el ave y los trenes estaban parados con los pasajeros apresados en los vagones, los ascensores atestados se detuvieron, los servicios hospitalarios se paralizaron, las escuelas se vieron obligadas a cerrar sus puertas, y en los hogares todo se alteró por la emergencia eléctrica. Un caos total.

En un primer momento se habló de un ciberataque -un enemigo tecnológico equiparable al chivo expiatorio de siempre- después se insinuó que Putin tenía sus manos metidas en el apagón. No fue una mala idea, pues el ruso es amenaza que se hace invasión y guerra en estos tiempos, cuando los más poderosos del planeta buscan expandirse y dominar mucho más allá de sus fronteras. Tres días después surgieron otras explicaciones, que aludían a empresas privadas, y muy tangencialmente a la pública, esto es la Red Eléctrica Española (REE)

Desde este rojo sudaquismo sabíamos que, a pesar de la convergencia ideológica, España, es todavía una democracia y a sus ciudadanos no le van a imponer una narrativa ideologizada, que todos deben tragarse cruda. Tal como ocurre en las tiranías tercermundistas.

Ni con el pétalo de una rosa querían tocar la verdadera causa de ese gigantesco apagón que afectó a Portugal, Andorra, parte de Francia y de otros países. Pero tuvieron que hablar de los elementos endógenos de una disrupción energética, que apenas está asomando su extrema complejidad. De tal suerte, que se vieron obligados a referirse al modelo que pretenden imponer, basado en la transición hacia las energías renovables, y en la desaparición -absoluta- de todas las centrales nucleares.

Los paneles solares y los molinos de viento -elementos esenciales de las renovables- se están sacralizando en el altar socialcomunistas, mientras demonizan otras energías sólo por razones ideológicas. En este sentido, me permito citar al ingeniero Ricardo Díaz Martínez: “El gran apagón no ha sido un accidente aislado. Ha sido una advertencia y la prueba empírica de que no estanos gestionando correctamente el sistema. No se puede seguir ignorando a las voces técnicas, ni se pueden seguir tomando decisiones estructurales con criterios ideológicos o políticos, obviando criterios científicos y tecnológicos…” (Díaz es Decano del Consejo General de Colegios Oficiales de Químicos de España y especialista en almacenamiento energético).

Agridulces

Lo de salarios, bonos e indexaciones es un juego de palabras con el que la élite privilegiada se burla de nuestras necesidades. El hambre seguirá instalada en la mesa del pueblo. Ese que se sabe excluido, que carece de oportunidades y al que sólo le queda una salida: huir de Venezuela.     

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