Los delitos financieros y cibernéticos no solo constituyen las principales amenazas delictivas en el mundo, sino que también son los que más van a crecer en los próximos 3 a 5 años, según Interpol.
El blanqueo de capitales es la amenaza “número uno”, explicó en un comunicado Interpol. Este miércoles publicó el resultado de una encuesta a las policías de sus 195 países miembro, que señala que 67% de los interrogados la consideran “alta” o “muy alta”.
La utilización de programas informáticos para hacer chantaje (ransomware) ocupa la segunda posición; la califican como un peligro “alto” o “muy alto” 66% de los miembros de la muestra. Además es el delito que se espera que más se incremente en los próximos años (72%).
Abuso sexual
Más preocupante incluso para la agencia policial internacional es que 62% de los encuestados prevén que la explotación y el abuso sexual de niños en línea va a figurar en el pelotón de cabeza de las amenazas delictivas que más van a aumentar.
De esa forma, se convierte en la tercera. Esa predicción parte de la constatación de que la demanda y la producción de material para la explotación sexual infantil ha subido “significativamente” durante la pandemia.
Si tradicionalmente era el tráfico de drogas el que dominaba las listas de amenazas delictivas, Interpol hizo hincapié en que los delitos financieros por medios cibernéticos han crecido “precipitadamente” en los últimos años; en particular, durante la epidemia de COVID-19.
Confinamientos
La razón es que durante y después de los confinamientos la digitalización se ha acelerado, con actividades profesionales y personales que se realizan cada vez más desde casa y en línea.
Eso posibilita una amplia paleta de delitos cibernéticos como el compromiso del correo electrónico de las empresas y el fraude a los ejecutivos (los delincuentes se hacen pasar por directivos). Asimismo, las estafas en el comercio electrónico o los fraudes en las inversiones, que han crecido en casi todas las regiones del mundo.
Para maximizar el beneficio ilícito y el perjuicio, se recurre a técnicas como la doble extorsión en las que los datos se codifican y se amenaza a las víctimas con ser expuestas públicamente; esto supone un riesgo de interrupción de la actividad de las empresas o daño a la reputación.
Interpol hizo notar que los delitos financieros y la ciberdelincuencia “están invariablemente relacionados”, ya que una parte importante de los fraudes se lleva a cabo con tecnologías digitales y los que los llevan a cabo dependen también del fraude financiero para blanquear sus ganancias.