viernes, 29 marzo 2024
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Tongo en Dos Pilitas

Cuando la autoridad competente sospecha que un criminal se encuentra en el extranjero, lo primero que se hace, en Venezuela o en cualquier otro país, es dirigirse a Interpol, para que ésta, a su vez, les pida a todos sus afiliados la localización y detención del fugitivo. En el caso Ramírez Carreño, la Fiscalía General de la República y el TSJ hicieron todo al revés.

@omarestacio

La controversia bufa, la pelea simulada, la contienda mendaz, el combate pactado previamente. Las mujeres y hombres que amamos la sana competencia deportiva, evitamos llamarlo por su nombre y si lo hacemos, nos santiguamos previamente.

“Tongo”, fue la derrota arreglada de Jack “Huracán” Johnson ante Willard, supuesta “Esperanza Blanca” en La Habana. Cassius Clay o Muhammad Alí, fue subproducto del “tongo”. En sus dos combates contra Liston, este último, estaba comprado, como lo estuvo Foreman en Kinshasa, a pesar de lo que escribió Norman Mailer, en el libro sobre la refriega. Mailler, tenía su propio “tongo” literario, pero esa historia, la relataremos otro día.

 No hay “tongo” sin billete de por medio, eso ha de tenerse presente, siempre.

“¡Mátalo, mátalo, mátalo!” se desgañitan, los parroquianos que colman el graderío de las refriegas del pancracio. Son víctimas de alguna extraña imbecilidad, que les impide percatarse, que lo ocurre sobre el entarimado no es lid, sino farsa en sus narices.

    En el caso de Rafael Ramírez la Fiscalía y el TSJ hicieron todo al revés. Primero, pidieron la extradición y después que el extraditable se enteró que estaba solicitado fue que salieron a detenerlo.

La sentencia del 29 de julio pasado, expediente AA30-P-2020-000054, mediante la cual el TSJ de Dos Pilitas, le solicita al Estado italiano, extradite a Venezuela a Rafael Darío Ramírez Carreño, expresidente de Pdvsa, exministro de Petróleo, exembajador ante NN UU, funcionario público -no jefe de Estado- que ha amasado la mayor fortuna ilícita en la Historia de la Civilización- o de la Incivilización- es un “tongo procesal”. La supuesta refriega entre Ramírez y sus compinches de ayer, supuestos perseguidores de hoy, también es “tongo”, vulgar, impúdico, antiestético, porque ya se le ha corrido el maquillaje.

El policía de “rolito” más desaprensivo lo sabe. Cuando la autoridad competente, sospecha que un criminal se encuentra en el extranjero, lo primero que se hace, en Venezuela o en cualquier otro país, es dirigirse a Interpol, para que ésta, a su vez, les pida a todos sus afiliados la localización y detención del fugitivo. En el caso Ramírez Carreño, la Fiscalía General de la República y el TSJ hicieron todo al revés. La citada sentencia del 29 de julio lo admite sin remilgos. Primero, tramitaron la extradición y después que Ramírez se enteró que estaba solicitado fue que salieron a detenerlo.

En ese mismo fallo, nuestra “Máxima Autoridad” judicial, también reconoce haber solicitado dicha extradición, inicialmente y sin la debida constatación previa, al Reino de España. Ante tamaña equivocación, el TSJ, tuvo que redirigir su mencionado pedido al Estado italiano. Pero, la rectificación que ha debido tomarse 30 días demoró dos largos años, como también se lee en el documento del 29/7/20.

Entre botes y rebotes procesales, hay que dar por sentado que Ramírez Carreño, obtuvo la ciudadanía italiana, fácilmente, porque está casado con dama de esa nacionalidad. Otro tongo más, porque no lo hizo por amor a la patria de Garibaldi, sino para curarse en salud. Entre Italia y Venezuela rige un viejo Tratado de Extradición vigente a partir de 1932, que en su artículo 4º prohíbe a las partes contratantes, entregar sus propios nacionales para ser juzgados en el extranjero. En resumen, el todavía prófugo no puede ser enviado desde su nueva patria a Caracas para que responda por las acusaciones contenidas en el expediente AA30-P-2020-000054 porque, hoy, es todo un “italiano”.

Los guisadores tradicionales. Los sobornados y sobornadores de siempre. Los chorizos a la vieja usanza, los peculadores del siglo pasado, han pasado a la categoría de “corruptos pero honrados”. Basta compararlos con el prontuario completo, tinto en sangre de niños esclavizados en el Arco Minero, de quienes han saqueado Venezuela en los últimos 21 años. En el expediente judicial de Caracas, al expresidente de Pdvsa, se le imputan compras con sobreprecio, evasión de procedimiento licitatorio y asociación para delinquir. Pecatas minutas. Cucuruchos de maní, comparadas con las atroces felonías -a éstas ¡ni mencionarlas!- que gravitan en contra del susodicho y sus supuestos Savonarolas locales. Utilizar Pdvsa de paraguas, para legitimar dinero del narcoterrorismo mexicano, colombiano, boliviano, iraní, del fundamentalismo musulmán en general, son demasiado peso muerto para un ansiado asilo o nacionalidad adquirida, de país del Primer Mundo. Italiana, de la Serenísima República de San Marino Andorra, de Mónaco, que al parecer posee ya el referido extraditable. Todo vale para ponérselo más difícil a cualquier escuadrón internacional de capturas y ningún pasaporte adicional estorba.

¡Tongo, tongo! Ese pedido de extradición de Ramírez es un tongo.