Rusia decidió cerrar el Centro Sájarov, el último bastión de libertad para opositores al Kremlin, defensores de los derechos humanos y detractores de la campaña militar en Ucrania.
“En un país que no es libre no puede existir una isla de libertad. Vivimos bajo una dictadura”, comentó a EFE Serguéi Lukashevski, director del centro exiliado en Berlín desde el inicio de la contienda.
El Centro Sájarov, fundado siete años después de la muerte del Nobel de la Paz (1989), acoge exposiciones, conferencias, conciertos, películas y obras de teatro, en su gran mayoría independientes.
Además, sus dos edificios albergan una biblioteca y dos exhibiciones permanentes, una sobre la vida de Sájarov y otra sobre la historia del movimiento de disidencia en la Unión Soviética. El jardín aledaño está presidido por un fragmento del muro de Berlín.
Desahucio, primer paso de la liquidación
El centro tiene los días contados, ya que la Fiscalía ha decidido desahuciar a la histórica institución con el pretexto de que representa una amenaza para la seguridad y el orden constitucional en este país.
“La acusación de que minamos la seguridad estatal es ridícula. Lo que ocurre es que, como el Kremlin tiene un miedo atroz a la libertad de expresión, somos una plataforma peligrosa”, señala Lukashevski, multado en ausencia este viernes con 3 millones de rublos (unos 43 mil dólares).
Primero le tocó el turno a la principal ONG de Rusia, Memorial; a principios de esta semana a la más antigua, el Grupo Helsinki de Moscú, y ahora a la más influyente.
En este caso la excusa es una nueva enmienda que estipula que los agentes extranjeros tampoco pueden recibir financiación estatal, lo que permitió al Ayuntamiento de Moscú rescindir el contrato de arrendamiento y emitir la orden de desahucio.
Típica dictadura personalista
El desalojo, que se suma a la multa de 5 millones de rublos (más de 70 mil dólares) que recibió la organización en diciembre, “es el primer paso para la liquidación”, según su director.
El presidente ruso, Vladímir Putin, “no necesita a la sociedad civil, es decir, una voz independiente que denuncie los problemas con los derechos humanos”, señala.
Lukashevski considera que Rusia ya ha cruzado la línea roja y se ha convertido en una “típica dictadura personalista”.
Agente extranjero
Ilya Prusikin, fundador y líder del grupo punk ruso Little Big, fue declarado “agente extranjero” en su país, según un comunicado del Ministerio de Justicia.
De acuerdo con las autoridades, el artista, exiliado en EE UU, recibió financiación de “fuentes extranjeras” y dio conciertos en países inamistosos con llamamientos de la invasión rusa en Ucrania.
Asimismo “difundió información no fidedigna sobre el trabajo de órganos estatales” rusos.
Prusikin, de 37 años, abandonó Rusia junto con otros miembros de Little Big el verano pasado tras lanzar una canción con duras críticas a la campaña militar rusa en Ucrania.
La banda Little Big se hizo famosa con el tema Uno, que iba a presentar en Eurovisión 2020, festival que no se celebró a causa de la pandemia del coronavirus.