viernes, 29 marzo 2024
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“Diamantes de sangre”

El hecho es dramático, complejo para la búsqueda de normalización de soluciones al desempleo y al hambre. Es grave por el comentario que hace el gobierno contra los dirigentes que puede interpretarse de cualquier manera y esto no puede desestimarse.

A Don Alfredo Soto, donde Dios lo haya encomendado, por sus entretenidas explicaciones sobre el tema

La definición que encuentro: “Se denominan diamantes de sangre (Blood Diamonds) a aquellos que proceden de países productores inmersos en conflictos bélicos, y donde la extracción y comercialización de diamantes se realiza en flagrante violación de los derechos humanos más fundamentales, y con el propósito de financiar los costes de la guerra”. El Departamento de Estado norteamericano se pronunció por estos días con nuevas sanciones para el Estado venezolano (que para una parte de la opinión nacional significan mucho y nada para otros) puntualizando la extracción aurífera que habría realizado el Gobierno (“… el secretario asistente del Tesoro estadounidense, Marshall Billingslea, denunció que en los últimos meses se calcula que habrían salido de Venezuela 21 toneladas métricas de oro, que han ido principalmente a Turquía”), cuya explotación es efectuada por mafias criminales y “se está sacando del país sin que haya contabilidad alguna para saber a dónde van a parar los fondos”, indicó Billingslea. Cita trabajo periodístico de la agencia DPA y María Ramírez Cabello para Correo del Caroní.

El tema toca directamente al estado Bolívar, y la olvidada región con autoridades fantasmas, que la población certifica cada día, entra en el ensordecedor ruido que en la comunidad internacional producen las prácticas oscuras entre el Estado-grupos irregulares que en los municipios ha denunciado y las bandas o trenes antisociales, que ya se echan plomo unos con otros, sin ventaja aparente de estos factores entre sí. Sabrá Dios entonces que oculta la revolución -siempre lo hace- para que hace un par de semanas fuese sacada de Upata a tubazos la señora María Corina Machado (con organización y discurso político muy modestos) y el presidente Maduro, anunciara en cadena nacional: “… las mafias políticas en el sur de Venezuela, particularmente el partido político de un traidor llamado Andrés Velásquez y un traidor llamado Américo Desgracia (sic). El partido político de estos conspiradores traidores es financiado por las mafias más putrefactas, más criminales y más contaminantes del oro. Esa es la verdad. (…) Son los pranes del oro que con el plan nacional del Arco Minero del Orinoco y el plan de seguridad deben ir extinguiéndose, desapareciendo, pero son mafias económicas, destructivas, contaminantes, aliadas de los traidores de la patria”, expresó.

Este giro otorga, quiérase o no, mayor visibilidad a las protestas de los trabajadores de las empresas, al caos generalizado de los servicios, la situación catastrófica de la salud, la espeluznante inseguridad y toda la terrible situación de las minas en Guayana, en un instante de aparente letargo político nacional con absoluto descredito de los partidos y de la mayoría de dirigencia opositora (Bolívar en particular) y que merece para la opinión regional apuntar la vista más allá del episodio en sí mismo, de la falsa acusación que hace el mandatario y hasta de la manifiesta solidaridad que el mayoritario sentimiento del país otorga a los dirigentes acusados y a la que por supuesto nos unimos.

Las minas de la Guayana profunda

Similar a características, expresiones y consecuencias generadas por lo que se conoce como los diamantes de sangre indica el alto funcionario estadounidense. Es decir, la explotación minera que desde 1850, apareció en el estado Bolívar, trayendo distorsiones y conflictos a la economía, vuelve a tener asideros en la búsqueda desesperada de dinero para el Estado, en la actual coyuntura política donde se encuentra el país, pero con elementos de violencia, asesinatos y matanzas en pueblos y comunidades, con dimensiones que nunca antes había tenido y donde es vox populi, incluidas el decir de las etnias indígenas, que el gobierno socialista tiene las manos metidas por figuras interpuestas en alianzas con redes antisociales y la guerrilla colombiana.

El hecho es dramático, complejo para la búsqueda de normalización de soluciones al desempleo y al hambre. Es grave por el comentario que hace el gobierno contra los dirigentes que puede interpretarse de cualquier manera y esto no puede desestimarse, como tantos han alertado. Ahora, la sociedad guayanesa que ha resistido, mostrado resultados significativos cuando a la defensa de la democracia los desmantelados partidos le han invocado, no debe perder de perspectiva la construcción desde la cotidianidad, de las propuestas que encaminen el proyecto de modernidad, para una región hasta el momento utilizada para ganancias de intereses de factores económicos y políticos. A la par de lidiar con el episodio puntual, lo que cuenta para enfrentar con éxito el porvenir inmediato es diseñar la narrativa nueva, la organización amplia, plural y las directrices capaces de rescatar en el tiempo los espacios institucionales de la sociedad local. De allí que hoy no valen las estridencias, gritos destemplados, ni por el lado del gobierno sus acostumbradas amenazas. Debe alertarse con absoluta responsabilidad que del mismo modo como las acusaciones no son exclusivamente contra la valentía de dirigentes como De Grazia y Velásquez, sino contra la población que se opone a lo que ocurre en campamentos mineros del estado Bolívar y se enfrenta al modelo extractivista feroz; de igual manera, debe recalcarse, que esto no es un asunto ni electoral, ni partidista (por lo demás ambos inexistentes) que se pretenda usar de monopolio de protagonismos. Es una dura problemática que atañe a Guayana y a Venezuela y en la que la sociedad articulada tiene mucho que decir.

“Lecho de rocas”

A la memoria de Teodoro Petkoff. Razón y pasión… de otrora días de luchas desde Guayana

El impacto que siempre produce la muerte y en este caso por una personalidad por la que hemos profesado admiración (Teodoro es el nombre del varón de María Teresa y mío) en virtud de aprendizajes y vivencias en tiempos idos, cuyas aplicaciones permanecen en la presente dinámica del país. El fallecimiento de Teodoro Petkoff, repito, tuvo de contraparte la cantidad de mensajes que mucha gente compartió y que no dejan dudas de significación y aporte de Petkoff a la noción de libertad y democracia, a la Venezuela civilista y de progreso, por encima de las comprensibles dificultades de muchos por deslastrarle de la equivocación guerrillera. Recomendándoles leer el artículo de Damián Prat y la bien completa semblanza que hizo el también periodista Alonso Moleiro; por el momento dedico estas líneas a su memoria, recordando cuando nos explicaba sobre el lecho de rocas (término geológico) de la bonanza petrolera de los años 70 que al llegar a ese piso, debía dar espacios más favorables a la construcción de un proyecto político que desafiara al bipartidismo de la época… La historia marca su propia agenda. ¡Hasta siempre!