viernes, 13 junio 2025
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Antiguos lugares comunes educativos

Un maestro, una maestra, deben ser fotones de humildad, paciencia y confianza. En caso contrario, deben aprender a cultivar árboles que resguarden a los caminantes.

Cuando la familia no salva, debe hacerlo la escuela. Y viceversa.

Quien ama aprender es una persona que ha sido seducida. Por ello el maestro y la maestra deben ser personas admirables. El y ella deben aprender a hacerse admirables. Esa es la vida en la escuela.

La escuela debe ser el lugar donde canta, baila, pasea y conversa la infancia.

El error es la fuente natural de la conversación y el aprendizaje. Saber es amar el error.

Ser maestro o maestra es vivir para insistir en abrir ventanas a la incertidumbre.

El maestro y la maestra deben ser las ventanas y puertas de sus alumnas y alumnos.

A falta de estrellas, las escuelas.

A veces el amor de un maestro o maestra salva, porque da horizontes, a quien ha perdido los amores maternos o paternos.

Cualesquiera saberes deben conducir a amar la vida.

Un maestro, una maestra, deben ser fotones de humildad, paciencia y confianza. En caso contrario, deben aprender a cultivar árboles que resguarden a los caminantes.

Ser educador no es sólo una profesión. También es la forma de vivir lo público, lo privado y lo íntimo.

Enseñar a leer es invitar a los ojos a ver y comprender la realidad.

Una escuela donde está prohibido conversar es un cementerio abandonado.

El conocimiento siempre ha sido una herramienta para solucionar problemas. Hoy también sirve para el hallazgo de problemas.

La escuela debe inyectar hábitos que se conviertan en virtudes.

La colaboración es uno de los hábitos de la convivencia.

Se aprende a convivir en una escuela donde reina la convivencia. Esta es el resultado de diálogos y acuerdos mínimos.

En la escuela no existe el fracaso.

Un maestro debe aprender a oír el grito silencioso de sus alumnos y alumnas.

Aprender es llenarse de preguntas.

Las definiciones son descripciones incompletas de la realidad.

El dibujo de un árbol no es un árbol.

Evaluar es celebrar pequeñas victorias.

Evaluar es un acto que debe educar a los habitantes de la escuela.

En la escuela, el castigo es un anacronismo. La letra nunca ha entrado con sangre. El castigo no alumbra a nadie. El castigo es un baño de oscuridad.

El sufrimiento no es una fuente de aprendizaje.

Casi siempre soy lo que la escuela soñó de mí y para mí.

La escuela enseña a multiplicarnos en virtudes.

Por un maestro, o una maestra, soy esta persona que contemplas.

En esta escuela aprendí a decir no.

Por esta maestra, dudo de lo que no cambia.